NUEVATRIBUNA.ES - 16.11.2010
Yo opto por Joan Herrera e ICV porque su programa establece la prioridad de la lucha contra la crisis desde una posición clara y genuinamente de izquierdas, contra las políticas de renuncia del PSOE basada en el recorte de derechos y de cargar el peso de la crisis de forma unilateral sobre los trabajadores y las capas populares (sólo les ha faltado traer a Corbacho para acabar de desmoralizar a los propios afiliados del PSC).
Catalunya está en plena campaña electoral para elegir el próximo Parlament de Catalunya el domingo 28 de noviembre. Es una campaña muy especial porque parece que ya hay una serie de hipótesis que todo el mundo da por sentadas.
En primer lugar, la campaña está dominada por un sentimiento de apatía y lejanía de los electores, hasta el punto de que se discute si la participación llegará al 50%. Por otro lado, una gran parte de los propios contendientes parte del convencimiento de que se producirá un seguro triunfo electoral de Convergencia y Unió.
Ante esta situación, es preciso aclarar de forma anticipada que soy de la gente que declara públicamente que opto y hago campaña por Joan Herrera e Iniciativa per Catalunya Verds. Y básicamente porque es una opción que, al contrario que otras, no acepta la resignación.
Joan Herrera y su formación política son los únicos que no reniegan del pasado de los dos gobiernos tripartitos. Fundamentalmente porque es la única posibilidad de presente y futuro para un gobierno de izquierdas y progresista para Catalunya. Y esta no es la actitud de ERC que hoy, bajo una dirección suicida, se encierra en un planteamiento abstracto con la independencia como única bandera y se olvida de la opción por un gobierno de izquierdas que hizo hace siete años. Ni tampoco es la actitud de José Montilla y del PSC que, al renunciar públicamente a reeditar el tripartito, renuncian al legado de sus años de presidencia de la Generalitat y a la posibilidad de gobernar de nuevo. Con esas actitudes, las de Montilla y Puigcercós, a Más se las ponen - como se dice en Catalunya- como a Felipe V, es decir, en bandeja.
Yo opto por Joan Herrera e ICV porque significa una opción que no se resigna al gobierno de la derecha, una opción que reivindica la gestión de la izquierda en Catalunya en estos últimos años, que pese a todo y a la falta de un discurso político que explicara su actuación, ha comportado en realidad una actualización y modernización muy superior a la de los años de gobierno de Pujol.
Yo opto por Joan Herrera e ICV porque su programa establece la prioridad de la lucha contra la crisis desde una posición clara y genuinamente de izquierdas, contra las políticas de renuncia del PSOE basadas en el recorte de derechos y en cargar el peso de la crisis de forma unilateral sobre los trabajadores y las capas populares (sólo les ha faltado traer a Corbacho para acabar de desmoralizar a los propios afiliados del PSC). Porque ICV reitera la necesidad de un cambio imprescindible de la política fiscal: no sólo que grave a los que más tienen y a los beneficios especulativos, sino que potencie la lucha contra el fraude fiscal. Porque es una opción política coherente que en el Parlamento y en la calle ha estado siempre al lado de los sindicatos y la clase trabajadora.
Yo opto por Joan Herrera e ICV porque ponen por delante el conflicto social, sin renunciar a la defensa de los derechos nacionales de Catalunya y a la esperanza que represento el nuevo Estatut mutilado por el Tribunal Constitucional. Y porque su modelo es claramente el de una España federal y plurinacional como mejor marco de convivencia para todos.
Joan Herrera e ICV tienen una opción claramente definida a favor de los derechos sociales y la laicidad de la sociedad. Laicidad de verdad, no como las vergonzantes posiciones del PSOE y del PSC que se inclinan ante el peso de la Iglesia. Este pasado domingo, Zapatero se hacía el progre en la campaña diciendo que él no se inclinaba como el PP y CiU ante la Iglesia. Eso sí, no explicó por qué ha retirado la Ley de Libertad Religiosa ni mencionó que el suyo ha sido el gobierno que más ha subvencionado a la Iglesia (en este sentido, y pese a no ser santo de mi devoción, reconozco el magnifico artículo de Fernando Savater en el país sobre el tema).
Yo opto por Joan Herrera e ICV porque es la formación que une las raíces de un hilo rojo, que proviene del magnífico proyecto de integración social que significó el PSUC de la transición y que conocí a finales de los 60, con un nuevo hilo verde de un ecologismo necesario para hacer frente al desarrollismo, que no desarrollo, hegemónico hoy en día y que está enterrando las posibilidades de la sostenibilidad del planeta.
Joan Herrera e ICV significan una izquierda cierta, de verdad, que no se envuelve en banderas sino que defiende la ciudadanía y sus derechos a cara descubierta. Es la única fuerza política que da la cara por la inmigración frente a los ataques más o menos virulentos de todas las derechas, desde las ultramontanas hasta la xenofobia táctica que el PP ha hecho entrar en esta campaña y el fariseísmo de CiU (sólo hay que escuchar a Duran Lleida quejándose de que Catalunya va a perder su identidad porque la mayoría de los nuevos catalanes que nacen son hijos de inmigrantes), y la falta de respuesta de las otras opciones.
Yo opto por ICV porque es una opción política que mantiene un compromiso de solidaridad internacional en temas como el del Sahara, frente a las vergonzosas actitudes del Gobierno Zapatero y las de aquellos que anteponen los intereses a la defensa de los derechos humanos.
Yo opto por Herrera e ICV porque es una opción, como antes fue el viejo PSUC, que tiene las manos limpias y a la que no se le conocen corruptelas que afectan a otros. Porque es un partido que no engaña a nadie sobre lo que es, y por eso los medios de la derecha catalana y su portavoz “La Vanguardia”, la del inefable Conde de Godo, ha hecho de ICV y de Joan Saura el centro de su crítica constante y encarnizada durante los últimos cuatro años, expresando el deseo de los intereses de los poderosos en Catalunya de echar como fuese a ICV del Gobierno de la Generalitat.
Y opto entre otras muchas cosas por ICV, porque es la opción que en Catalunya nos ha reconciliado a muchos de los perdedores con nuestra Memoria Histórica con mayúsculas. Una memoria histórica que es la del pueblo catalán que como el resto de los pueblos del estado fue oprimido por una dictadura sangrienta y que hoy reivindica a los que lucharon por la legitimidad republicana en la guerra civil y en la lucha clandestina contra la dictadura.
