NUEVATRIBUNA.ES - 20.10.2010
Hay que destacar el nuevo papel de Rubalcaba y la entrada de Jáuregui. Creo que estos dos nombramientos tienen una significación trascendente, especialmente si los relacionamos con el acuerdo de legislatura con el PNV y con las razones profundas del acuerdo. Es evidente que algo se mueve en el mundo abertzale. Y es evidente que un logro excepcional, como podría ser el fin de la violencia en Euskadi, sería una baza electoral de primera magnitud.
Bien, parece que Zapatero ha logrado sorprender al personal que no esperaba un tan profundo cambio de gobierno. Donde se esperaba tan sólo la sustitución del Ministro de Trabajo se lleva a término una profunda y política reforma del gabinete.
Ante ello podríamos establecer algunas consideraciones. Es evidente que el Gobierno estaba “quemado”. Quemado a nivel general, como demostraban las encuestas. Quemado entre su electorado. Quemado en el campo de la izquierda.
La reciente Huelga General exitosa, pese a lo que digan determinados medios, la inquietud entre la afiliación socialista, expresada en privado pero también en público por alguno de los barones socialistas ante la proximidad de las elecciones municipales y autonómicas, y en último término legislativas del 2012, parecen haber llevado finalmente a Zapatero a realizar una remodelación profunda.
En primer lugar, cabe decir que trata de hacer un guiño al electorado socialista y a la izquierda. Es evidente que este sentido parecen tener las incorporaciones de Valeriano Gómez y Rosa Aguilar. Los dos nombramientos tratan de hacer frente a las críticas de la gente de izquierdas. Con Valeriano Gómez, hombre que conoce lo que es el diálogo social de forma profunda, parece intentar hacer un guiño a los sindicatos que se deberá concretar con cambios en las políticas socio-económicas y laborales que de alguna forma giren hacia la “rectificación” que los sindicatos demandan. En cuanto a Rosa Aguilar, es indudable que es una imagen de izquierda a la que además se la sitúa en un ministerio relacionado con la ecología y el medio ambiente, intentando así evitar fugas de electores progresistas.
En segundo lugar, Zapatero premia a sus fieles. Es el caso de Trinidad Jiménez, a la que parece agradecer su sacrificio en las primarias de Madrid, y el de Leire Pajín, a la que premia con un ministerio, a la vez que abre el camino a una persona como Marcelino Iglesias que puede dar una imagen menos crispada del partido que la Pajín.
En tercer lugar -y el más importante y estratégico-, hay que destacar el nuevo papel de Rubalcaba y la entrada de Jáuregui. Creo que estos dos nombramientos tienen una significación trascendente, especialmente si los relacionamos con el acuerdo de legislatura con el PNV y con las razones profundas del acuerdo. Es evidente que algo se mueve en el mundo abertzale. Y es evidente que un logro excepcional, como podría ser el fin de la violencia en Euskadi, sería una baza electoral de primera magnitud. Creo que en este sentido deben verse estos nombramientos y la razón última del cambio de gobierno. Rubalcaba debe ser el hombre clave en el camino hacia conseguir el fin de la violencia y Ramón Jáuregui, perfecto conocedor de la política vasca, es además el hombre indicado para llevar el diálogo necesario con el principal aliado del Gobierno en estos momentos -e imprescindible en el proceso para acabar con la banda terrorista-, el PNV de Urkullu.
Nos encontramos ante un tema de gran trascendencia política y del que hay claros indicios que nos pueden llevar a contemplarlo con visos de realidad y a tenerlo muy en cuenta. Comenzó con unas declaraciones, posible globo sonda, de Eguiguren, presidente del PSE, -puede que el mejor conocedor del mundo y de la situación interna de la izquierda abertzale- y de la propia ETA. Posteriormente, hemos visto claros movimientos de este mundo que se reflejan de forma clara en la entrevista en El País a Arnaldo Otegui. Más adelante, el pacto, que no es sólo de Presupuestos sino de legislatura con el PNV, con un profundo contenido político (el propio responsable de presupuestos del PNV califica los presupuestos de poco adecuados), que sólo adquiere toda su importancia si se sitúa en una legislatura que debe contener avances específicos e importantes en la situación en Euskadi. Y, ¿cuál puede ser más importante que el final de la violencia capitalizado por el Partido Socialista de la mano del PNV?
