31 de des. 2010

Peligros de ruptura de la cohesión social en Catalunya ( y II )

nuevatribuna.es | 31.12.2010

Catalunya ha sido siempre tierra de emigración y de mezcla, lo fue en los años cincuenta y sesenta, con una fuerte inmigración interna, procedente de otras regiones más desfavorecidas y que ayudaron sin duda a hacer de Catalunya una tierra desarrollada económica y culturalmente, el referente más europeo de España.

En los últimos tiempos Catalunya ha sido una vez más receptora de inmigración, esta vez de allende nuestras fronteras, magrebíes, subsaharianos, latinoamericanos, del este de Europa, se han incorporado a la sociedad catalana en todo su territorio en mayor o menor cuantía. Hoy Catalunya es, y debe contemplarse como un fenómeno positivo, no exento de problemas claramente superables, un mosaico donde conviven los catalanes de nacimiento, los catalanes provenientes de otras zonas del estado, los llamados “nuevos catalanes” que ya no lo son tanto, y estos “novísimos catalanes” provenientes de todos los confines. Eso es hoy la nación catalana integrada dentro del Estado español.


La perversa utilización de la emigración

Como hemos indicado Catalunya ha incrementado en pocos años, en más de un millón y medio, su número de habitantes. Ha habido una importante corriente de inmigración exterior, motivada en gran medida por la demanda de mano de obra que precisaban nuestros empresarios, fueran inmigrantes legales o ilegales. Pero como dicen de una forma muy gráfica los dirigentes de CCOO de Catalunya, “pidieron mano de obra y les enviaron personas”. Nuestra muchas veces farisaica sociedad precisaba de mano de obra barata, pero después del trabajo les hubiera gustado que pudieran desaparecer de sus calles.

Ahora, aprovechando la crisis, han ido apareciendo voces que claman contra la inmigración y que piden en ocasiones su expulsión bajo el lema “primero los de aquí”. Y eso cuando es falso que los inmigrantes quiten el trabajo a los nacionales, en primer lugar porque ocupan los puestos que por una u otra razón no parecen interesar a los autóctonos (servicio del hogar, obras penosas en vías públicas, etc.).

No se puede negar que toda inmigración numerosa puede provocar problemas de convivencia. La gente que emigra lo hace, normalmente, por necesidad, en muchas ocasiones es gente pobre, de zonas rurales, con su propia cultura y forma de relacionarse. Esta situación ya se dio en Catalunya con las oleadas de emigración interior hacia Barcelona y otras zonas industriales. La gente procedente de zonas rurales tiene por ejemplo más costumbre de hacer vida en la calle, y ello choca con la concepción normal de los urbanitas. Eso pasó antes y pasa ahora. También es normal que los recién llegados con bajo poder adquisitivo se instalen en las zonas más modestas, que sus nuevos vecinos vean a los recién llegados como competidores y empobrecedores de su ya modesto hábitat. Es por ello que en momentos en que la crisis golpea sea fácil, con la demagogia oportuna, culpar por parte de populistas y xenófobos, a los recién llegados como los culpables de todos los males de la crisis que afectan a los vecinos más antiguos. Y siempre hay muchos “ingenuos” que compran ese mensaje, así no son los “mercados” ni los “poderes financieros y especuladores” los culpables de la crisis, sino el diferente, el recién llegado, el de la piel más oscura o el del hablar diferente, el musulmán o el rumano, aquel a quien es fácil distinguir y hacer el “chivo expiatorio” de nuestros males sociales. Así los emigrantes son los responsables de que se colapsen nuestras escuelas, nuestros ambulatorios, los culpables de la inseguridad, los delincuentes, etc.

Ese mensaje ya se inició hace algunos años en algunos lugares concretos ( podéis ver el articulo en Nueva Tribuna “ Vic un embrión de la xenofobia en Catalunya”), ahora ésto se ha expandido de una forma más general. La iniciadora, la xenófoba “Plataforma per Catalunya” de Josep Anglada ( antiguo dirigente de Fuerza Nueva que ahora no duda en envolverse en la bandera catalana) se ha expandido con su lenguaje raso, brutal y estigmatizador de todo lo que tenga que ver con la emigración. En las últimas elecciones al Parlament logró la no despreciable cifra de 75000 votos y estuvo a punto de conseguir representación parlamentaria. Pero no están solos. En la campaña al Parlament uno de los ejes centrales de la campaña del PP fue la política de mano dura con los emigrantes y es evidente que consiguió adeptos seducidos por su propaganda xenófoba, uno de sus máximos ejemplos fue la campaña anti-rumana en Badalona, por la cual su concejal Xavier Garcia Albiol ha sido llevado ante los tribunales.

Es evidente que la xenofobia es un fruto de fácil cultivo y que da frutos rápidos, porque va dirigido hacia los más bajos instintos humanos de la población. Y lo más peligroso es que se contagia rápìdamente. Si las elecciones al Parlament fueron un aviso, las municipales pueden ser el momento cumbre en que se van a manifestar estas posiciones que no dudaría en calificar de “excrementos político-sociales”, especialmente en localidades con importantes núcleos de población inmigrada. Es evidente que tanto la Plataforma como el PP van a hacer del tema de los emigrantes su caballo de batalla, pero a ellos se pueden sumar aquellos, que como algunos sectores municipales del PSC, después del ambiente de derrota provocado por el resultado de las autonómicas, piensen que pueden perder posiciones por parecer débiles en este tema. Así hemos visto como en los últimos días alcaldes del PSC ( Hospitalet, Salt, Badalona) dictan ordenes contra los migrantes incívicos, como antes lo hicieron contra la utilización del velo islámico Reus, Lérida ( pese a la ínfima cantidad de velos que pueden verse) porque parece que es popular y da imagen de fuerza y valentía.

Es evidente que el peligro de la ultraderecha xenófoba existe, pero es más peligroso aún que sus mensajes contaminen a formaciones democráticas de derechas y aun más que contaminen a las de izquierdas, sólo por el hecho de que sus votantes, al ser los que conviven más con los emigrantes, con lo que son posibles más roces y resquemores, sean más sensibles a los mensajes racistas.

En este momento cabe decir que el problema derivado del aluvión migratorio, demandado por nuestro sistema productivo, y un factor inequívoco de riqueza, debe ser abordado a partir de más inversión social en los barrios y pueblos más afectados por la llegada de los nuevos vecinos. Más escuelas, más ambulatorios, más agentes de integración, etc., en suma más inversión social en estas zonas, es una importante vacuna contra los mensajes xenófobos y racistas. Que la población residente vea que la llegada de los nuevos vecinos ha comportado también una mejora en lo relativo a equipamientos y mejoras en las zonas, evitando que se conviertan en barrios marginados y desheredados. En este sentido han sido poco valorados los esfuerzos realizados y los recursos invertidos por el Gobierno tripartito en estos temas.

Junto a ello la mejor vacuna es otorgar el derecho de voto a los nuevos vecinos y ciudadanos, como mínimo en las elecciones municipales. Es fácil convertir a un ciudadano de segunda sin voto en chivo expiatorio, pero si ese 13% de la población catalana tuviera derecho al voto, ya veríamos como los mensajes serían otros o como mínimo algunos se lo pensarían. Y lo lógico y justo estaría a favor de otorgar ese derecho a los inmigrantes ya implantados, si pagan sus impuestos, si cotizan para nuestras pensiones, si son portadores de riqueza, ¿Porqué vamos a negarles el ser ciudadanos a la hora del derecho de voto, cuando se lo exigimos a la hora de cumplir con sus deberes?.

A pesar de todo debo decir que tengo una percepción pesimista de la situación. En primer lugar porque la táctica electoral, para conseguir votos como sea, por parte de algunos que parecen no razonar en las peligrosas consecuencias de su actuación, pueden provocar rupturas de difícil reparación posterior.

Por otra parte porque el nuevo Gobierno de CiU parece que tiene como objetivo reducir la inversión social en lo referente a sanidad y educación públicas, para favorecer a intereses privados. Y ello sin duda puede provocar una mayor segregación social y por tanto mayor peligro de conflictos sociales y de ruptura de la cohesión en la sociedad catalana.

En las dos partes de este artículo he querido plantear dos temas, el de la lengua, en la primera parte, y el de la emigración, en la segunda, que nos deben preocupar si queremos mantener una cohesión social que Catalunya hasta ahora ha sabido mantener a unos niveles aceptables y beneficiosos para todos.

24 de des. 2010

Peligros de ruptura de la cohesión social en Catalunya (I)

nuevatribuna.es | 24.12.2010


Catalunya ha sido durante muchas décadas una sociedad cohesionada. A pesar de las oleadas emigratorias procedentes de otras comunidades de España, la cohesión social se mantuvo, pese a vivir en situaciones muy especiales como fue la falta de democracia bajo el franquismo.

Es evidente que en todo ello tuvo un papel relevante el PSUC, el partido hegemónico en la clandestinidad que en su enraizamiento entre las clases trabajadoras y culturales supo ligar la lucha por las libertades democráticas y por el reconocimiento nacional de Catalunya. Fruto de ello fue el gran movimiento socio-político que alrededor de la Assemblea de Catalunya, reclamaba Libertad, Amnistía i Estatuto de Autonomía. Toda esa política de integración se resumía en la famosa frase “Es catalán todo aquel que vive y trabaja en Catalunya”, una frase que es un reflejo de la concepción ciudadana de la sociedad catalana.

Sin embargo en los últimos tiempos están emergiendo una serie de actuaciones que por motivaciones espúreas están intentando sembrar la cizaña dentro de la sociedad catalana, que podría llegar a engendrar factores de ruptura en la cohesión social.

La problemática de la lengua

En Catalunya no hay ni ha habido un problema con la lengua. No hay ni ha habido un problema en la utilización de la lengua ni catalana ni castellana, sino que la convivencia ha sido y es muy normalizada. Sin embargo en los últimos tiempos hay quien está intentando llevar a la sociedad catalana, una polémica y unos planteamientos nacidos fuera de la sociedad catalana. Me refiero a la supuesta persecución del castellano. En Catalunya el castellano no es una lengua en regresión, al contrario. La mayoría de los medios de comunicación son en lengua castellana, y ésta tiene una presencia como mínimo igualitaria con el catalán en cuanto a lengua de relación social.