Y finalmente opto por Joan Herrera e ICV porque son los únicos que aún no han arrojado la toalla y que están dando la batalla política por una victoria de la izquierda, pese a la rendición del resto de sus hasta ahora compañeros de gobierno. Y la batalla electoral no está perdida hasta el 28. A lo mejor es por esto que las encuestas señalan que ICV es el partido del tripartito que mejor saldrá de las elecciones. A lo mejor es porque las enfoca a la ofensiva y no en retirada como otros.
16 de nov. 2010
20 d’oct. 2010
Algunas consideraciones ante el cambio de Gobierno
NUEVATRIBUNA.ES - 20.10.2010
Hay que destacar el nuevo papel de Rubalcaba y la entrada de Jáuregui. Creo que estos dos nombramientos tienen una significación trascendente, especialmente si los relacionamos con el acuerdo de legislatura con el PNV y con las razones profundas del acuerdo. Es evidente que algo se mueve en el mundo abertzale. Y es evidente que un logro excepcional, como podría ser el fin de la violencia en Euskadi, sería una baza electoral de primera magnitud.
Bien, parece que Zapatero ha logrado sorprender al personal que no esperaba un tan profundo cambio de gobierno. Donde se esperaba tan sólo la sustitución del Ministro de Trabajo se lleva a término una profunda y política reforma del gabinete.
Ante ello podríamos establecer algunas consideraciones. Es evidente que el Gobierno estaba “quemado”. Quemado a nivel general, como demostraban las encuestas. Quemado entre su electorado. Quemado en el campo de la izquierda.
La reciente Huelga General exitosa, pese a lo que digan determinados medios, la inquietud entre la afiliación socialista, expresada en privado pero también en público por alguno de los barones socialistas ante la proximidad de las elecciones municipales y autonómicas, y en último término legislativas del 2012, parecen haber llevado finalmente a Zapatero a realizar una remodelación profunda.
En primer lugar, cabe decir que trata de hacer un guiño al electorado socialista y a la izquierda. Es evidente que este sentido parecen tener las incorporaciones de Valeriano Gómez y Rosa Aguilar. Los dos nombramientos tratan de hacer frente a las críticas de la gente de izquierdas. Con Valeriano Gómez, hombre que conoce lo que es el diálogo social de forma profunda, parece intentar hacer un guiño a los sindicatos que se deberá concretar con cambios en las políticas socio-económicas y laborales que de alguna forma giren hacia la “rectificación” que los sindicatos demandan. En cuanto a Rosa Aguilar, es indudable que es una imagen de izquierda a la que además se la sitúa en un ministerio relacionado con la ecología y el medio ambiente, intentando así evitar fugas de electores progresistas.
En segundo lugar, Zapatero premia a sus fieles. Es el caso de Trinidad Jiménez, a la que parece agradecer su sacrificio en las primarias de Madrid, y el de Leire Pajín, a la que premia con un ministerio, a la vez que abre el camino a una persona como Marcelino Iglesias que puede dar una imagen menos crispada del partido que la Pajín.
En tercer lugar -y el más importante y estratégico-, hay que destacar el nuevo papel de Rubalcaba y la entrada de Jáuregui. Creo que estos dos nombramientos tienen una significación trascendente, especialmente si los relacionamos con el acuerdo de legislatura con el PNV y con las razones profundas del acuerdo. Es evidente que algo se mueve en el mundo abertzale. Y es evidente que un logro excepcional, como podría ser el fin de la violencia en Euskadi, sería una baza electoral de primera magnitud. Creo que en este sentido deben verse estos nombramientos y la razón última del cambio de gobierno. Rubalcaba debe ser el hombre clave en el camino hacia conseguir el fin de la violencia y Ramón Jáuregui, perfecto conocedor de la política vasca, es además el hombre indicado para llevar el diálogo necesario con el principal aliado del Gobierno en estos momentos -e imprescindible en el proceso para acabar con la banda terrorista-, el PNV de Urkullu.
Nos encontramos ante un tema de gran trascendencia política y del que hay claros indicios que nos pueden llevar a contemplarlo con visos de realidad y a tenerlo muy en cuenta. Comenzó con unas declaraciones, posible globo sonda, de Eguiguren, presidente del PSE, -puede que el mejor conocedor del mundo y de la situación interna de la izquierda abertzale- y de la propia ETA. Posteriormente, hemos visto claros movimientos de este mundo que se reflejan de forma clara en la entrevista en El País a Arnaldo Otegui. Más adelante, el pacto, que no es sólo de Presupuestos sino de legislatura con el PNV, con un profundo contenido político (el propio responsable de presupuestos del PNV califica los presupuestos de poco adecuados), que sólo adquiere toda su importancia si se sitúa en una legislatura que debe contener avances específicos e importantes en la situación en Euskadi. Y, ¿cuál puede ser más importante que el final de la violencia capitalizado por el Partido Socialista de la mano del PNV?
Y por último, estos cambios, debidos a las consideraciones que he expuesto, también contienen la presentación de, dado el caso, el posible sucesor de Zapatero como candidato a la Presidencia del Gobierno en la persona de Rubalcaba.
En definitiva, al optar por un Gobierno más fuerte, con fortaleza política dado el nivel de sus componentes, Zapatero parece decidido a dar la batalla del último tramo de la legislatura con un objetivo trascendente como es el fin de ETA, a la vez que hace señales de cambio en las políticas sociales y medioambientales a los votantes de izquierda. Si lo consigue, cosa que debe concretarse en actuaciones en todos los ámbitos, no cabe duda que situaría de nuevo al PSOE en el partido.
Hay que destacar el nuevo papel de Rubalcaba y la entrada de Jáuregui. Creo que estos dos nombramientos tienen una significación trascendente, especialmente si los relacionamos con el acuerdo de legislatura con el PNV y con las razones profundas del acuerdo. Es evidente que algo se mueve en el mundo abertzale. Y es evidente que un logro excepcional, como podría ser el fin de la violencia en Euskadi, sería una baza electoral de primera magnitud.
Bien, parece que Zapatero ha logrado sorprender al personal que no esperaba un tan profundo cambio de gobierno. Donde se esperaba tan sólo la sustitución del Ministro de Trabajo se lleva a término una profunda y política reforma del gabinete.
Ante ello podríamos establecer algunas consideraciones. Es evidente que el Gobierno estaba “quemado”. Quemado a nivel general, como demostraban las encuestas. Quemado entre su electorado. Quemado en el campo de la izquierda.