Y por último, estos cambios, debidos a las consideraciones que he expuesto, también contienen la presentación de, dado el caso, el posible sucesor de Zapatero como candidato a la Presidencia del Gobierno en la persona de Rubalcaba.
En definitiva, al optar por un Gobierno más fuerte, con fortaleza política dado el nivel de sus componentes, Zapatero parece decidido a dar la batalla del último tramo de la legislatura con un objetivo trascendente como es el fin de ETA, a la vez que hace señales de cambio en las políticas sociales y medioambientales a los votantes de izquierda. Si lo consigue, cosa que debe concretarse en actuaciones en todos los ámbitos, no cabe duda que situaría de nuevo al PSOE en el partido.
20 d’oct. 2010
14 d’oct. 2010
Catalunya: aires de retorno al pasado
NUEVATRIBUNA.ES - 14.10.2010
El escenario se presenta duro y oscuro para la izquierda, y no sólo la catalana. Porque la CiU de Mas y Duran, no es la misma de Pujol, ni tienen su nivel político ni tienen una política de derecha disfrazada de centro catalanista. La de ahora es una CiU que es y se presenta como derecha pura y la opción más ligada a los intereses de las patronales y de los medios financieros y mediáticos
El próximo 28 de octubre se celebrarán las elecciones al Parlament de Catalunya, que determinarán la composición del nuevo Govern de la Generalitat. En estas elecciones todo hace prever un triunfo de CiU por mayoría, la duda está en conocer si será una mayoría absoluta, cosa que no parece probable, pero sí de una mayoría cómoda para gobernar.
Es decir que, después de dos legislaturas de gobiernos del tripartito de izquierdas, volvemos al pasado de los 23 años de gobierno de CiU. ¿Tan mal lo ha hecho el tripartito catalán?
Creo que la cuestión es mucho más compleja. Creo que los gobiernos tripartitos en Catalunya han contenido varios elementos positivos que no se pueden ni deben olvidar. En primer lugar significaron una alternancia a una Generalitat de CiU, que desde la transición creó un poder a su medida en el gobierno autonómico y en todas las instituciones dependientes de él, desde la nueva policía autonómica, hasta la radio y televisión públicas de Catalunya. Esta alternancia fue sin duda un elemento sano y positivo para la vida política catalana. En segundo lugar dio pie a una experiencia nueva, la de un gobierno de coalición entre tres fuerzas políticas situadas a la izquierda, con concepciones diversas, que sin embargo no les impiden ponerse de acuerdo para gobernar. Y finalmente, las realizaciones de los Gobiernos tripartitos que han situado a Catalunya mucho más allá de donde se encontraba cuando la dejó CiU. Y hemos de referirnos a dos aspectos diferentes. Por un lado el establecimiento de un nuevo Estatuto de Autonomía que establece, pese a todos los recortes, un marco legal para el autogobierno que no buscaron ni consiguieron los gobiernos convergentes, ya que estaban más interesados en potenciar el victimismo perpetuo y utilizarlo en la negociación de los acuerdos puntuales con el gobierno de turno a nivel del estado.
El tripartito ha cometido un grave error en su gestión que va más allá de las discrepancias entre los socios. Ha hecho más de lo que ha sabido explicar. Puede que la propia idiosincrasia del actual President Montilla sea una de las claves. Las realizaciones efectuadas por el tripartito, en los diversos ámbitos del gobierno, se han publicitado de una en una, sin darle un discurso de conjunto, un discurso político que explicara el esfuerzo de modernización, de actuación social y de democratización que se ha realizado. Tres ejemplos son ilustrativos: a) Un nuevo modelo de financiación de la autonomía que mejora de forma considerable el anterior de CiU; b) el tripartito se encontró con un incremento de población escolar, con la que el anterior gobierno no contaba, fruto en gran parte del crecimiento demográfico derivado de la llegada masiva de inmigrantes, ello ha comportado la construcción de centenares de nuevas escuelas y la creación de miles de puestos de trabajo en el ámbito docente; c) un intento serio de democratización de la policía autonómica, mediante la instalación de cámaras de video-vigilancia en todas las comisarías que ha desterrado tanto cualquier sombra de prácticas de tortura como de falsas denuncias a los agentes, lo que ha significado un intento serio de unir seguridad y principios democráticos.