La política de inmersión lingüística, en el terreno educativo, aprobada en su momento hace muchos años, ha sido un intento de evitar la marginalidad del catalán, derivada de cuarenta años de persecución. Y la inmersión lingüística en la escuela ha sido un éxito educativo y social reconocido en el ámbito de la Unión Europea. Se ha potenciado el catalán pero no ha sido a costa del castellano. Los estudiantes catalanes tienen un nivel de conocimiento del castellano equivalente al del resto de las comunidades autónomas españolas. Sin embargo hay quien quiere crear un problema.

Primero fueron gentes ajenas a la sociedad catalana, la crítica a la supuesta marginación del catalán se oía sólo fuera de Catalunya. Sin embargo en los últimos tiempos se han introducido opciones políticas que consideran que pueden tener una presencia política haciendo causa del enfrentamiento social por motivos de lengua u origen. Fue en primer lugar Ciutadans y recientemente el PP ha visto una fuente de posibles votos en el enfrentamiento lingüístico. Un ejemplo ilustrativo. En el Parlamento catalán siempre se ha utilizado como lengua de debate político el catalán, y esto ha sido así con plena normalidad durante casi treinta años. Esta es una diferencia sustancial por ejemplo con el Parlamento del País Vasco. Pero como aquí todo el mundo habla o como mínimo entiende el catalán la normalidad parlamentaria era un hecho. En la última legislatura Ciutadans comenzó a utilizar el castellano en la cámara parlamentaria, de forma forzada y haciendo discursos en los dos idiomas, en muchas ocasiones la mitad del discurso en cada uno. El caso no tendría más importancia que su exigua representación. Pero en esta legislatura la Presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez Camacho se ha apuntado al carro de Ciutadans, introduciendo, de forma forzada, una problemática de lengua donde no la había.

Parece que el nuevo “lerrouxismo” quiere instalarse en la sociedad catalana, a partir de crear un falso problema, pero que si se insiste y tiene contrapartes similares en el arco opuesto del Parlament como la Solidaridad por la Independencia (SI) de Joan Laporta, puede llevarnos a que al final cristalice lo que hasta ahora no existía que es un enfrentamiento entre sectores sociales castellano y catalanohablantes, y esto sería sin duda un grave peligro que se debería combatir por parte de los partidos catalanes desde CiU a ICV, pasando por ERC y el PSC. Lo peor que pudiera ocurrir es que ERC se decantara por un populismo catalanista para combatir a SI, y el PSC, ante su derrota electoral, optara por competir con el PP y Ciutadans. Ello llevaría al fracaso a aquella concepción hegemónica que impulsada por el PSUC ha sido heredada por todo el catalanismo democrático hasta nuestros días.

La lengua no es ni ha sido un problema en Catalunya. La población, en especial las nuevas generaciones hablan tanto una como la otra lengua. Y el mejor ejemplo de que la lengua no es un problema lo vemos en los hijos de los nuevos emigrantes, estos no sólo hablan los dos idiomas oficiales, sino que en muchas ocasiones, especialmente los magrebíes o los subsaharianos hablan tres o cuatro lenguas. Los hijos de magrebíes por ejemplo es frecuente que hablen, el catalán, el castellano y el árabe o el amazig y el francés, sirviendo en muchos casos de ocasionales traductores a sus padres. Este si que es un buen ejemplo frente a los retrógrados que pretenden enfrentamientos lingüísticos.

En la segunda parte de este tema, en un próximo artículo, entraré a analizar el otro peligro de la ruptura de la cohesión, el referido a la situación derivada de la nueva emigración.

7 de des. 2010

Los ciudadanos, los controladores y el Gobierno

nuevatribuna.es | 07.12.2010


El puente de la Constitución ha sido un puente maldito para cientos de miles de ciudadanos que se han encontrado con los aeropuertos convertidos en una ratonera sin salida. Sabemos quien han sido los que han “pagado el pato”, los ciudadanos inocentes.

Creo que una gran mayoría podríamos estar de acuerdo en quienes han sido los culpables directos, un grupo reducido de personas, los controladores aéreos, que son una casta privilegiada y corporativa, que utilizan métodos no legales, para chantajear y defender sus condiciones privilegiadas. Condiciones privilegiadas que deberíamos recordar algunos gobiernos les dieron, concedieron o consintieron en su tiempo.

Pero que papel tiene en todo este lío el Gobierno Zapatero. Yo creo que el Gobierno ha actuado de forma farisaica y tratando de engañar a la opinión publica. Y me explico. ¿Por qué precisamente en este Consejo de Ministros se adopta este acuerdo que podría haberse adoptado en cualquier otro, antes o después? El Gobierno era consciente de la posible reacción de los controladores y pese a ello aprueba esa medida sabiendo que la reacción de los controladores podría provocar un caos y afectar a un gran número de ciudadanos que aprovechaban el puente para desplazarse.

Creo sinceramente que el Gobierno ha actuado de forma premeditada. Y después da una demostración de fuerza, que envía una foto de unos desalmados frente a los que un gobierno fuerte reacciona con presteza (presteza si pero con miles de damnificados inocentes).Y esa foro es a nivel interno e internacional. Parece ser que las fotos de cara a especialmente los mercados es lo único que preocupa a nuestro Presidente.

Pero además hay otras razones. El "follón" de los controladores oculta el resto de medidas aprobadas por el Consejo de Ministros, alguna de ellas tan grave como la adoptada en relación a la reforma de las pensiones. El Gobierno hecha un órdago que cuestiona la ponencia del Pacto de Toledo y sitúa a los sindicatos entre la espada y la pared. Prácticamente sin tiempo para intentar un acuerdo en el dialogo social.

Y eso es especialmente grave, porque es evidente que existen posibilidades para un consenso en la reforma de las pensiones. Pero ese consenso es imposible si se hace a partir de posiciones inamovibles como la que el Gobierno plantea de retrasar la edad de la jubilación a los 67, cuando es evidente que es fácil potenciarla voluntariamente mediante mejoras a los que se acojan a atrasar su edad. Cabria preguntarse: ¿el Gobierno quiere un acuerdo sobre esa reforma "estructural” de las pensiones?, o sólo le interesa la foto de un gobierno valiente que aplica un retraso obligatorio de la jubilación a los 67 años, no porque sea la única posibilidad de reforma posible, sino porque es la reforma que ya ha vendido a los mercados.

Creo que esto es lo fundamental de lo que ha sucedido este puente. Todo ello sin entrar a plantear el contenido del decreto que afecta a los controladores que contiene cuestiones muy peligrosas como considerar que las incapacidades temporales (las bajas por enfermedad con parte médico) o las horas sindicales no computan en el horario laboral. O sin plantear la demagogia de atacar al derecho de huelga en sectores esenciales, sin tener en cuenta que lo que ha sucedido nada tiene que ver con el derecho de huelga. En definitiva los controladores y sus actuaciones son despreciables, pero la actitud del gobierno, en este caso, debe descubrirse y denunciarse.

28 de nov. 2010

Los pronósticos se han cumplido y la derecha es hegemónica en Catalunya

nueva tribuna | 28.11.2010


Finalmente la profecía de las encuestas se ha cumplido totalmente. Las derechas se han hecho con la hegemonía en Catalunya. Se ha dado un importante índice de participación, superior a las pasadas elecciones autonómicas y es evidente que se ha producido con una movilización plena del electorado de derechas y una desmotivación y desorientación del tradicional electorado de izquierdas.


CiU ha conseguido una victoria histórica, es mayoritaria en todas las comarcas de Catalunya y con casi un millón doscientos mil votos, cuando el PSC se ha quedado en poco más de quinientos cincuenta mil.

También el PP sube sus votos y consigue la mejor representación parlamentaria en toda la historia del Parlament de Catalunya . Y no sólo eso, la Plataforma X Catalunya, partido xenófobo y claramente racista, se ha acercado al 3% mínimo para conseguir representación parlamentaria y ha aglutinado a más de 75.000 votos.

Por el contrario, el PSC ha conseguido su peor resultado desde la instauración de la autonomía en Catalunya. ERC por su parte sufre un varapalo impresionante y pierde más de la mitad de sus votos y pasa de 21 a 10 diputados. Por su parte ICV es la fuerza de izquierdas y del tripartito que sufre las menores perdidas, 2 diputados, y se sitúa como cuarta fuerza política de Catalunya por delante de ERC.

Finalmente Ciutadans se mantiene en sus posiciones y el populismo independentista y claramente de derechas de Solidaritat de Joan Laporta entra en el Parlament con 4 diputados. Estos dos grupos claramente antagónicos en la cuestión nacional tendrán que compartir grupo Mixto.

La nueva composición del Parlament tendrá una fuerza hegemónica, sin mayoría absoluta, 62 de 135 escaños y con siete grupos parlamentarios, uno más que en la pasada legislatura, lo cual también determina una fragmentación y gran pluralidad.

Se veía venir

El resultado se veía venir. CiU y Artur Mas han hecho una campaña “light” vendiendo la necesidad de un cambio frente al desgobierno y la negra situación que han pintado significaba el tripartito. Es decir una campaña de crítica constante que llevamos ya más de siete años oyendo en boca del dirigente de CiU, y claramente ampliada por medios de comunicación de gran influencia en Catalunya y lo que es peor amplificado por los propios medios públicos dependientes de la Generalitat. Mas ha hecho una campaña pública continua de sus críticas y ha ocultado su programa electoral, claramente ultraliberal y que significará, de aplicarse, una grave regresión para la cohesión social de Catalunya. Es evidente que CiU se ha hecho con los votos de una gran parte del electorado de clase media que votaba en otras ocasiones al PSC, sólo cabe contemplar los resultados electorales del Baix Llobregat.