La reciente Huelga General exitosa, pese a lo que digan determinados medios, la inquietud entre la afiliación socialista, expresada en privado pero también en público por alguno de los barones socialistas ante la proximidad de las elecciones municipales y autonómicas, y en último término legislativas del 2012, parecen haber llevado finalmente a Zapatero a realizar una remodelación profunda.
En primer lugar, cabe decir que trata de hacer un guiño al electorado socialista y a la izquierda. Es evidente que este sentido parecen tener las incorporaciones de Valeriano Gómez y Rosa Aguilar. Los dos nombramientos tratan de hacer frente a las críticas de la gente de izquierdas. Con Valeriano Gómez, hombre que conoce lo que es el diálogo social de forma profunda, parece intentar hacer un guiño a los sindicatos que se deberá concretar con cambios en las políticas socio-económicas y laborales que de alguna forma giren hacia la “rectificación” que los sindicatos demandan. En cuanto a Rosa Aguilar, es indudable que es una imagen de izquierda a la que además se la sitúa en un ministerio relacionado con la ecología y el medio ambiente, intentando así evitar fugas de electores progresistas.
En segundo lugar, Zapatero premia a sus fieles. Es el caso de Trinidad Jiménez, a la que parece agradecer su sacrificio en las primarias de Madrid, y el de Leire Pajín, a la que premia con un ministerio, a la vez que abre el camino a una persona como Marcelino Iglesias que puede dar una imagen menos crispada del partido que la Pajín.
En tercer lugar -y el más importante y estratégico-, hay que destacar el nuevo papel de Rubalcaba y la entrada de Jáuregui. Creo que estos dos nombramientos tienen una significación trascendente, especialmente si los relacionamos con el acuerdo de legislatura con el PNV y con las razones profundas del acuerdo. Es evidente que algo se mueve en el mundo abertzale. Y es evidente que un logro excepcional, como podría ser el fin de la violencia en Euskadi, sería una baza electoral de primera magnitud. Creo que en este sentido deben verse estos nombramientos y la razón última del cambio de gobierno. Rubalcaba debe ser el hombre clave en el camino hacia conseguir el fin de la violencia y Ramón Jáuregui, perfecto conocedor de la política vasca, es además el hombre indicado para llevar el diálogo necesario con el principal aliado del Gobierno en estos momentos -e imprescindible en el proceso para acabar con la banda terrorista-, el PNV de Urkullu.
Nos encontramos ante un tema de gran trascendencia política y del que hay claros indicios que nos pueden llevar a contemplarlo con visos de realidad y a tenerlo muy en cuenta. Comenzó con unas declaraciones, posible globo sonda, de Eguiguren, presidente del PSE, -puede que el mejor conocedor del mundo y de la situación interna de la izquierda abertzale- y de la propia ETA. Posteriormente, hemos visto claros movimientos de este mundo que se reflejan de forma clara en la entrevista en El País a Arnaldo Otegui. Más adelante, el pacto, que no es sólo de Presupuestos sino de legislatura con el PNV, con un profundo contenido político (el propio responsable de presupuestos del PNV califica los presupuestos de poco adecuados), que sólo adquiere toda su importancia si se sitúa en una legislatura que debe contener avances específicos e importantes en la situación en Euskadi. Y, ¿cuál puede ser más importante que el final de la violencia capitalizado por el Partido Socialista de la mano del PNV?
Y por último, estos cambios, debidos a las consideraciones que he expuesto, también contienen la presentación de, dado el caso, el posible sucesor de Zapatero como candidato a la Presidencia del Gobierno en la persona de Rubalcaba.
En definitiva, al optar por un Gobierno más fuerte, con fortaleza política dado el nivel de sus componentes, Zapatero parece decidido a dar la batalla del último tramo de la legislatura con un objetivo trascendente como es el fin de ETA, a la vez que hace señales de cambio en las políticas sociales y medioambientales a los votantes de izquierda. Si lo consigue, cosa que debe concretarse en actuaciones en todos los ámbitos, no cabe duda que situaría de nuevo al PSOE en el partido.
14 d’oct. 2010
Catalunya: aires de retorno al pasado
NUEVATRIBUNA.ES - 14.10.2010
El escenario se presenta duro y oscuro para la izquierda, y no sólo la catalana. Porque la CiU de Mas y Duran, no es la misma de Pujol, ni tienen su nivel político ni tienen una política de derecha disfrazada de centro catalanista. La de ahora es una CiU que es y se presenta como derecha pura y la opción más ligada a los intereses de las patronales y de los medios financieros y mediáticos
El próximo 28 de octubre se celebrarán las elecciones al Parlament de Catalunya, que determinarán la composición del nuevo Govern de la Generalitat. En estas elecciones todo hace prever un triunfo de CiU por mayoría, la duda está en conocer si será una mayoría absoluta, cosa que no parece probable, pero sí de una mayoría cómoda para gobernar.
Es decir que, después de dos legislaturas de gobiernos del tripartito de izquierdas, volvemos al pasado de los 23 años de gobierno de CiU. ¿Tan mal lo ha hecho el tripartito catalán?
Creo que la cuestión es mucho más compleja. Creo que los gobiernos tripartitos en Catalunya han contenido varios elementos positivos que no se pueden ni deben olvidar. En primer lugar significaron una alternancia a una Generalitat de CiU, que desde la transición creó un poder a su medida en el gobierno autonómico y en todas las instituciones dependientes de él, desde la nueva policía autonómica, hasta la radio y televisión públicas de Catalunya. Esta alternancia fue sin duda un elemento sano y positivo para la vida política catalana. En segundo lugar dio pie a una experiencia nueva, la de un gobierno de coalición entre tres fuerzas políticas situadas a la izquierda, con concepciones diversas, que sin embargo no les impiden ponerse de acuerdo para gobernar. Y finalmente, las realizaciones de los Gobiernos tripartitos que han situado a Catalunya mucho más allá de donde se encontraba cuando la dejó CiU. Y hemos de referirnos a dos aspectos diferentes. Por un lado el establecimiento de un nuevo Estatuto de Autonomía que establece, pese a todos los recortes, un marco legal para el autogobierno que no buscaron ni consiguieron los gobiernos convergentes, ya que estaban más interesados en potenciar el victimismo perpetuo y utilizarlo en la negociación de los acuerdos puntuales con el gobierno de turno a nivel del estado.