Sin embargo el tripartito ha tenido que hacer frente a diversos adversarios poderosos frente a su gestión. En primer lugar los grandes poderes fácticos económicos y mediáticos de Catalunya, partidarios de una esperemos, que imposible socio-vergencia, es decir de un gobierno de CiU i PSC, un claro ejemplo es la posición del portavoz de esos poderes, “La Vanguardia” que ha sido un acosador permanente del Govern y en especial de sus socios menores. Una gran campaña en contra del gobierno en el ámbito del estado por parte tanto del PP como de sectores mediáticos y políticos supuestamente progresistas, especialmente durante la tramitación del Estatut. Una relación como mínimo distante con el Presidente Zapatero y su entorno, que como es de todos conocido, hubiera preferido un Gobierno de Artur Mas y CiU.
Todo eso al margen de las discrepancias internas y de algún error importante como ha sido la gestión de los medios de comunicación públicos de la radio y televisión autonómicas. Las discrepancias internas han sido provocadas en gran parte por el hecho de que sectores del propio Govern, han contravenido los acuerdos y llevado a término leyes más propias de centro o de derecha, como la de Educación, que ha comportado serias diferencias entre los socios y con los sectores sociales más progresistas. En el caso de los medios de comunicación públicos el Govern del tripartito ha sido en todo caso ingenuo. Ha creado una Ley de dichos medios que claramente los desliga del control del gobierno, es decir ha dotado de autonomía real a una radio y una televisión que durante 23 años fueron el altavoz de Convergencia. Es decir ha dotado de autonomía a unos medios infestados de pensamiento convergente, lo que en la práctica ha llevado a que en muchos casos haya sido más una televisión claramente contraria al Govern o como mínimo a alguno de sus componentes.
A todo eso debemos añadir, el hartazgo de la sociedad catalana hacia la forma de hacer, o no hacer política, la crisis económica y especialmente las repercusiones de las políticas de Zapatero, y todo el problema y la frustración derivados del largo periodo la tramitación del Estatut en el Constitucional y el correspondiente desapego de la sociedad catalana hacia el estado, pero también hacia la política.
Es evidente que toda esa serie de circunstancias favorecen claramente a la derecha, en especial a CiU, pero también al PP. La gran movilización de rechazo al Estatut, a pesar de dar la imagen de ser hegemonizada por el independentismo, en realidad ha sido capitalizada por CiU, que pese a que juegue a nacionalista no ha sido ni es independentista. La izquierda está en gran parte desorientada y desmotivada. Eso explica que las encuestas establezcan unas previsiones de que solo un 50% acudirá a votar. Y el principal perjudicado será el PSC, ya que ni sus propios afiliados parecen decididos a votar, y a quien también perjudica la actual política económica de Zapatero, no en vano aglutinan a amplios sectores de trabajadores asalariados. ERC también resulta perjudicada, ya que el supuesto auge del independentismo y el hecho de haber optado en dos ocasiones por gobiernos de izquierda, ha hecho huir de este partido a sus sectores más a la derecha que presentan otras opciones como Laporta, al margen de los votantes que vuelven a Convergencia. ICV es en principio la fuerza menor del tripartito y la que parece tener a su afiliación y votantes más consolidados y fieles, también es cierto que es la única que ha mantenido un claro perfil de izquierda y la más atacada por los medios de comunicación de la derecha catalana, lo que la refuerza ante muchos de sus votantes. En cuanto al PP centrando su política en la inmigración, ahora precisamente que ya no vienen inmigrantes, intenta hacerse con la cuota que le podían disputar sectores xenófobos como la Plataforma per Catalunya, y a la vez hace bandera de un falso conflicto lingüístico para atraerse a sus sectores más recalcitrantes que han votado a Ciutadans/ Partido de la Ciudadanía.
En todo caso este escenario se presenta duro y oscuro para la izquierda, y no sólo la catalana. Porque la CiU de Mas y Duran, no es la misma de Pujol, ni tienen su nivel político ni tienen una política de derecha disfrazada de centro catalanista. La de ahora es una CiU que es y se presenta como derecha pura y la opción más ligada a los intereses de las patronales y de los medios financieros y mediáticos. Por tanto Zapatero se va a encontrar, posiblemente, me gustaría equivocarme, con un premio deseado por él, pero que es un premio envenenado, ya que CiU no va a dudar, en su momento, aún más de como ya lo hizo en el pasado, en entronizar al PP en España.