El PP ha hecho de la campaña contra la inmigración y contra Zapatero su único lema y es evidente que también ha conseguido subir en zonas claramente obreras donde el peso de la emigración es alto y donde una parte de personas trabajadoras con miedo ante la crisis y que culpan fácilmente a la emigración de todas sus desgracias se han inclinado por el PP, cuando no lo han hecho por la Plataforma X Catalunya. Esta es una situación que desgraciadamente ya hemos visto en otros países, como Francia, donde electorado obrero de izquierdas sucumbe al mensaje simple y demagógico de quienes culpan al diferente de todos los problemas.

Falta de discurso político en la izquierda

Como ya he dicho en otros artículos los partidos del tripartito han pagado no su inacción de gobierno, porque es evidente y nadie puede negar avances en la modernización y cohesión social de Catalunya, sino la falta de discurso político que enfrentar a la crítica continuada de la derecha. Este ha sido su principal desajuste y en especial por parte del President de la Generalitat José Montilla. Jamás un President saliente ha tenido un resultado tan nefasto como Montilla. Es evidente que ha pagado parte de sus culpas de no saber trasmitir los objetivos del gobierno y de dar una plena autonomía a unos medios públicos de comunicación infestados hasta los tuétanos de convergentes. Pero es que Montilla ha tenido que hacer frente a su referente estatal, el PSOE, que desde el inicio de la legislatura se sabía que hubiera preferido a Artur Mas de President, y además a una parte de su propio partido que se encontraba incómoda con sus socios de coalición. Y como guinda, ha pagado el pato de la política antisocial de Zapatero, que ha llevado a la abstención a un sector significativo de sus votantes, especialmente trabajadores. Y las contradicciones de una campaña que parecía diseñada por su peor enemigo. ¿Cómo es posible que en campaña Montilla reniegue del tipo de gobierno que ha dirigido los cuatro últimos años? ¿Cómo es posible que Montilla, con Corbacho al lado, pida el voto para evitar recortes sociales? Además con sus tomas de posición Montilla renunciaba a toda posibilidad de volver a gobernar al renunciar a los aliados que hicieron posible su gobierno.

Por su parte ERC ha sucumbido a su incoherencia y a sus problemas internos, como la eliminación de Carod Rovira, que por mucho que alguno pueda sorprenderse es una de las personas que más ha evolucionado hacia el pragmatismo en este partido. Así como emprender en la última parte de la legislatura una deriva hacia un independentismo teórico que le ha privado de votos por todas partes hasta reducirlo a su dimensión de quinta fuerza política.

ICV ha sido el partido del tripartito que ha resistido mejor el embate de la derecha, y ello sólo puede ser debido a la coherencia de su política, ha mantenido en todo el momento su discurso y por tanto a sus electores les ha sido fácil continuar identificándose: unidad en la defensa contra los recortes del Estatut y posición clara contra una salida regresiva de la crisis.

… y ahora

Esta es la situación de las elecciones. Ahora se inicia el proceso de sus consecuencias. Artur Mas en su primer discurso pide la unidad de todos para hacer frente a la situación actual, tanto de crisis económica como de los problemas del autogobierno. La única respuesta clara ha sido la de ICV que ha dicho estar dispuesta a un gran acuerdo nacional para hacer frente a los recortes del Constitucional y como solventarlos, pero a la imposibilidad de acuerdo y por tanto beligerancia ante planteamientos de salida de la crisis que se carguen sobre los más débiles. Parece que estos dos partidos CiU e ICV tienen claramente definidas sus posiciones y propuestas estratégicas.

El PSC es quien se encuentra en el peor callejón. Veremos que pasa con Montilla. De momento ya ha anunciado que no piensa repetir como primer secretario del PSC. Y el PSC deberá despejar una contradicción, quiere continuar siendo una alternativa al Gobierno de Catalunya con las alianzas políticas que ello comporta en el futuro, o se va a limitar a renunciar al gobierno de Catalunya en el futuro y se centrará en la lucha por las municipales y acarrear votos para las legislativas al Gobierno del Estado. En todo caso se prevén aires de fronda en el PSC.

ERC es una incógnita, ¿serán capaces de hacer una autocrítica interna?, ¿volverán a surgir las tendencias internas que cuestionen al actual grupo dirigente?, ¿qué piensa hacer Carod que dijo que no hablaría hasta después de las elecciones? ERC se encuentra en una situación difícil debido a su incoherencia. En las últimas semanas ha pasado de ser parte de un gobierno de izquierdas y catalanista a suplicar un acuerdo con CiU. La pregunta es ¿Que quiere ser ERC cuando sea mayor? Y todo ello a pesar de tener una persona de “seny” y racional como Ridao de secretario general.

Para el PP la política está clara también, rondar a CiU de momento, como mínimo en todo lo que comporte apoyar políticas liberales en los campos económicos y sociales. Y plantearse el resultado como el primer paso para apoyar el triunfo futuro de Rajoy. Los resultados de estas elecciones al Parlament han arrojado la mínima diferencia entre el PSC y el PPC en toda la etapa autonómica. Y eso es importante para el futuro del gobierno del Estado. No olvidemos que la aportación de votos y diputados del PSC (25 en la actual legislatura) y el reducido papel del PP en Catalunya han sido importantes a la hora de los triunfos electorales del PSOE en España.

Y a todo ello cabe añadir el incremento de grupos demagógicos en el Parlament. Si ya teníamos a Ciutadans y su cruzada perpetua sobre los supuestos peligros y discriminación que sufre el castellano en Catalunya, ahora sumamos la demagogia independista de Laporta que quiere la independencia para esta legislatura. Y lo más grave, deberá analizarse como evolucionarán los seguidores del Le Pen catalán, Plataforma X Catalunya, que pueden salir muy reforzados en las próximas municipales.

Y por último, una vez más parece claro que los corruptos no pagan. El caso “Palau i Millet” no ha afectado en nada a CiU. Es para recapacitar sobre qué sociedad estamos creando si de ciudadanos o de clientes o compradores.

21 de nov. 2010

Elecciones en Catalunya: la negra nube de las derechas avanza inexorable

NUEVATRIBUNA.ES - 21.11.2010

El programa de CiU es claro. Se reduce a los postulados típicos de la derecha más rancia. Y, en aspectos como los económicos y sociales, incluso se puede situar en la misma línea antisocial que el programa del PP. Básicamente, consiste en defender menos impuestos y facilitar los servicios básicos en base a las posibilidades de cada cual.

Cuando falta menos de una semana para la celebración de las elecciones catalanas, parece ya inexorable que las derechas se impongan en Catalunya. Todo indica que la negra noche de la reacción va a controlar de nuevo la nación catalana y que nuevamente las políticas sociales van a sufrir una fuerte regresión.

El ambiente de la campaña electoral contribuye a confirmar la sensación de hegemonía de unas derechas exultantes, y el desconcierto y el desánimo instalado en la mayoría de las fuerzas políticas del tripartito gobernante.

Las derechas han hecho una campaña diferenciada de acuerdo con sus objetivos. La campaña del PP, claramente escorada hacia la derecha más ultra, se ha centrado casi en exclusiva en plantear de forma demagógica el peligro de la inmigración, de cualquier tipo de inmigración. Ha estado claramente dirigida hacia los más bajos instintos de sectores que viven en barrios con fuerte aglomeración de población inmigrante, lo que puede provocarles sentimientos de rechazo. Esta campaña, que puede dar sus frutos a corto plazo recogiendo un puñado de votos, conllevará a medio plazo el germen de sentimientos racistas y xenófobos que pueden provocar fracturas difíciles de curar dentro de la sociedad catalana. Lo que se evitó en los tiempos de la emigración interior, cuando la hegemonía del PSUC consiguió una importante cohesión social en Catalunya basada en el concepto de ciudadanía y resumida en el lema de que “es catalán quien vive y trabaja en Catalunya”, puede ahora, aprovechando la situación de crisis económica, verse en peligro con actuaciones populistas y demagógicas como las utilizadas en esta campaña por el PP que son dignas de ser suscritas por los grupúsculos racistas. El PP ha hecho en Catalunya un flaco favor a la cohesión social por el estrecho objetivo de conseguir unos cuantos votos que en nada van a cambiar su papel claramente marginal en Catalunya.

CiU parece que va a ser la fuerza más votada y todo se reduce a saber por cuánto va a obtener su victoria electoral y si va a conseguir o no la mayoría absoluta. Es evidente que el triunfo de CiU va a significar un claro retroceso de la sociedad catalana. Significa el triunfo de los que más tienen, de los poderosos, de los que reniegan de un estado del bienestar amplio. El programa de CiU es claro, a pesar de que ha sido poco aireado por ellos mismos y lamentablemente también por sus adversarios. Se reduce a los postulados típicos de la derecha más rancia. Y, en aspectos como los económicos y sociales, incluso se puede situar en la misma línea antisocial que el programa del PP. Básicamente, consiste en defender menos impuestos y facilitar los servicios básicos en base a las posibilidades de cada cual, eso si garantizando unas bases mínimas muy reducidas. CiU plantea eliminar el impuesto de sucesiones, que actualmente afecta únicamente a aquellos que reciban más de 2 millones de euros. También quiere suprimir el suave incremento del impuesto sobre la renta, realizado por el tripartito, a aquellos cuyas rentas superen los 120.000 euros anuales. Asimismo, propone establecer desgravaciones de impuestos para los que paguen mutuas privadas. En el ámbito de la educación, se potencian las escuelas concertadas y se mantienen los privilegios de las escuelas religiosas. Es decir, lo que pretende es la reducción de la inversión, especialmente en materias como sanidad y educación públicas sobre las que planea la sombra de la privatización de la gestión. Paralelamente, su objetivo es potenciar los sistemas privados de salud, educación, dependencia etc. En cuanto a objetivos de consecución nacional, CiU oculta su supuesto nacionalismo y todo parece indicar que volverá a su política de “peix al cove” ( pez al cesto) propio de la política pujolista, es decir, al mercadeo de votos con el gobierno estatal de turno a cambio de partidas económicas concretas. Vamos a ver progresar de forma más rápida una cultura política social y cultural más provinciana y basada en potenciar el victimismo permanente.