El tripartito ha cometido un grave error en su gestión que va más allá de las discrepancias entre los socios. Ha hecho más de lo que ha sabido explicar. Puede que la propia idiosincrasia del actual President Montilla sea una de las claves. Las realizaciones efectuadas por el tripartito, en los diversos ámbitos del gobierno, se han publicitado de una en una, sin darle un discurso de conjunto, un discurso político que explicara el esfuerzo de modernización, de actuación social y de democratización que se ha realizado. Tres ejemplos son ilustrativos: a) Un nuevo modelo de financiación de la autonomía que mejora de forma considerable el anterior de CiU; b) el tripartito se encontró con un incremento de población escolar, con la que el anterior gobierno no contaba, fruto en gran parte del crecimiento demográfico derivado de la llegada masiva de inmigrantes, ello ha comportado la construcción de centenares de nuevas escuelas y la creación de miles de puestos de trabajo en el ámbito docente; c) un intento serio de democratización de la policía autonómica, mediante la instalación de cámaras de video-vigilancia en todas las comisarías que ha desterrado tanto cualquier sombra de prácticas de tortura como de falsas denuncias a los agentes, lo que ha significado un intento serio de unir seguridad y principios democráticos.
Sin embargo el tripartito ha tenido que hacer frente a diversos adversarios poderosos frente a su gestión. En primer lugar los grandes poderes fácticos económicos y mediáticos de Catalunya, partidarios de una esperemos, que imposible socio-vergencia, es decir de un gobierno de CiU i PSC, un claro ejemplo es la posición del portavoz de esos poderes, “La Vanguardia” que ha sido un acosador permanente del Govern y en especial de sus socios menores. Una gran campaña en contra del gobierno en el ámbito del estado por parte tanto del PP como de sectores mediáticos y políticos supuestamente progresistas, especialmente durante la tramitación del Estatut. Una relación como mínimo distante con el Presidente Zapatero y su entorno, que como es de todos conocido, hubiera preferido un Gobierno de Artur Mas y CiU.
Todo eso al margen de las discrepancias internas y de algún error importante como ha sido la gestión de los medios de comunicación públicos de la radio y televisión autonómicas. Las discrepancias internas han sido provocadas en gran parte por el hecho de que sectores del propio Govern, han contravenido los acuerdos y llevado a término leyes más propias de centro o de derecha, como la de Educación, que ha comportado serias diferencias entre los socios y con los sectores sociales más progresistas. En el caso de los medios de comunicación públicos el Govern del tripartito ha sido en todo caso ingenuo. Ha creado una Ley de dichos medios que claramente los desliga del control del gobierno, es decir ha dotado de autonomía real a una radio y una televisión que durante 23 años fueron el altavoz de Convergencia. Es decir ha dotado de autonomía a unos medios infestados de pensamiento convergente, lo que en la práctica ha llevado a que en muchos casos haya sido más una televisión claramente contraria al Govern o como mínimo a alguno de sus componentes.
A todo eso debemos añadir, el hartazgo de la sociedad catalana hacia la forma de hacer, o no hacer política, la crisis económica y especialmente las repercusiones de las políticas de Zapatero, y todo el problema y la frustración derivados del largo periodo la tramitación del Estatut en el Constitucional y el correspondiente desapego de la sociedad catalana hacia el estado, pero también hacia la política.
Es evidente que toda esa serie de circunstancias favorecen claramente a la derecha, en especial a CiU, pero también al PP. La gran movilización de rechazo al Estatut, a pesar de dar la imagen de ser hegemonizada por el independentismo, en realidad ha sido capitalizada por CiU, que pese a que juegue a nacionalista no ha sido ni es independentista. La izquierda está en gran parte desorientada y desmotivada. Eso explica que las encuestas establezcan unas previsiones de que solo un 50% acudirá a votar. Y el principal perjudicado será el PSC, ya que ni sus propios afiliados parecen decididos a votar, y a quien también perjudica la actual política económica de Zapatero, no en vano aglutinan a amplios sectores de trabajadores asalariados. ERC también resulta perjudicada, ya que el supuesto auge del independentismo y el hecho de haber optado en dos ocasiones por gobiernos de izquierda, ha hecho huir de este partido a sus sectores más a la derecha que presentan otras opciones como Laporta, al margen de los votantes que vuelven a Convergencia. ICV es en principio la fuerza menor del tripartito y la que parece tener a su afiliación y votantes más consolidados y fieles, también es cierto que es la única que ha mantenido un claro perfil de izquierda y la más atacada por los medios de comunicación de la derecha catalana, lo que la refuerza ante muchos de sus votantes. En cuanto al PP centrando su política en la inmigración, ahora precisamente que ya no vienen inmigrantes, intenta hacerse con la cuota que le podían disputar sectores xenófobos como la Plataforma per Catalunya, y a la vez hace bandera de un falso conflicto lingüístico para atraerse a sus sectores más recalcitrantes que han votado a Ciutadans/ Partido de la Ciudadanía.
En todo caso este escenario se presenta duro y oscuro para la izquierda, y no sólo la catalana. Porque la CiU de Mas y Duran, no es la misma de Pujol, ni tienen su nivel político ni tienen una política de derecha disfrazada de centro catalanista. La de ahora es una CiU que es y se presenta como derecha pura y la opción más ligada a los intereses de las patronales y de los medios financieros y mediáticos. Por tanto Zapatero se va a encontrar, posiblemente, me gustaría equivocarme, con un premio deseado por él, pero que es un premio envenenado, ya que CiU no va a dudar, en su momento, aún más de como ya lo hizo en el pasado, en entronizar al PP en España.
Es duro de comprobar qué lejos queda aquella Catalunya que fue ejemplo de modernidad política y cultural en los años de la transición, que tanta comprensión recibía de otras partes del estado y que tanta solidaridad daba a los otros pueblos de España, que era punto de referencia para todos los progresistas. Esa Catalunya ha evolucionado en democracia, en especial por los años de hegemonía del pujolismo, hacia una situación de declive político y cultural que presenta aspectos de provincianismo.
El escenario se presenta duro y oscuro para la izquierda, y no sólo la catalana. Porque la CiU de Mas y Duran, no es la misma de Pujol, ni tienen su nivel político ni tienen una política de derecha disfrazada de centro catalanista. La de ahora es una CiU que es y se presenta como derecha pura y la opción más ligada a los intereses de las patronales y de los medios financieros y mediáticos
El próximo 28 de octubre se celebrarán las elecciones al Parlament de Catalunya, que determinarán la composición del nuevo Govern de la Generalitat. En estas elecciones todo hace prever un triunfo de CiU por mayoría, la duda está en conocer si será una mayoría absoluta, cosa que no parece probable, pero sí de una mayoría cómoda para gobernar.