Es duro de comprobar qué lejos queda aquella Catalunya que fue ejemplo de modernidad política y cultural en los años de la transición, que tanta comprensión recibía de otras partes del estado y que tanta solidaridad daba a los otros pueblos de España, que era punto de referencia para todos los progresistas. Esa Catalunya ha evolucionado en democracia, en especial por los años de hegemonía del pujolismo, hacia una situación de declive político y cultural que presenta aspectos de provincianismo.
El escenario se presenta duro y oscuro para la izquierda, y no sólo la catalana. Porque la CiU de Mas y Duran, no es la misma de Pujol, ni tienen su nivel político ni tienen una política de derecha disfrazada de centro catalanista. La de ahora es una CiU que es y se presenta como derecha pura y la opción más ligada a los intereses de las patronales y de los medios financieros y mediáticos
El próximo 28 de octubre se celebrarán las elecciones al Parlament de Catalunya, que determinarán la composición del nuevo Govern de la Generalitat. En estas elecciones todo hace prever un triunfo de CiU por mayoría, la duda está en conocer si será una mayoría absoluta, cosa que no parece probable, pero sí de una mayoría cómoda para gobernar.
Es decir que, después de dos legislaturas de gobiernos del tripartito de izquierdas, volvemos al pasado de los 23 años de gobierno de CiU. ¿Tan mal lo ha hecho el tripartito catalán?
Creo que la cuestión es mucho más compleja. Creo que los gobiernos tripartitos en Catalunya han contenido varios elementos positivos que no se pueden ni deben olvidar. En primer lugar significaron una alternancia a una Generalitat de CiU, que desde la transición creó un poder a su medida en el gobierno autonómico y en todas las instituciones dependientes de él, desde la nueva policía autonómica, hasta la radio y televisión públicas de Catalunya. Esta alternancia fue sin duda un elemento sano y positivo para la vida política catalana. En segundo lugar dio pie a una experiencia nueva, la de un gobierno de coalición entre tres fuerzas políticas situadas a la izquierda, con concepciones diversas, que sin embargo no les impiden ponerse de acuerdo para gobernar. Y finalmente, las realizaciones de los Gobiernos tripartitos que han situado a Catalunya mucho más allá de donde se encontraba cuando la dejó CiU. Y hemos de referirnos a dos aspectos diferentes. Por un lado el establecimiento de un nuevo Estatuto de Autonomía que establece, pese a todos los recortes, un marco legal para el autogobierno que no buscaron ni consiguieron los gobiernos convergentes, ya que estaban más interesados en potenciar el victimismo perpetuo y utilizarlo en la negociación de los acuerdos puntuales con el gobierno de turno a nivel del estado.
El tripartito ha cometido un grave error en su gestión que va más allá de las discrepancias entre los socios. Ha hecho más de lo que ha sabido explicar. Puede que la propia idiosincrasia del actual President Montilla sea una de las claves. Las realizaciones efectuadas por el tripartito, en los diversos ámbitos del gobierno, se han publicitado de una en una, sin darle un discurso de conjunto, un discurso político que explicara el esfuerzo de modernización, de actuación social y de democratización que se ha realizado. Tres ejemplos son ilustrativos: a) Un nuevo modelo de financiación de la autonomía que mejora de forma considerable el anterior de CiU; b) el tripartito se encontró con un incremento de población escolar, con la que el anterior gobierno no contaba, fruto en gran parte del crecimiento demográfico derivado de la llegada masiva de inmigrantes, ello ha comportado la construcción de centenares de nuevas escuelas y la creación de miles de puestos de trabajo en el ámbito docente; c) un intento serio de democratización de la policía autonómica, mediante la instalación de cámaras de video-vigilancia en todas las comisarías que ha desterrado tanto cualquier sombra de prácticas de tortura como de falsas denuncias a los agentes, lo que ha significado un intento serio de unir seguridad y principios democráticos.
Sin embargo el tripartito ha tenido que hacer frente a diversos adversarios poderosos frente a su gestión. En primer lugar los grandes poderes fácticos económicos y mediáticos de Catalunya, partidarios de una esperemos, que imposible socio-vergencia, es decir de un gobierno de CiU i PSC, un claro ejemplo es la posición del portavoz de esos poderes, “La Vanguardia” que ha sido un acosador permanente del Govern y en especial de sus socios menores. Una gran campaña en contra del gobierno en el ámbito del estado por parte tanto del PP como de sectores mediáticos y políticos supuestamente progresistas, especialmente durante la tramitación del Estatut. Una relación como mínimo distante con el Presidente Zapatero y su entorno, que como es de todos conocido, hubiera preferido un Gobierno de Artur Mas y CiU.