En definitiva, CiU parece decidida a volver con la intención de que la época de gobierno tripartito quede en el recuerdo como un accidente histórico en una Catalunya que, a su juicio, les pertenece por derecho propio a ellos, a los “verdaderos catalanes”. Y todos debemos lamentar que una vez más la corrupción no pase factura a los políticos y que casos como el del Palau que ha puesto en evidencia la financiación irregular de Convergencia no pese en la decisión final de los votantes.

Es evidente que el triunfo de la derecha, que puede ser muy importante, no puede entenderse sin los errores y la actual actitud de desconcierto y resignación de la mayoría de los partidos de la izquierda. A pesar de esos errores, los gobiernos tripartitos tienen un balance social muy positivo que ha situado a Catalunya en un nivel de bienestar social cualitativamente superior al que heredaron de los gobiernos de Pujol. En materias como educación (escuelas, guarderías y profesorado público), sanidad, vivienda pública, seguridad vial, etc., el nivel actual es de una gran calidad y muy superior al de otras autonomías. Pero al gabinete de Montilla le ha faltado relato político y ha tenido que hacer frente a un constante ataque por parte de poderes económicos y mediáticos, especialmente de La Vanguardia y la propia televisión y radio autonómicas. El gobierno tripartito dotó a estos medios de plena autonomía sin tener en cuenta que eran organismos creados por el pujolismo y trufados con esa ideología.

El PSC parece totalmente entregado a la derrota, deseada incluso por el propio PSOE que en su momento ya lamentó la reedición del tripartito y ahora no ha podido ocultar -y así lo ha manifestado- su satisfacción ante la renuncia de Montilla a plantearse otro pacto en el futuro con sus actuales socios. Montilla, hasta ahora presidente de la Generalitat, parece renegar del gobierno que ha dirigido aunque ello comporte y signifique abdicar de cualquier posibilidad de volver a gobernar. Parece como si finalmente el PSC se hubiera plegado a los deseos del PSOE, es decir, a aceptar ser un partido que nunca aspire a gobernar en Catalunya y se limite a participar en las elecciones municipales y generales con el único fin de conseguir votos para la gobernación de España. Asimismo, es evidente que el PSC pagará a través de su electorado la desafección que han provocado las políticas económicas del Gobierno de Zapatero.

Por su parte, ERC rendirá cuentas de la frivolidad de su política, de sus virajes y de sus luchas internas. Da la impresión de que cada vez que un dirigente de ese partido adquiere una cierta madurez política, se le defenestra de forma inmediata. Puede que el único elemento positivo, desde un punto de vista estratégico para el conjunto de la izquierda catalana, pueda ser que el batacazo electoral provoque en ERC una reflexión en profundidad, opción que es harto dudosa.

En cuanto a ICV, todo parece indicar que es la fuerza del tripartito que mejor puede aguantar el chaparrón electoral, sin duda debido a que se ha presentado ante sus electores con coherencia en lo que respecta a su actuación pasada, sin resignarse ante el crecimiento de la derecha y defendiendo claramente postulados de izquierda basados en la defensa del estado del bienestar, del reparto de las cargas fiscales y del autogobierno de Catalunya establecido en el nuevo Estatut.

Es evidente que la caída de la noche de las derechas en Catalunya no es sólo un problema catalán. Tiene un efecto claro sobre el futuro de la política española. Esta derecha catalana, la CiU de Mas, no es la de Pujol. Y la derrota electoral de los socialistas no tiene sólo una lectura catalana sino que es la antesala de lo que puede suceder en las elecciones estatales del 2012. Catalunya posiblemente dejará de ser un granero de votos para el PSOE, y eso significa un paso más para que la negra noche de las derechas se extienda a toda España.

16 de nov. 2010

Campaña electoral catalana: Yo opto por Joan Herrera

NUEVATRIBUNA.ES - 16.11.2010

Yo opto por Joan Herrera e ICV porque su programa establece la prioridad de la lucha contra la crisis desde una posición clara y genuinamente de izquierdas, contra las políticas de renuncia del PSOE basada en el recorte de derechos y de cargar el peso de la crisis de forma unilateral sobre los trabajadores y las capas populares (sólo les ha faltado traer a Corbacho para acabar de desmoralizar a los propios afiliados del PSC).

Catalunya está en plena campaña electoral para elegir el próximo Parlament de Catalunya el domingo 28 de noviembre. Es una campaña muy especial porque parece que ya hay una serie de hipótesis que todo el mundo da por sentadas.

En primer lugar, la campaña está dominada por un sentimiento de apatía y lejanía de los electores, hasta el punto de que se discute si la participación llegará al 50%. Por otro lado, una gran parte de los propios contendientes parte del convencimiento de que se producirá un seguro triunfo electoral de Convergencia y Unió.

Ante esta situación, es preciso aclarar de forma anticipada que soy de la gente que declara públicamente que opto y hago campaña por Joan Herrera e Iniciativa per Catalunya Verds. Y básicamente porque es una opción que, al contrario que otras, no acepta la resignación.

Joan Herrera y su formación política son los únicos que no reniegan del pasado de los dos gobiernos tripartitos. Fundamentalmente porque es la única posibilidad de presente y futuro para un gobierno de izquierdas y progresista para Catalunya. Y esta no es la actitud de ERC que hoy, bajo una dirección suicida, se encierra en un planteamiento abstracto con la independencia como única bandera y se olvida de la opción por un gobierno de izquierdas que hizo hace siete años. Ni tampoco es la actitud de José Montilla y del PSC que, al renunciar públicamente a reeditar el tripartito, renuncian al legado de sus años de presidencia de la Generalitat y a la posibilidad de gobernar de nuevo. Con esas actitudes, las de Montilla y Puigcercós, a Más se las ponen - como se dice en Catalunya- como a Felipe V, es decir, en bandeja.

Yo opto por Joan Herrera e ICV porque significa una opción que no se resigna al gobierno de la derecha, una opción que reivindica la gestión de la izquierda en Catalunya en estos últimos años, que pese a todo y a la falta de un discurso político que explicara su actuación, ha comportado en realidad una actualización y modernización muy superior a la de los años de gobierno de Pujol.

Yo opto por Joan Herrera e ICV porque su programa establece la prioridad de la lucha contra la crisis desde una posición clara y genuinamente de izquierdas, contra las políticas de renuncia del PSOE basadas en el recorte de derechos y en cargar el peso de la crisis de forma unilateral sobre los trabajadores y las capas populares (sólo les ha faltado traer a Corbacho para acabar de desmoralizar a los propios afiliados del PSC). Porque ICV reitera la necesidad de un cambio imprescindible de la política fiscal: no sólo que grave a los que más tienen y a los beneficios especulativos, sino que potencie la lucha contra el fraude fiscal. Porque es una opción política coherente que en el Parlamento y en la calle ha estado siempre al lado de los sindicatos y la clase trabajadora.

Yo opto por Joan Herrera e ICV porque ponen por delante el conflicto social, sin renunciar a la defensa de los derechos nacionales de Catalunya y a la esperanza que represento el nuevo Estatut mutilado por el Tribunal Constitucional. Y porque su modelo es claramente el de una España federal y plurinacional como mejor marco de convivencia para todos.

Joan Herrera e ICV tienen una opción claramente definida a favor de los derechos sociales y la laicidad de la sociedad. Laicidad de verdad, no como las vergonzantes posiciones del PSOE y del PSC que se inclinan ante el peso de la Iglesia. Este pasado domingo, Zapatero se hacía el progre en la campaña diciendo que él no se inclinaba como el PP y CiU ante la Iglesia. Eso sí, no explicó por qué ha retirado la Ley de Libertad Religiosa ni mencionó que el suyo ha sido el gobierno que más ha subvencionado a la Iglesia (en este sentido, y pese a no ser santo de mi devoción, reconozco el magnifico artículo de Fernando Savater en el país sobre el tema).

Yo opto por Joan Herrera e ICV porque es la formación que une las raíces de un hilo rojo, que proviene del magnífico proyecto de integración social que significó el PSUC de la transición y que conocí a finales de los 60, con un nuevo hilo verde de un ecologismo necesario para hacer frente al desarrollismo, que no desarrollo, hegemónico hoy en día y que está enterrando las posibilidades de la sostenibilidad del planeta.

Joan Herrera e ICV significan una izquierda cierta, de verdad, que no se envuelve en banderas sino que defiende la ciudadanía y sus derechos a cara descubierta. Es la única fuerza política que da la cara por la inmigración frente a los ataques más o menos virulentos de todas las derechas, desde las ultramontanas hasta la xenofobia táctica que el PP ha hecho entrar en esta campaña y el fariseísmo de CiU (sólo hay que escuchar a Duran Lleida quejándose de que Catalunya va a perder su identidad porque la mayoría de los nuevos catalanes que nacen son hijos de inmigrantes), y la falta de respuesta de las otras opciones.

Yo opto por ICV porque es una opción política que mantiene un compromiso de solidaridad internacional en temas como el del Sahara, frente a las vergonzosas actitudes del Gobierno Zapatero y las de aquellos que anteponen los intereses a la defensa de los derechos humanos.

Yo opto por Herrera e ICV porque es una opción, como antes fue el viejo PSUC, que tiene las manos limpias y a la que no se le conocen corruptelas que afectan a otros. Porque es un partido que no engaña a nadie sobre lo que es, y por eso los medios de la derecha catalana y su portavoz “La Vanguardia”, la del inefable Conde de Godo, ha hecho de ICV y de Joan Saura el centro de su crítica constante y encarnizada durante los últimos cuatro años, expresando el deseo de los intereses de los poderosos en Catalunya de echar como fuese a ICV del Gobierno de la Generalitat.

Y opto entre otras muchas cosas por ICV, porque es la opción que en Catalunya nos ha reconciliado a muchos de los perdedores con nuestra Memoria Histórica con mayúsculas. Una memoria histórica que es la del pueblo catalán que como el resto de los pueblos del estado fue oprimido por una dictadura sangrienta y que hoy reivindica a los que lucharon por la legitimidad republicana en la guerra civil y en la lucha clandestina contra la dictadura.