Es decir que, después de dos legislaturas de gobiernos del tripartito de izquierdas, volvemos al pasado de los 23 años de gobierno de CiU. ¿Tan mal lo ha hecho el tripartito catalán?
Creo que la cuestión es mucho más compleja. Creo que los gobiernos tripartitos en Catalunya han contenido varios elementos positivos que no se pueden ni deben olvidar. En primer lugar significaron una alternancia a una Generalitat de CiU, que desde la transición creó un poder a su medida en el gobierno autonómico y en todas las instituciones dependientes de él, desde la nueva policía autonómica, hasta la radio y televisión públicas de Catalunya. Esta alternancia fue sin duda un elemento sano y positivo para la vida política catalana. En segundo lugar dio pie a una experiencia nueva, la de un gobierno de coalición entre tres fuerzas políticas situadas a la izquierda, con concepciones diversas, que sin embargo no les impiden ponerse de acuerdo para gobernar. Y finalmente, las realizaciones de los Gobiernos tripartitos que han situado a Catalunya mucho más allá de donde se encontraba cuando la dejó CiU. Y hemos de referirnos a dos aspectos diferentes. Por un lado el establecimiento de un nuevo Estatuto de Autonomía que establece, pese a todos los recortes, un marco legal para el autogobierno que no buscaron ni consiguieron los gobiernos convergentes, ya que estaban más interesados en potenciar el victimismo perpetuo y utilizarlo en la negociación de los acuerdos puntuales con el gobierno de turno a nivel del estado.
El tripartito ha cometido un grave error en su gestión que va más allá de las discrepancias entre los socios. Ha hecho más de lo que ha sabido explicar. Puede que la propia idiosincrasia del actual President Montilla sea una de las claves. Las realizaciones efectuadas por el tripartito, en los diversos ámbitos del gobierno, se han publicitado de una en una, sin darle un discurso de conjunto, un discurso político que explicara el esfuerzo de modernización, de actuación social y de democratización que se ha realizado. Tres ejemplos son ilustrativos: a) Un nuevo modelo de financiación de la autonomía que mejora de forma considerable el anterior de CiU; b) el tripartito se encontró con un incremento de población escolar, con la que el anterior gobierno no contaba, fruto en gran parte del crecimiento demográfico derivado de la llegada masiva de inmigrantes, ello ha comportado la construcción de centenares de nuevas escuelas y la creación de miles de puestos de trabajo en el ámbito docente; c) un intento serio de democratización de la policía autonómica, mediante la instalación de cámaras de video-vigilancia en todas las comisarías que ha desterrado tanto cualquier sombra de prácticas de tortura como de falsas denuncias a los agentes, lo que ha significado un intento serio de unir seguridad y principios democráticos.
Sin embargo el tripartito ha tenido que hacer frente a diversos adversarios poderosos frente a su gestión. En primer lugar los grandes poderes fácticos económicos y mediáticos de Catalunya, partidarios de una esperemos, que imposible socio-vergencia, es decir de un gobierno de CiU i PSC, un claro ejemplo es la posición del portavoz de esos poderes, “La Vanguardia” que ha sido un acosador permanente del Govern y en especial de sus socios menores. Una gran campaña en contra del gobierno en el ámbito del estado por parte tanto del PP como de sectores mediáticos y políticos supuestamente progresistas, especialmente durante la tramitación del Estatut. Una relación como mínimo distante con el Presidente Zapatero y su entorno, que como es de todos conocido, hubiera preferido un Gobierno de Artur Mas y CiU.
Todo eso al margen de las discrepancias internas y de algún error importante como ha sido la gestión de los medios de comunicación públicos de la radio y televisión autonómicas. Las discrepancias internas han sido provocadas en gran parte por el hecho de que sectores del propio Govern, han contravenido los acuerdos y llevado a término leyes más propias de centro o de derecha, como la de Educación, que ha comportado serias diferencias entre los socios y con los sectores sociales más progresistas. En el caso de los medios de comunicación públicos el Govern del tripartito ha sido en todo caso ingenuo. Ha creado una Ley de dichos medios que claramente los desliga del control del gobierno, es decir ha dotado de autonomía real a una radio y una televisión que durante 23 años fueron el altavoz de Convergencia. Es decir ha dotado de autonomía a unos medios infestados de pensamiento convergente, lo que en la práctica ha llevado a que en muchos casos haya sido más una televisión claramente contraria al Govern o como mínimo a alguno de sus componentes.
A todo eso debemos añadir, el hartazgo de la sociedad catalana hacia la forma de hacer, o no hacer política, la crisis económica y especialmente las repercusiones de las políticas de Zapatero, y todo el problema y la frustración derivados del largo periodo la tramitación del Estatut en el Constitucional y el correspondiente desapego de la sociedad catalana hacia el estado, pero también hacia la política.
Es evidente que toda esa serie de circunstancias favorecen claramente a la derecha, en especial a CiU, pero también al PP. La gran movilización de rechazo al Estatut, a pesar de dar la imagen de ser hegemonizada por el independentismo, en realidad ha sido capitalizada por CiU, que pese a que juegue a nacionalista no ha sido ni es independentista. La izquierda está en gran parte desorientada y desmotivada. Eso explica que las encuestas establezcan unas previsiones de que solo un 50% acudirá a votar. Y el principal perjudicado será el PSC, ya que ni sus propios afiliados parecen decididos a votar, y a quien también perjudica la actual política económica de Zapatero, no en vano aglutinan a amplios sectores de trabajadores asalariados. ERC también resulta perjudicada, ya que el supuesto auge del independentismo y el hecho de haber optado en dos ocasiones por gobiernos de izquierda, ha hecho huir de este partido a sus sectores más a la derecha que presentan otras opciones como Laporta, al margen de los votantes que vuelven a Convergencia. ICV es en principio la fuerza menor del tripartito y la que parece tener a su afiliación y votantes más consolidados y fieles, también es cierto que es la única que ha mantenido un claro perfil de izquierda y la más atacada por los medios de comunicación de la derecha catalana, lo que la refuerza ante muchos de sus votantes. En cuanto al PP centrando su política en la inmigración, ahora precisamente que ya no vienen inmigrantes, intenta hacerse con la cuota que le podían disputar sectores xenófobos como la Plataforma per Catalunya, y a la vez hace bandera de un falso conflicto lingüístico para atraerse a sus sectores más recalcitrantes que han votado a Ciutadans/ Partido de la Ciudadanía.