Todo eso al margen de las discrepancias internas y de algún error importante como ha sido la gestión de los medios de comunicación públicos de la radio y televisión autonómicas. Las discrepancias internas han sido provocadas en gran parte por el hecho de que sectores del propio Govern, han contravenido los acuerdos y llevado a término leyes más propias de centro o de derecha, como la de Educación, que ha comportado serias diferencias entre los socios y con los sectores sociales más progresistas. En el caso de los medios de comunicación públicos el Govern del tripartito ha sido en todo caso ingenuo. Ha creado una Ley de dichos medios que claramente los desliga del control del gobierno, es decir ha dotado de autonomía real a una radio y una televisión que durante 23 años fueron el altavoz de Convergencia. Es decir ha dotado de autonomía a unos medios infestados de pensamiento convergente, lo que en la práctica ha llevado a que en muchos casos haya sido más una televisión claramente contraria al Govern o como mínimo a alguno de sus componentes.
A todo eso debemos añadir, el hartazgo de la sociedad catalana hacia la forma de hacer, o no hacer política, la crisis económica y especialmente las repercusiones de las políticas de Zapatero, y todo el problema y la frustración derivados del largo periodo la tramitación del Estatut en el Constitucional y el correspondiente desapego de la sociedad catalana hacia el estado, pero también hacia la política.
Es evidente que toda esa serie de circunstancias favorecen claramente a la derecha, en especial a CiU, pero también al PP. La gran movilización de rechazo al Estatut, a pesar de dar la imagen de ser hegemonizada por el independentismo, en realidad ha sido capitalizada por CiU, que pese a que juegue a nacionalista no ha sido ni es independentista. La izquierda está en gran parte desorientada y desmotivada. Eso explica que las encuestas establezcan unas previsiones de que solo un 50% acudirá a votar. Y el principal perjudicado será el PSC, ya que ni sus propios afiliados parecen decididos a votar, y a quien también perjudica la actual política económica de Zapatero, no en vano aglutinan a amplios sectores de trabajadores asalariados. ERC también resulta perjudicada, ya que el supuesto auge del independentismo y el hecho de haber optado en dos ocasiones por gobiernos de izquierda, ha hecho huir de este partido a sus sectores más a la derecha que presentan otras opciones como Laporta, al margen de los votantes que vuelven a Convergencia. ICV es en principio la fuerza menor del tripartito y la que parece tener a su afiliación y votantes más consolidados y fieles, también es cierto que es la única que ha mantenido un claro perfil de izquierda y la más atacada por los medios de comunicación de la derecha catalana, lo que la refuerza ante muchos de sus votantes. En cuanto al PP centrando su política en la inmigración, ahora precisamente que ya no vienen inmigrantes, intenta hacerse con la cuota que le podían disputar sectores xenófobos como la Plataforma per Catalunya, y a la vez hace bandera de un falso conflicto lingüístico para atraerse a sus sectores más recalcitrantes que han votado a Ciutadans/ Partido de la Ciudadanía.
En todo caso este escenario se presenta duro y oscuro para la izquierda, y no sólo la catalana. Porque la CiU de Mas y Duran, no es la misma de Pujol, ni tienen su nivel político ni tienen una política de derecha disfrazada de centro catalanista. La de ahora es una CiU que es y se presenta como derecha pura y la opción más ligada a los intereses de las patronales y de los medios financieros y mediáticos. Por tanto Zapatero se va a encontrar, posiblemente, me gustaría equivocarme, con un premio deseado por él, pero que es un premio envenenado, ya que CiU no va a dudar, en su momento, aún más de como ya lo hizo en el pasado, en entronizar al PP en España.
Es duro de comprobar qué lejos queda aquella Catalunya que fue ejemplo de modernidad política y cultural en los años de la transición, que tanta comprensión recibía de otras partes del estado y que tanta solidaridad daba a los otros pueblos de España, que era punto de referencia para todos los progresistas. Esa Catalunya ha evolucionado en democracia, en especial por los años de hegemonía del pujolismo, hacia una situación de declive político y cultural que presenta aspectos de provincianismo.
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