Y finalmente opto por Joan Herrera e ICV porque son los únicos que aún no han arrojado la toalla y que están dando la batalla política por una victoria de la izquierda, pese a la rendición del resto de sus hasta ahora compañeros de gobierno. Y la batalla electoral no está perdida hasta el 28. A lo mejor es por esto que las encuestas señalan que ICV es el partido del tripartito que mejor saldrá de las elecciones. A lo mejor es porque las enfoca a la ofensiva y no en retirada como otros.

20 d’oct. 2010

Algunas consideraciones ante el cambio de Gobierno

NUEVATRIBUNA.ES - 20.10.2010

Hay que destacar el nuevo papel de Rubalcaba y la entrada de Jáuregui. Creo que estos dos nombramientos tienen una significación trascendente, especialmente si los relacionamos con el acuerdo de legislatura con el PNV y con las razones profundas del acuerdo. Es evidente que algo se mueve en el mundo abertzale. Y es evidente que un logro excepcional, como podría ser el fin de la violencia en Euskadi, sería una baza electoral de primera magnitud.

Bien, parece que Zapatero ha logrado sorprender al personal que no esperaba un tan profundo cambio de gobierno. Donde se esperaba tan sólo la sustitución del Ministro de Trabajo se lleva a término una profunda y política reforma del gabinete.

Ante ello podríamos establecer algunas consideraciones. Es evidente que el Gobierno estaba “quemado”. Quemado a nivel general, como demostraban las encuestas. Quemado entre su electorado. Quemado en el campo de la izquierda.

La reciente Huelga General exitosa, pese a lo que digan determinados medios, la inquietud entre la afiliación socialista, expresada en privado pero también en público por alguno de los barones socialistas ante la proximidad de las elecciones municipales y autonómicas, y en último término legislativas del 2012, parecen haber llevado finalmente a Zapatero a realizar una remodelación profunda.

En primer lugar, cabe decir que trata de hacer un guiño al electorado socialista y a la izquierda. Es evidente que este sentido parecen tener las incorporaciones de Valeriano Gómez y Rosa Aguilar. Los dos nombramientos tratan de hacer frente a las críticas de la gente de izquierdas. Con Valeriano Gómez, hombre que conoce lo que es el diálogo social de forma profunda, parece intentar hacer un guiño a los sindicatos que se deberá concretar con cambios en las políticas socio-económicas y laborales que de alguna forma giren hacia la “rectificación” que los sindicatos demandan. En cuanto a Rosa Aguilar, es indudable que es una imagen de izquierda a la que además se la sitúa en un ministerio relacionado con la ecología y el medio ambiente, intentando así evitar fugas de electores progresistas.

En segundo lugar, Zapatero premia a sus fieles. Es el caso de Trinidad Jiménez, a la que parece agradecer su sacrificio en las primarias de Madrid, y el de Leire Pajín, a la que premia con un ministerio, a la vez que abre el camino a una persona como Marcelino Iglesias que puede dar una imagen menos crispada del partido que la Pajín.

En tercer lugar -y el más importante y estratégico-, hay que destacar el nuevo papel de Rubalcaba y la entrada de Jáuregui. Creo que estos dos nombramientos tienen una significación trascendente, especialmente si los relacionamos con el acuerdo de legislatura con el PNV y con las razones profundas del acuerdo. Es evidente que algo se mueve en el mundo abertzale. Y es evidente que un logro excepcional, como podría ser el fin de la violencia en Euskadi, sería una baza electoral de primera magnitud. Creo que en este sentido deben verse estos nombramientos y la razón última del cambio de gobierno. Rubalcaba debe ser el hombre clave en el camino hacia conseguir el fin de la violencia y Ramón Jáuregui, perfecto conocedor de la política vasca, es además el hombre indicado para llevar el diálogo necesario con el principal aliado del Gobierno en estos momentos -e imprescindible en el proceso para acabar con la banda terrorista-, el PNV de Urkullu.

Nos encontramos ante un tema de gran trascendencia política y del que hay claros indicios que nos pueden llevar a contemplarlo con visos de realidad y a tenerlo muy en cuenta. Comenzó con unas declaraciones, posible globo sonda, de Eguiguren, presidente del PSE, -puede que el mejor conocedor del mundo y de la situación interna de la izquierda abertzale- y de la propia ETA. Posteriormente, hemos visto claros movimientos de este mundo que se reflejan de forma clara en la entrevista en El País a Arnaldo Otegui. Más adelante, el pacto, que no es sólo de Presupuestos sino de legislatura con el PNV, con un profundo contenido político (el propio responsable de presupuestos del PNV califica los presupuestos de poco adecuados), que sólo adquiere toda su importancia si se sitúa en una legislatura que debe contener avances específicos e importantes en la situación en Euskadi. Y, ¿cuál puede ser más importante que el final de la violencia capitalizado por el Partido Socialista de la mano del PNV?

Y por último, estos cambios, debidos a las consideraciones que he expuesto, también contienen la presentación de, dado el caso, el posible sucesor de Zapatero como candidato a la Presidencia del Gobierno en la persona de Rubalcaba.

En definitiva, al optar por un Gobierno más fuerte, con fortaleza política dado el nivel de sus componentes, Zapatero parece decidido a dar la batalla del último tramo de la legislatura con un objetivo trascendente como es el fin de ETA, a la vez que hace señales de cambio en las políticas sociales y medioambientales a los votantes de izquierda. Si lo consigue, cosa que debe concretarse en actuaciones en todos los ámbitos, no cabe duda que situaría de nuevo al PSOE en el partido.

14 d’oct. 2010

Catalunya: aires de retorno al pasado

NUEVATRIBUNA.ES - 14.10.2010

El escenario se presenta duro y oscuro para la izquierda, y no sólo la catalana. Porque la CiU de Mas y Duran, no es la misma de Pujol, ni tienen su nivel político ni tienen una política de derecha disfrazada de centro catalanista. La de ahora es una CiU que es y se presenta como derecha pura y la opción más ligada a los intereses de las patronales y de los medios financieros y mediáticos

El próximo 28 de octubre se celebrarán las elecciones al Parlament de Catalunya, que determinarán la composición del nuevo Govern de la Generalitat. En estas elecciones todo hace prever un triunfo de CiU por mayoría, la duda está en conocer si será una mayoría absoluta, cosa que no parece probable, pero sí de una mayoría cómoda para gobernar.

Es decir que, después de dos legislaturas de gobiernos del tripartito de izquierdas, volvemos al pasado de los 23 años de gobierno de CiU. ¿Tan mal lo ha hecho el tripartito catalán?

Creo que la cuestión es mucho más compleja. Creo que los gobiernos tripartitos en Catalunya han contenido varios elementos positivos que no se pueden ni deben olvidar. En primer lugar significaron una alternancia a una Generalitat de CiU, que desde la transición creó un poder a su medida en el gobierno autonómico y en todas las instituciones dependientes de él, desde la nueva policía autonómica, hasta la radio y televisión públicas de Catalunya. Esta alternancia fue sin duda un elemento sano y positivo para la vida política catalana. En segundo lugar dio pie a una experiencia nueva, la de un gobierno de coalición entre tres fuerzas políticas situadas a la izquierda, con concepciones diversas, que sin embargo no les impiden ponerse de acuerdo para gobernar. Y finalmente, las realizaciones de los Gobiernos tripartitos que han situado a Catalunya mucho más allá de donde se encontraba cuando la dejó CiU. Y hemos de referirnos a dos aspectos diferentes. Por un lado el establecimiento de un nuevo Estatuto de Autonomía que establece, pese a todos los recortes, un marco legal para el autogobierno que no buscaron ni consiguieron los gobiernos convergentes, ya que estaban más interesados en potenciar el victimismo perpetuo y utilizarlo en la negociación de los acuerdos puntuales con el gobierno de turno a nivel del estado.

El tripartito ha cometido un grave error en su gestión que va más allá de las discrepancias entre los socios. Ha hecho más de lo que ha sabido explicar. Puede que la propia idiosincrasia del actual President Montilla sea una de las claves. Las realizaciones efectuadas por el tripartito, en los diversos ámbitos del gobierno, se han publicitado de una en una, sin darle un discurso de conjunto, un discurso político que explicara el esfuerzo de modernización, de actuación social y de democratización que se ha realizado. Tres ejemplos son ilustrativos: a) Un nuevo modelo de financiación de la autonomía que mejora de forma considerable el anterior de CiU; b) el tripartito se encontró con un incremento de población escolar, con la que el anterior gobierno no contaba, fruto en gran parte del crecimiento demográfico derivado de la llegada masiva de inmigrantes, ello ha comportado la construcción de centenares de nuevas escuelas y la creación de miles de puestos de trabajo en el ámbito docente; c) un intento serio de democratización de la policía autonómica, mediante la instalación de cámaras de video-vigilancia en todas las comisarías que ha desterrado tanto cualquier sombra de prácticas de tortura como de falsas denuncias a los agentes, lo que ha significado un intento serio de unir seguridad y principios democráticos.

Sin embargo el tripartito ha tenido que hacer frente a diversos adversarios poderosos frente a su gestión. En primer lugar los grandes poderes fácticos económicos y mediáticos de Catalunya, partidarios de una esperemos, que imposible socio-vergencia, es decir de un gobierno de CiU i PSC, un claro ejemplo es la posición del portavoz de esos poderes, “La Vanguardia” que ha sido un acosador permanente del Govern y en especial de sus socios menores. Una gran campaña en contra del gobierno en el ámbito del estado por parte tanto del PP como de sectores mediáticos y políticos supuestamente progresistas, especialmente durante la tramitación del Estatut. Una relación como mínimo distante con el Presidente Zapatero y su entorno, que como es de todos conocido, hubiera preferido un Gobierno de Artur Mas y CiU.

Todo eso al margen de las discrepancias internas y de algún error importante como ha sido la gestión de los medios de comunicación públicos de la radio y televisión autonómicas. Las discrepancias internas han sido provocadas en gran parte por el hecho de que sectores del propio Govern, han contravenido los acuerdos y llevado a término leyes más propias de centro o de derecha, como la de Educación, que ha comportado serias diferencias entre los socios y con los sectores sociales más progresistas. En el caso de los medios de comunicación públicos el Govern del tripartito ha sido en todo caso ingenuo. Ha creado una Ley de dichos medios que claramente los desliga del control del gobierno, es decir ha dotado de autonomía real a una radio y una televisión que durante 23 años fueron el altavoz de Convergencia. Es decir ha dotado de autonomía a unos medios infestados de pensamiento convergente, lo que en la práctica ha llevado a que en muchos casos haya sido más una televisión claramente contraria al Govern o como mínimo a alguno de sus componentes.