En todo caso este escenario se presenta duro y oscuro para la izquierda, y no sólo la catalana. Porque la CiU de Mas y Duran, no es la misma de Pujol, ni tienen su nivel político ni tienen una política de derecha disfrazada de centro catalanista. La de ahora es una CiU que es y se presenta como derecha pura y la opción más ligada a los intereses de las patronales y de los medios financieros y mediáticos. Por tanto Zapatero se va a encontrar, posiblemente, me gustaría equivocarme, con un premio deseado por él, pero que es un premio envenenado, ya que CiU no va a dudar, en su momento, aún más de como ya lo hizo en el pasado, en entronizar al PP en España.
Es duro de comprobar qué lejos queda aquella Catalunya que fue ejemplo de modernidad política y cultural en los años de la transición, que tanta comprensión recibía de otras partes del estado y que tanta solidaridad daba a los otros pueblos de España, que era punto de referencia para todos los progresistas. Esa Catalunya ha evolucionado en democracia, en especial por los años de hegemonía del pujolismo, hacia una situación de declive político y cultural que presenta aspectos de provincianismo.
30 de set. 2010
Los sindicatos se merecen un respeto
NUEVATRIBUNA.ES - 30.9.2010
Después de la Huelga General del día 29, y una vez más, se debería dar el reconocimiento social al papel que los sindicatos vienen ejerciendo de forma cotidiana en la vida de la ciudadanía. Después de contemplar los ataques furibundos de la derecha y la ultraderecha mediática y la frialdad y cierta mirada conmiseratoria de algunos medios que se autoproclaman progresistas...
...o “serios” contra los sindicatos en los últimos tiempos, deberíamos reivindicar hoy el merecimiento a la función y a la realidad del movimiento sindical y a la honestidad de su actuación.
Si existe hoy alguna organización capaz de relacionarse con sus representados sin necesidad de la complicidad de los medios de comunicación son los sindicatos. Es una relación constante que se inicia desde la labor permanente de los representantes sindicales en las empresas, hasta la comunicación de éstos con las diversas estructuras de la organización hasta sus cúpulas.
Parece que hay quien esté interesado en que se desconozca este trabajo constante, de hormiga, que realiza de forma permanente el movimiento sindical. Y no valen descalificaciones del tipo de “yo conozco un representante de tal sindicato que es un vago o un vendido”, aquí hablamos de la inmensa mayoría de los sindicalistas que por lo general cumplen su cometido, a costa muchas veces de perder posibilidades de promoción profesional y de muchas horas de su vida personal. Hoy no está de moda defender lo colectivo, y hasta no parece “cool”, y sin embargo debe tenerse en cuenta que sin la defensa de lo colectivo y de la solidaridad la sociedad difícilmente avanzará.
Qué organización política o social, aparte del movimiento sindical, sería capaz de efectuar una movilización como la del pasado día 29 sin ningún medio de comunicación, ni prensa ni televisión que lo apoyara. Qué partido político sería capaz de hacerlo, cuando hoy están dependiendo del poder de los medios de comunicación que les son afines para poder llevar su mensaje a la población. Los sindicatos se relacionan directamente con sus representados a través de los miles y miles de delegados y delegadas sindicales, y especialmente de la credibilidad que éstos tienen en sus empresas. Porque los delegados sindicales no están holgando en su vida sindical, sino que la dedican a resolver diariamente problemas personales y colectivos de sus representados, y eso lo hacen pese a tener que enfrentarse al omnímodo poder que los empresarios tienen en el interior de las empresas.
Como en su día dijo claramente Marcelino Camacho “la democracia se ha detenido a la puerta de las empresas”, el poder que la legislación otorga en exclusiva a los empresarios sobre la organización de las empresas debe ser combatido con precariedad por el movimiento sindical y sus representantes, y esta lucha desigual, este esfuerzo de los sindicalistas pocas veces es intelectualmente reconocido.
Asimismo, nadie puede negar que los sindicatos han sido los hermanos pobres de la democracia. Frente a la financiación de los partidos, aquí los sindicatos han tenido que conformarse con una pequeña parte del patrimonio sindical acumulado por el sindicato vertical franquista. Un patrimonio que pertenecía a los trabajadores y que fue incautado por el estado. Y financiándose en gran parte por las cuotas de sus afiliados deben defender los intereses de todos los trabajadores. Es evidente que hay sectores de los trabajadores que no siguen ni se sienten representados por los sindicatos, pero no se niegan a aceptar los beneficios que éstos les consiguen. En fin estas son cosas de una sociedad que estimula lo individual por encima de lo social.
También cabe destacar que en el movimiento sindical hemos visto ejemplos de democracia en su vida interna. El último ejemplo fue el último Congreso de CCOO donde desde dentro de la propia organización surge una contestación que vence al poder del aparato y establece una nueva dirección del sindicato.
Es por todo esto que hoy, después del día 29, tengo la necesidad de reivindicar el reconocimiento social de los sindicatos frente a los ataques que han sufrido y sufren. Por eso merece destacarse cuando sale algún artículo que les hace justicia, como el que hoy aparece en el El País y firma Antonio Gutiérrez, “Del conflicto a la solución negociada” y que hace un análisis justo de la actual situación y de la actuación de los sindicatos.
Creo que se hace evidente que si no existieran los sindicatos habría que inventarlos. Y también debería reconocerse el gran esfuerzo que los sindicatos han efectuado para adaptarse a las nuevas realidades, todo lo contrario que unas patronales que continúan ancladas en la defensa de un modelo económico basado en los bajos salarios, la baja productividad y su nula voluntad de modernizar nuestro aparato productivo.
Después del 29 de setiembre, destacando finalmente que ha sido la más pacífica y ciudadana de las huelgas generales, adelante con el movimiento sindical.
Si existe hoy alguna organización capaz de relacionarse con sus representados sin necesidad de la complicidad de los medios de comunicación son los sindicatos. Es una relación constante que se inicia desde la labor permanente de los representantes sindicales en las empresas, hasta la comunicación de éstos con las diversas estructuras de la organización hasta sus cúpulas.