A todo eso debemos añadir, el hartazgo de la sociedad catalana hacia la forma de hacer, o no hacer política, la crisis económica y especialmente las repercusiones de las políticas de Zapatero, y todo el problema y la frustración derivados del largo periodo la tramitación del Estatut en el Constitucional y el correspondiente desapego de la sociedad catalana hacia el estado, pero también hacia la política.

Es evidente que toda esa serie de circunstancias favorecen claramente a la derecha, en especial a CiU, pero también al PP. La gran movilización de rechazo al Estatut, a pesar de dar la imagen de ser hegemonizada por el independentismo, en realidad ha sido capitalizada por CiU, que pese a que juegue a nacionalista no ha sido ni es independentista. La izquierda está en gran parte desorientada y desmotivada. Eso explica que las encuestas establezcan unas previsiones de que solo un 50% acudirá a votar. Y el principal perjudicado será el PSC, ya que ni sus propios afiliados parecen decididos a votar, y a quien también perjudica la actual política económica de Zapatero, no en vano aglutinan a amplios sectores de trabajadores asalariados. ERC también resulta perjudicada, ya que el supuesto auge del independentismo y el hecho de haber optado en dos ocasiones por gobiernos de izquierda, ha hecho huir de este partido a sus sectores más a la derecha que presentan otras opciones como Laporta, al margen de los votantes que vuelven a Convergencia. ICV es en principio la fuerza menor del tripartito y la que parece tener a su afiliación y votantes más consolidados y fieles, también es cierto que es la única que ha mantenido un claro perfil de izquierda y la más atacada por los medios de comunicación de la derecha catalana, lo que la refuerza ante muchos de sus votantes. En cuanto al PP centrando su política en la inmigración, ahora precisamente que ya no vienen inmigrantes, intenta hacerse con la cuota que le podían disputar sectores xenófobos como la Plataforma per Catalunya, y a la vez hace bandera de un falso conflicto lingüístico para atraerse a sus sectores más recalcitrantes que han votado a Ciutadans/ Partido de la Ciudadanía.

En todo caso este escenario se presenta duro y oscuro para la izquierda, y no sólo la catalana. Porque la CiU de Mas y Duran, no es la misma de Pujol, ni tienen su nivel político ni tienen una política de derecha disfrazada de centro catalanista. La de ahora es una CiU que es y se presenta como derecha pura y la opción más ligada a los intereses de las patronales y de los medios financieros y mediáticos. Por tanto Zapatero se va a encontrar, posiblemente, me gustaría equivocarme, con un premio deseado por él, pero que es un premio envenenado, ya que CiU no va a dudar, en su momento, aún más de como ya lo hizo en el pasado, en entronizar al PP en España.

Es duro de comprobar qué lejos queda aquella Catalunya que fue ejemplo de modernidad política y cultural en los años de la transición, que tanta comprensión recibía de otras partes del estado y que tanta solidaridad daba a los otros pueblos de España, que era punto de referencia para todos los progresistas. Esa Catalunya ha evolucionado en democracia, en especial por los años de hegemonía del pujolismo, hacia una situación de declive político y cultural que presenta aspectos de provincianismo.

30 de set. 2010

Los sindicatos se merecen un respeto

NUEVATRIBUNA.ES - 30.9.2010

Después de la Huelga General del día 29, y una vez más, se debería dar el reconocimiento social al papel que los sindicatos vienen ejerciendo de forma cotidiana en la vida de la ciudadanía. Después de contemplar los ataques furibundos de la derecha y la ultraderecha mediática y la frialdad y cierta mirada conmiseratoria de algunos medios que se autoproclaman progresistas...

...o “serios” contra los sindicatos en los últimos tiempos, deberíamos reivindicar hoy el merecimiento a la función y a la realidad del movimiento sindical y a la honestidad de su actuación.

Si existe hoy alguna organización capaz de relacionarse con sus representados sin necesidad de la complicidad de los medios de comunicación son los sindicatos. Es una relación constante que se inicia desde la labor permanente de los representantes sindicales en las empresas, hasta la comunicación de éstos con las diversas estructuras de la organización hasta sus cúpulas.

Parece que hay quien esté interesado en que se desconozca este trabajo constante, de hormiga, que realiza de forma permanente el movimiento sindical. Y no valen descalificaciones del tipo de “yo conozco un representante de tal sindicato que es un vago o un vendido”, aquí hablamos de la inmensa mayoría de los sindicalistas que por lo general cumplen su cometido, a costa muchas veces de perder posibilidades de promoción profesional y de muchas horas de su vida personal. Hoy no está de moda defender lo colectivo, y hasta no parece “cool”, y sin embargo debe tenerse en cuenta que sin la defensa de lo colectivo y de la solidaridad la sociedad difícilmente avanzará.

Qué organización política o social, aparte del movimiento sindical, sería capaz de efectuar una movilización como la del pasado día 29 sin ningún medio de comunicación, ni prensa ni televisión que lo apoyara. Qué partido político sería capaz de hacerlo, cuando hoy están dependiendo del poder de los medios de comunicación que les son afines para poder llevar su mensaje a la población. Los sindicatos se relacionan directamente con sus representados a través de los miles y miles de delegados y delegadas sindicales, y especialmente de la credibilidad que éstos tienen en sus empresas. Porque los delegados sindicales no están holgando en su vida sindical, sino que la dedican a resolver diariamente problemas personales y colectivos de sus representados, y eso lo hacen pese a tener que enfrentarse al omnímodo poder que los empresarios tienen en el interior de las empresas.

Como en su día dijo claramente Marcelino Camacho “la democracia se ha detenido a la puerta de las empresas”, el poder que la legislación otorga en exclusiva a los empresarios sobre la organización de las empresas debe ser combatido con precariedad por el movimiento sindical y sus representantes, y esta lucha desigual, este esfuerzo de los sindicalistas pocas veces es intelectualmente reconocido.

Asimismo, nadie puede negar que los sindicatos han sido los hermanos pobres de la democracia. Frente a la financiación de los partidos, aquí los sindicatos han tenido que conformarse con una pequeña parte del patrimonio sindical acumulado por el sindicato vertical franquista. Un patrimonio que pertenecía a los trabajadores y que fue incautado por el estado. Y financiándose en gran parte por las cuotas de sus afiliados deben defender los intereses de todos los trabajadores. Es evidente que hay sectores de los trabajadores que no siguen ni se sienten representados por los sindicatos, pero no se niegan a aceptar los beneficios que éstos les consiguen. En fin estas son cosas de una sociedad que estimula lo individual por encima de lo social.

También cabe destacar que en el movimiento sindical hemos visto ejemplos de democracia en su vida interna. El último ejemplo fue el último Congreso de CCOO donde desde dentro de la propia organización surge una contestación que vence al poder del aparato y establece una nueva dirección del sindicato.

Es por todo esto que hoy, después del día 29, tengo la necesidad de reivindicar el reconocimiento social de los sindicatos frente a los ataques que han sufrido y sufren. Por eso merece destacarse cuando sale algún artículo que les hace justicia, como el que hoy aparece en el El País y firma Antonio Gutiérrez, “Del conflicto a la solución negociada” y que hace un análisis justo de la actual situación y de la actuación de los sindicatos.

Creo que se hace evidente que si no existieran los sindicatos habría que inventarlos. Y también debería reconocerse el gran esfuerzo que los sindicatos han efectuado para adaptarse a las nuevas realidades, todo lo contrario que unas patronales que continúan ancladas en la defensa de un modelo económico basado en los bajos salarios, la baja productividad y su nula voluntad de modernizar nuestro aparato productivo.

Después del 29 de setiembre, destacando finalmente que ha sido la más pacífica y ciudadana de las huelgas generales, adelante con el movimiento sindical.

30 de jul. 2010

A la espera de un Oskar Lafontaine español

NUEVATRIBUNA.ES - 30.7.2010


Es evidente que a estas alturas la esperanza que alguna vez pudo significar José Luis Rodríguez Zapatero, no sólo en el ámbito de la izquierda española, está absolutamente volatilizada. En menos de un año ha llevado a término un cambio tan radical que parece imposible de efectuar en tan poco tiempo...

...Si bien siempre ha habido desde la izquierda social una cierta desconfianza en el máximo dirigente del PSOE era más por lo que no hacía que por lo que hacía. No hizo cambios sino que continuó con una política fiscal regresiva, no tenía iniciativas para lograr un cambio en nuestro modelo económico basado en la inercia de bajos costes, precariedad y poca productividad. Permitió la continuidad de la política especulativa que ha dado lugar a la burbuja inmobiliaria, etc. Pero en todo momento mantenía la promesa de cultivar el diálogo social, de no hacer ninguna reforma laboral sin consenso y de defender como base de su ideario la política social y su negativa a ningún tipo de rebaja en derechos sociales y laborales. Junto a eso una cantidad de actuaciones demagógicas y de cara a la galería como la desdichada y cumplida promesa de los 400 euros.

Pero de golpe se produce la conversión de Zapatero a quien parece que los “mercados” (es decir los especuladores) hacen ver la luz. En España hay crisis, en España deben efectuarse rápidamente reformas, y como parece ser ley natural esas reformas han de pagarlas los de siempre. Zapatero se convierte en el adalid del liberalismo más rancio e inicia una serie de actuaciones que dejan atónitos a los que alguna vez creyeron en él. Debía reducirse el déficit público como le exigían sus mentores exteriores y para ello ha optado por la reducción del gasto, él que no paraba de gastar para fomentar la recuperación, sin plantearse en ningún momento hasta hoy incrementar los ingresos públicos.

Así pues, nada de fomentar una política fiscal que haga pagar más a los especuladores ni a los más ricos, nada de perseguir el fraude fiscal, nada de abordar el tema de la economía sumergida que continúa creciendo de forma exponencial. Sólo hace falta reducir el gasto y en ello pone todo su esfuerzo.

En primer lugar reducir los salarios de los funcionarios (no congelar, sino reducir) algo hasta ahora nunca visto, pero es que los funcionarios son unos privilegiados, según Zapatero, porque tienen el empleo seguro. Segundo, congelación de las pensiones, después de tantos años de luchar por la revalorización de las pensiones que fue fruto de un pacto sindical con el Gobierno Aznar y el ministro Zaplana (sí, parece la vida al revés), los pensionistas deben contribuir al esfuerzo, ya que ellos, piensa el Gobierno, ya tienen una pensión fija. La tercera en la frente, la reforma laboral, hay que acabar con la segmentación del mercado entre fijos y precarios. La solución, precarizar las condiciones laborales de todos, igualándolos a la baja, eso sin duda es más fácil que luchar contra las causas de la precarización que radica en nuestro sistema productivo arcaico. Mientras la patronal y la derecha disimulan su regocijo y aún hacen como que ponen mala cara, será porque piensan que aun puede sacarse más, tal como está el Gobierno. Ya se anuncia la reforma del sistema de pensiones, alargar la edad de jubilación, más años de cotización y consecuentemente reducción de las pensiones.

Al margen del ámbito laboral o relacionado con los trabajadores y casi a hurtadillas ha efectuado con el pleno consenso de la derecha la Reforma del Sistema Financiero, que ha consistido en llevar a cabo una de las privatizaciones más importantes: la de las Cajas de Ahorros. Actuación que ha llevado incluso a sonrojar a alguien tan poco proclive de izquierdista como Jordi Sevilla que la ha calificado acertadamente como el paso para la conversión en bancos de esas entidades de carácter social, que significan ni más ni menos que la mitad del sistema financiero español.

Evidentemente Zapatero está plenamente amortizado y ya no tiene remedio y es evidente que su palabra no vale nada y tiene más que merecida la Huelga General del 29 de Septiembre, al margen de las razones de fondo de la convocatoria, se la merece por embustero.

Pero cabe abrir una reflexión más a fondo, el Gobierno del PSOE ha vuelto a hacer el trabajo sucio a la derecha. Las dos reformas laborales más regresivas son fruto de gobiernos socialistas, el de Felipe González antes y el de Zapatero ahora, con lo cual dejan a este partido no sólo tocado electoralmente, sino sin capacidad de oposición ante una derecha que poco más puede hacer, como mínimo en estos terrenos.

Es evidente que el PSOE no tiene remedio, es evidente que de su aparato, de sus diputados y dirigentes que asisten impávidos al espectáculo, con la excepción de Antonio Gutiérrez, poco puede esperarse. Pero es necesario fracturar el ámbito social y electoral del PSOE para recuperar la esperanza de la izquierda. Sólo la creación de una fuerza fuerte a la izquierda del PSOE, a pesar del sistema electoral, puede volver a crear las condiciones de regeneración ideológica que permita una posición de hegemonía en lo ideológico para poder enfrentar a la derecha.

La creación de un espacio a la izquierda del PSOE, que rompa el propio espacio de este, que vaya más allá de lo que puede significar hoy IU, que aglutine a las izquierdas de todos los ámbitos a la base del movimiento sindical, que es hoy la única oposición social realmente existente, que aglutine a la gente progresista, de izquierdas, ecologista, federalista, etc. Una fuerza que sume y que tenga clara la defensa de una posición inequívoca de cambio real es hoy en día una necesidad. Es evidente que para lograrlo nadie sobra, pero siempre desde un mínimo de coherencia y con la mirada puesta más en el futuro que en el pasado.

En este sentido va el título, donde está el, los o las Oskar Lafontaine españoles, que puedan atraer hacia una verdadera formación de izquierdas nueva, en formulación, en composición y en objetivos, a tanto votante progresista que hoy por hoy puede estar tentado de decantarse hacia la abstención o el voto en blanco. Una fuerza política que no tenga empacho en plantear la necesidad de una España Federal, de una nación de naciones, de la necesidad de un modelo económico de futuro, basado en el trabajo digno y estable, en la potenciación de la educación y de los servicios sociales básicos consolidados que fortalezcan el estado del bienestar, con una POLITICA FISCAL CON MAYÚSCULAS, que haga pagar más a quien más tiene, que frene la especulación y la economía sumergida y que cumpla la función redistributiva que debe tener el sistema fiscal, una fuerza política de izquierdas y progresista que haga bandera de la necesidad de un desarrollo sostenible y por tanto asuma las posiciones del ecologismo, una fuerza que luche por un desarrollo equilibrado y en paz del planeta y por tanto promueva la solidaridad y la lucha por la paz.

En definitiva hace falta ya un fuerte movimiento que permita dar una oportunidad al progreso porque hoy por hoy el PSOE, como partido ha dejado de ser un referente y no es más que una mala imitación de la derecha. Y hasta me atrevería a decir que esa necesidad de una fuerza política potente a la izquierda del PSOE sería hasta positiva para la posible y deseable regeneración del propio PSOE, que en estos momentos no es que no sea socialista es que por desgracia no es ni tal siquiera socialdemócrata. Ojala tuviéramos en España un partido realmente socialista o tan sólo socialdemócrata. Esperemos que más pronto que tarde aparezca una esperanza blanca para tanto desencantado progresista que hay en el país y que continúa existiendo.

20 de jul. 2010

Aprovechando la crisis para liquidar las Cajas

NUEVATRIBUNA.ES - 20.7.2010

Parece que ha llegado el momento de todos aquellos que durante mucho tiempo han estado deseando hincarle el diente al pastel de las Cajas de Ahorros. Y cabe decir que han necesitado mucho tiempo y que ahora la crisis financiera les da la oportunidad para hacer realidad lo que hasta ahora se les había negado....

A principios de los años 80 del siglo pasado titulé un artículo en El País, “La Bancarización de las Cajas de Ahorro”, que por cierto me costó un expediente de despido posteriormente sobreseído, en el cual ya denunciaba el intento de apoderarse de las Cajas. Años después en pleno Gobierno del PSOE, Carlos Solchaga dio vida a las cuotas participativas, que ya fueron contestadas por el sindicalismo de clase, en especial CCOO como sindicato mayoritario, como un intento para iniciar la privatización de las Cajas. Se decía entonces y ahora se demuestra que: “se comienza por crear unas cuotas sin derechos políticos y después se les dan esos derechos al plantear el hecho de ¿Cómo no van a tener derechos quienes se juegan su capital?

A pesar del intento, la cosa no pasó a mayores pues la ofensiva del sindicalismo dio por descontado que la Caja que emitiera cuotas participativas sería porque era una caja con problemas.

Con posterioridad el Gobierno del Partido Popular y el ministro Rato, intentaron darle un nuevo impulso que fue asimismo estéril, y únicamente una Caja con problemas, como se ha demostrado, la Caja de Ahorros del Mediterráneo emitió cuotas de ese tipo. Otras lo pensaron pero no se atrevieron a dar el paso.

Pero ahora sí. Ahora ha llegado el tanto tiempo y por tantos poderes deseado, momento de intentar una privatización en toda regla y de forma rápida, aprovechando el “totum revolutum” de la crisis financiera. Ahora por fin los bancos podrán respirar aliviados y comenzar a afilar sus dientes para hacerse con parte del pastel, ahora muchos poderes fácticos económicos, algunos vinculados al mundo mediático se preparan para entrar a degüello. Y ahora algunos gestores de grandes Cajas podrán intentar ser émulos de Botín y tratar de perpetuar su poder personal.

Ya no se trata sólo de las cuotas participativas con derechos políticos, sino de la posibilidad de convertir directamente las cajas en bancos. Y todo ello ante el más absoluto silencio que trata de que la sociedad no se dé cuenta del atraco que se le perpetra. Se van a privatizar y desaparecer como tales unas entidades financieras que hasta ahora, y por más de cien años, dedicaban una parte importante de sus beneficios al desarrollo de la sociedad, y lo que es más importante unas entidades que impedían la exclusión financiera de importantes sectores, los más débiles de la sociedad. Ahora ya todos serán como el Santander, aquí sólo los clientes que den beneficio, los otros no los queremos.

Y cabe preguntarse porque ante una situación como esta que afecta a la mitad de nuestro sistema financiero no hay quien diga nada. Pues porque los poderes políticos, todos los partidos con la honrosa excepción de IU e ICV, los poderes económicos, los propios poderes autonómicos muy afectados, los medios de comunicación, los públicos y especialmente los privados, todos ellos no tienen ningún interés en que se hable del tema. Así a las pocas voces que se han alzado en contra, los sindicatos confederales CCOO y UGT, los mencionados partidos IU e ICV, así como evidentemente los sindicalistas y trabajadores de las Cajas que son los que saben más del tema y serán los más afectados y algunas voces, pocas, del mundo académico, en la práctica se les ha silenciado su voz,.

Es especialmente curioso que desde donde escribo, desde Catalunya, el Conseller de Economía, el inefable Castells, alabe la reforma, y diga que se ha seguido el ejemplo de la regulación catalana. Sólo cabe decir que es un falsario, eso será en cuanto a la presencia de políticos, pero porque no dice nada de la privatización que comporta, acaso el poder de la Caixa y de sus directivos hacen que el pobre conseller sea incapaz incluso de defender las competencias autonómicas. Sí, esas competencias que consagra el Estatut, que han movilizado a un millón de personas y que van más allá de aspectos identitarios, lo que parece ignorar el buen conseller.

Bien parece que esto es imparable ante el consenso de tantas hienas, comenzando por un Gobierno noqueado y un PSOE que ha perdido toda su conciencia social, hasta un PP regocijado, un Banco de España inspirador y promotor del proceso, hasta llegar a unos muñidores infiltrados en el mundo de las Cajas, como Fainé y Rato, pasando por CiU, PNV y tantos otros, entre ellos todo el mundo mediático. ¿Se entiende ahora el relevo en la presidencia de la CECA? y ¿ El pacto PSOE –PP para entronizar a Fainé en la Presidencia, acompañado de Rato?. “I tutti contenti”. Ya dijo con precisión Isidre Fainé que él sólo quería ser Presidente de la CECA por dos años. Por lo visto no necesitará más para enterrar las Cajas. Será algo que toda la sociedad lamentará eternamente.