Parece que hay quien esté interesado en que se desconozca este trabajo constante, de hormiga, que realiza de forma permanente el movimiento sindical. Y no valen descalificaciones del tipo de “yo conozco un representante de tal sindicato que es un vago o un vendido”, aquí hablamos de la inmensa mayoría de los sindicalistas que por lo general cumplen su cometido, a costa muchas veces de perder posibilidades de promoción profesional y de muchas horas de su vida personal. Hoy no está de moda defender lo colectivo, y hasta no parece “cool”, y sin embargo debe tenerse en cuenta que sin la defensa de lo colectivo y de la solidaridad la sociedad difícilmente avanzará.
Qué organización política o social, aparte del movimiento sindical, sería capaz de efectuar una movilización como la del pasado día 29 sin ningún medio de comunicación, ni prensa ni televisión que lo apoyara. Qué partido político sería capaz de hacerlo, cuando hoy están dependiendo del poder de los medios de comunicación que les son afines para poder llevar su mensaje a la población. Los sindicatos se relacionan directamente con sus representados a través de los miles y miles de delegados y delegadas sindicales, y especialmente de la credibilidad que éstos tienen en sus empresas. Porque los delegados sindicales no están holgando en su vida sindical, sino que la dedican a resolver diariamente problemas personales y colectivos de sus representados, y eso lo hacen pese a tener que enfrentarse al omnímodo poder que los empresarios tienen en el interior de las empresas.
Como en su día dijo claramente Marcelino Camacho “la democracia se ha detenido a la puerta de las empresas”, el poder que la legislación otorga en exclusiva a los empresarios sobre la organización de las empresas debe ser combatido con precariedad por el movimiento sindical y sus representantes, y esta lucha desigual, este esfuerzo de los sindicalistas pocas veces es intelectualmente reconocido.
Asimismo, nadie puede negar que los sindicatos han sido los hermanos pobres de la democracia. Frente a la financiación de los partidos, aquí los sindicatos han tenido que conformarse con una pequeña parte del patrimonio sindical acumulado por el sindicato vertical franquista. Un patrimonio que pertenecía a los trabajadores y que fue incautado por el estado. Y financiándose en gran parte por las cuotas de sus afiliados deben defender los intereses de todos los trabajadores. Es evidente que hay sectores de los trabajadores que no siguen ni se sienten representados por los sindicatos, pero no se niegan a aceptar los beneficios que éstos les consiguen. En fin estas son cosas de una sociedad que estimula lo individual por encima de lo social.
También cabe destacar que en el movimiento sindical hemos visto ejemplos de democracia en su vida interna. El último ejemplo fue el último Congreso de CCOO donde desde dentro de la propia organización surge una contestación que vence al poder del aparato y establece una nueva dirección del sindicato.
Es por todo esto que hoy, después del día 29, tengo la necesidad de reivindicar el reconocimiento social de los sindicatos frente a los ataques que han sufrido y sufren. Por eso merece destacarse cuando sale algún artículo que les hace justicia, como el que hoy aparece en el El País y firma Antonio Gutiérrez, “Del conflicto a la solución negociada” y que hace un análisis justo de la actual situación y de la actuación de los sindicatos.
Creo que se hace evidente que si no existieran los sindicatos habría que inventarlos. Y también debería reconocerse el gran esfuerzo que los sindicatos han efectuado para adaptarse a las nuevas realidades, todo lo contrario que unas patronales que continúan ancladas en la defensa de un modelo económico basado en los bajos salarios, la baja productividad y su nula voluntad de modernizar nuestro aparato productivo.
Después del 29 de setiembre, destacando finalmente que ha sido la más pacífica y ciudadana de las huelgas generales, adelante con el movimiento sindical.
30 de jul. 2010
A la espera de un Oskar Lafontaine español
NUEVATRIBUNA.ES - 30.7.2010
Es evidente que a estas alturas la esperanza que alguna vez pudo significar José Luis Rodríguez Zapatero, no sólo en el ámbito de la izquierda española, está absolutamente volatilizada. En menos de un año ha llevado a término un cambio tan radical que parece imposible de efectuar en tan poco tiempo...
...Si bien siempre ha habido desde la izquierda social una cierta desconfianza en el máximo dirigente del PSOE era más por lo que no hacía que por lo que hacía. No hizo cambios sino que continuó con una política fiscal regresiva, no tenía iniciativas para lograr un cambio en nuestro modelo económico basado en la inercia de bajos costes, precariedad y poca productividad. Permitió la continuidad de la política especulativa que ha dado lugar a la burbuja inmobiliaria, etc. Pero en todo momento mantenía la promesa de cultivar el diálogo social, de no hacer ninguna reforma laboral sin consenso y de defender como base de su ideario la política social y su negativa a ningún tipo de rebaja en derechos sociales y laborales. Junto a eso una cantidad de actuaciones demagógicas y de cara a la galería como la desdichada y cumplida promesa de los 400 euros.
Pero de golpe se produce la conversión de Zapatero a quien parece que los “mercados” (es decir los especuladores) hacen ver la luz. En España hay crisis, en España deben efectuarse rápidamente reformas, y como parece ser ley natural esas reformas han de pagarlas los de siempre. Zapatero se convierte en el adalid del liberalismo más rancio e inicia una serie de actuaciones que dejan atónitos a los que alguna vez creyeron en él. Debía reducirse el déficit público como le exigían sus mentores exteriores y para ello ha optado por la reducción del gasto, él que no paraba de gastar para fomentar la recuperación, sin plantearse en ningún momento hasta hoy incrementar los ingresos públicos.
Así pues, nada de fomentar una política fiscal que haga pagar más a los especuladores ni a los más ricos, nada de perseguir el fraude fiscal, nada de abordar el tema de la economía sumergida que continúa creciendo de forma exponencial. Sólo hace falta reducir el gasto y en ello pone todo su esfuerzo.
En primer lugar reducir los salarios de los funcionarios (no congelar, sino reducir) algo hasta ahora nunca visto, pero es que los funcionarios son unos privilegiados, según Zapatero, porque tienen el empleo seguro. Segundo, congelación de las pensiones, después de tantos años de luchar por la revalorización de las pensiones que fue fruto de un pacto sindical con el Gobierno Aznar y el ministro Zaplana (sí, parece la vida al revés), los pensionistas deben contribuir al esfuerzo, ya que ellos, piensa el Gobierno, ya tienen una pensión fija. La tercera en la frente, la reforma laboral, hay que acabar con la segmentación del mercado entre fijos y precarios. La solución, precarizar las condiciones laborales de todos, igualándolos a la baja, eso sin duda es más fácil que luchar contra las causas de la precarización que radica en nuestro sistema productivo arcaico. Mientras la patronal y la derecha disimulan su regocijo y aún hacen como que ponen mala cara, será porque piensan que aun puede sacarse más, tal como está el Gobierno. Ya se anuncia la reforma del sistema de pensiones, alargar la edad de jubilación, más años de cotización y consecuentemente reducción de las pensiones.