29 de juny 2010

Una grave dificultad para el encaje de Catalunya en España

NUEVATRIBUNA.ES - 29.6.2010

Parece que en nuestro país nos gusta jugar con elementos tan sensibles y delicados como la consideración nacional de un territorio. Hay una mayoría de la ciudadanía catalana y de la que habita en otras partes del Estado que considera que España es una realidad plurinacional, sin que ello signifique cuestionar la unidad sino qué tipo de unidad queremos.

La reciente sentencia del Tribunal Constitucional recortando el Estatut de Catalunya pone en una grave situación el encaje de Catalunya dentro del conjunto de España.

No hay duda de que hoy por hoy existe una mayoría de catalanes, es decir, de personas que viven y trabajan en Catalunya, que es partidaria de un camino conjunto con el resto del Estado. Sin embargo, de la misma manera podemos afirmar que la gran mayoría de la sociedad catalana, de sus partidos, instituciones y agentes sociales consideran que Catalunya es una nación. Esta consideración del carácter nacional no se ha cuestionado desde la transición, y sólo una exigua minoría lo discute dentro de la comunidad. Una amplia mayoría lo ha respaldado a través de todos sus Parlamentos elegidos a lo largo de los años, y el lema “Som una nació”, bajo el que se manifestó desde los primeros años de la transición la sociedad catalana, es una realidad difícilmente cuestionable.

Catalunya hizo una apuesta con el nuevo Estatut por un intento de mejorar el encaje dentro del conjunto del estado a partir de considerar que la Constitución no tenía sólo una lectura restrictiva sino que el espíritu constitucional permitía una lectura abierta y federalizante. La mayoría del actual Tribunal Constitucional, de dudosa legitimidad, ha considerado lo contrario, pero es evidente que es difícil que la sentencia de un tribunal logre cambiar la realidad de una sociedad, en este caso la de la catalana.

El fallo del Tribunal cita hasta ocho veces la definición de “indisoluble” aplicada a la unidad de España. Por mucho que se cite ello no comporta que lo pueda garantizar. La unidad del Estado pasa fundamentalmente por la voluntad política y social de sus ciudadanos. Y en este caso la indisolubilidad supone impedir un encaje constitucional, como era el Estatut, avalado por el Parlament de Catalunya, las Cortes del Estado y el Referéndum del pueblo de Catalunya,. Más que ayudar a mantener esa unidad, lo único que potencia es que se difunda un sentido cada vez mayor de insatisfacción en la sociedad catalana en lo referente al vínculo con el resto del Estado. Es evidente que aparte de los retrógrados del PP, los más satisfechos con esta sentencia son los independentistas a quienes va a ayudar a ampliar su espectro social.

Cada vez se oyen más en Catalunya frases del tipo de “si no nos quieren mejor nos vamos” en referencia a España, y es que se siente que existe una cierta animadversión, muy voceada por determinados medios centralistas, hacia todo lo que suene a catalán.

A los catalanes les ofende que se cuestione que “Catalunya es una nación” que “el 11 de setiembre es la Diada Nacional de Catalunya”, que “Els Segadors es el Himno nacional de Catalunya” y que “las cuatro barras” son la bandera nacional de Catalunya. Poner en tela de juicio estas cuestiones tan enraizadas en los sentimientos puede provocar un grave alejamiento de la sociedad catalana respecto al resto del Estado. Hay un hecho histórico que puede darnos una idea de lo que es esa realidad catalana: cuando en plena clandestinidad se fundaron las Comisiones Obreras de Catalunya, se les puso como nombre “Comissió Obrera Nacional de Catalunya” y eso que se trataba de una organización obrera creada en gran parte por dirigentes provenientes de la emigración y que se creó en pleno franquismo.

Parece que en nuestro país nos gusta jugar con elementos tan sensibles y delicados como la consideración nacional de un territorio. Hay una mayoría de la ciudadanía catalana y de la que habita en otras partes del Estado que considera que España es una realidad plurinacional, sin que ello signifique cuestionar la unidad sino qué tipo de unidad queremos: una voluntaria o una impuesta que nos someta por obligación.

Si mirásemos al exterior, veríamos otras realidades que en España, hoy por hoy, causarían escándalo. En Alemania, estado federal, existe el llamado Estado Libre de Baviera y nadie se rasga las vestiduras. Aún más, en Estados Unidos, en el Estado de Arizona, existe un Territorio Nacional Navajo. Y aquí pretendemos distinguir entre nación y nacionalidad, como si nadie recordara que el término nacionalidad fue el producto de unos aparatos del estado franquista durante las deliberaciones para redactar la Constitución y que se escribió nacionalidad donde todos sabían que se quería decir nación para reconocer el estado plurinacional que toda la oposición democrática había defendido.

El día 10 de julio el pueblo de Catalunya demostrará en la calle cual es su opinión cuasi unánime.

21 de juny 2010

Es imprescindible una nueva fuerza política a la izquierda del PSOE

NUEVATRIBUNA.ES - 21.6.2010


Hoy se ha perdido en nuestro país el referente político más importante numéricamente a la izquierda. Y lamentablemente no se vislumbra alternativa, ni mayoritaria ni minoritaria, en el ámbito del Estado

Los últimos acontecimientos políticos han puesto nuevamente de relieve la necesidad imperiosa de la existencia de una nueva fuerza política a la izquierda del PSOE. Es evidente que el Gobierno de Zapatero ha demostrado la escasa fiabilidad de su partido que sin el más mínimo rechistar ha efectuado un cambio radical de 180 grados en su política laboral, lo que sumado a la nula política fiscal progresista, a su falta de interés en los temas medio ambientales, su renuncia a la lucha hacia un estado federal, etc., demuestran la fragilidad de sus convicciones progresistas. Estas se ven relegadas ahora ya únicamente a algunos temas relativos a los derechos individuales de las personas, pero siendo incapaz de afrontar seriamente el papel de la iglesia, en un estado no confesional, y desmantelando entes públicos básicos como la radio y televisión públicas.

Hoy por hoy tenemos una fuerza política mayoritaria de izquierdas totalmente desarbolada sin el más mínimo discurso ideológico que enfrente a la derecha, y en una situación de desarme y derrota ante la hegemonía de los poderes de la derecha. Como mínimo cabría exigir a Zapatero que fuera honrado y que explicara claro a la ciudadanía su debilidad, como le planteaba en su artículo del lunes Almudena Grandes en “El País”, que nos diga honradamente que no ha podido resistir más las presiones.

Hoy se ha perdido en nuestro país el referente político más importante numéricamente a la izquierda. Y lamentablemente no se vislumbra alternativa, ni mayoritaria ni minoritaria, en el ámbito del Estado, ya que la supuesta izquierda unida continúa dando ejemplo de desunión y eliminando a la gente con un mínimo de credibilidad díganse Llamazares, Sabanés, o como se diga.

En otros ámbitos sólo subsisten formaciones con vocación de futuro rojo y verde en Catalunya, donde Iniciativa per Catalunya parece tener un espacio consolidado pero falto de un referente estatal. Y este referente estatal es imprescindible y es posible. Es evidente que en España hay un espacio ideológico de gente que querría votar a una izquierda moderna pero ideológicamente solvente que aúne los viejos y los nuevos problemas sociales, que aúne la defensa del trabajo con la defensa ambiental y haga de la defensa de una sociedad más justa y sostenible el eje de su discurso político. Hay mucha gente en nuestro país que cree en la necesidad de defender y luchar por un modelo de producción más eficiente, productivo y basado en salarios y empleos dignos; Hay mucha gente que quiere continuar defendiendo lo público, desde la sanidad a la educación. Hay mucha gente que quiere luchar por una sociedad laica y que acoja como se debe a una emigración imprescindible para nuestro futuro. Hay mucha gente que desea la defensa de los principios éticos como la recuperación de la memoria histórica y una practica política honrada y decente. Hay mucha gente que defiende la necesidad de un futuro federal y republicano. Hay mucha gente que quiere defender un futuro social, económico y ecológicamente sostenible. En definitiva hay mucha gente que estaría encantada de formar parte de una formación política de izquierdas, realmente socialista, ecologista.

Y sin duda sabemos donde está hoy mucha de esta gente, en muchos casos descorazonada o pesimista, pero existe. Hay en nuestro país una izquierda social aún viva alrededor del movimiento sindical, en CCOO y también en UGT. Hay mucho militante de izquierdas honrado y con voluntad tanto en el PSOE como en Izquierda Unida o sin partido. Hay mucho defensor ecológico aislado o sin vinculación política. Hay mucha juventud desorientada pero con ganas de buscar una dirección.

Y nos demuestran que en nuestro país aún hay vida a la izquierda hechos como los acaecidos alrededor del juez Garzón, en la recuperación del aire de libertad que en su momento pudo representar los ideales de la República etc.

En los momentos duros que vamos a tener que afrontar es preciso que se dé el paso al frente, porque aún hay gente capaz de levantar un proyecto político creíble y sin duda precisamos de gente con crédito para encabezarlo, y sin duda se llevarían una sorpresa de la capacidad de reacción que aun existe en nuestra sociedad.

Cabe decir que desde donde escribo, en Catalunya, aún se mantiene un embrión de esperanza, a partir de una formación que supo hacer una transición difícil y dura desde una organización comunista como era el PSUC a otra aún roja y verde, social y ecológicamente progresista, como ICV, que a pesar de ser pequeña es ya realmente existente, como lo demuestra el hecho de la furia con que la combaten los poderes fácticos de la derecha, como la Vanguardia, el medio de comunicación más representativo de los poderes fácticos en Catalunya.

Ahora, después de la decepción de Zapatero, de la falta de discurso de futuro de IU, es hora que desde la base social existente se pongan los cimientos de una nueva izquierda que el país necesita que sin la necesidad de voluntad de ser hegemónica en cantidad lo sea en hacer un discurso claro, moderno y fuerte de izquierdas. Lo necesitamos.