Al margen del ámbito laboral o relacionado con los trabajadores y casi a hurtadillas ha efectuado con el pleno consenso de la derecha la Reforma del Sistema Financiero, que ha consistido en llevar a cabo una de las privatizaciones más importantes: la de las Cajas de Ahorros. Actuación que ha llevado incluso a sonrojar a alguien tan poco proclive de izquierdista como Jordi Sevilla que la ha calificado acertadamente como el paso para la conversión en bancos de esas entidades de carácter social, que significan ni más ni menos que la mitad del sistema financiero español.
Evidentemente Zapatero está plenamente amortizado y ya no tiene remedio y es evidente que su palabra no vale nada y tiene más que merecida la Huelga General del 29 de Septiembre, al margen de las razones de fondo de la convocatoria, se la merece por embustero.
Pero cabe abrir una reflexión más a fondo, el Gobierno del PSOE ha vuelto a hacer el trabajo sucio a la derecha. Las dos reformas laborales más regresivas son fruto de gobiernos socialistas, el de Felipe González antes y el de Zapatero ahora, con lo cual dejan a este partido no sólo tocado electoralmente, sino sin capacidad de oposición ante una derecha que poco más puede hacer, como mínimo en estos terrenos.
Es evidente que el PSOE no tiene remedio, es evidente que de su aparato, de sus diputados y dirigentes que asisten impávidos al espectáculo, con la excepción de Antonio Gutiérrez, poco puede esperarse. Pero es necesario fracturar el ámbito social y electoral del PSOE para recuperar la esperanza de la izquierda. Sólo la creación de una fuerza fuerte a la izquierda del PSOE, a pesar del sistema electoral, puede volver a crear las condiciones de regeneración ideológica que permita una posición de hegemonía en lo ideológico para poder enfrentar a la derecha.
La creación de un espacio a la izquierda del PSOE, que rompa el propio espacio de este, que vaya más allá de lo que puede significar hoy IU, que aglutine a las izquierdas de todos los ámbitos a la base del movimiento sindical, que es hoy la única oposición social realmente existente, que aglutine a la gente progresista, de izquierdas, ecologista, federalista, etc. Una fuerza que sume y que tenga clara la defensa de una posición inequívoca de cambio real es hoy en día una necesidad. Es evidente que para lograrlo nadie sobra, pero siempre desde un mínimo de coherencia y con la mirada puesta más en el futuro que en el pasado.
En este sentido va el título, donde está el, los o las Oskar Lafontaine españoles, que puedan atraer hacia una verdadera formación de izquierdas nueva, en formulación, en composición y en objetivos, a tanto votante progresista que hoy por hoy puede estar tentado de decantarse hacia la abstención o el voto en blanco. Una fuerza política que no tenga empacho en plantear la necesidad de una España Federal, de una nación de naciones, de la necesidad de un modelo económico de futuro, basado en el trabajo digno y estable, en la potenciación de la educación y de los servicios sociales básicos consolidados que fortalezcan el estado del bienestar, con una POLITICA FISCAL CON MAYÚSCULAS, que haga pagar más a quien más tiene, que frene la especulación y la economía sumergida y que cumpla la función redistributiva que debe tener el sistema fiscal, una fuerza política de izquierdas y progresista que haga bandera de la necesidad de un desarrollo sostenible y por tanto asuma las posiciones del ecologismo, una fuerza que luche por un desarrollo equilibrado y en paz del planeta y por tanto promueva la solidaridad y la lucha por la paz.
En definitiva hace falta ya un fuerte movimiento que permita dar una oportunidad al progreso porque hoy por hoy el PSOE, como partido ha dejado de ser un referente y no es más que una mala imitación de la derecha. Y hasta me atrevería a decir que esa necesidad de una fuerza política potente a la izquierda del PSOE sería hasta positiva para la posible y deseable regeneración del propio PSOE, que en estos momentos no es que no sea socialista es que por desgracia no es ni tal siquiera socialdemócrata. Ojala tuviéramos en España un partido realmente socialista o tan sólo socialdemócrata. Esperemos que más pronto que tarde aparezca una esperanza blanca para tanto desencantado progresista que hay en el país y que continúa existiendo.
Pero de golpe se produce la conversión de Zapatero a quien parece que los “mercados” (es decir los especuladores) hacen ver la luz. En España hay crisis, en España deben efectuarse rápidamente reformas, y como parece ser ley natural esas reformas han de pagarlas los de siempre. Zapatero se convierte en el adalid del liberalismo más rancio e inicia una serie de actuaciones que dejan atónitos a los que alguna vez creyeron en él. Debía reducirse el déficit público como le exigían sus mentores exteriores y para ello ha optado por la reducción del gasto, él que no paraba de gastar para fomentar la recuperación, sin plantearse en ningún momento hasta hoy incrementar los ingresos públicos.
Así pues, nada de fomentar una política fiscal que haga pagar más a los especuladores ni a los más ricos, nada de perseguir el fraude fiscal, nada de abordar el tema de la economía sumergida que continúa creciendo de forma exponencial. Sólo hace falta reducir el gasto y en ello pone todo su esfuerzo.
En primer lugar reducir los salarios de los funcionarios (no congelar, sino reducir) algo hasta ahora nunca visto, pero es que los funcionarios son unos privilegiados, según Zapatero, porque tienen el empleo seguro. Segundo, congelación de las pensiones, después de tantos años de luchar por la revalorización de las pensiones que fue fruto de un pacto sindical con el Gobierno Aznar y el ministro Zaplana (sí, parece la vida al revés), los pensionistas deben contribuir al esfuerzo, ya que ellos, piensa el Gobierno, ya tienen una pensión fija. La tercera en la frente, la reforma laboral, hay que acabar con la segmentación del mercado entre fijos y precarios. La solución, precarizar las condiciones laborales de todos, igualándolos a la baja, eso sin duda es más fácil que luchar contra las causas de la precarización que radica en nuestro sistema productivo arcaico. Mientras la patronal y la derecha disimulan su regocijo y aún hacen como que ponen mala cara, será porque piensan que aun puede sacarse más, tal como está el Gobierno. Ya se anuncia la reforma del sistema de pensiones, alargar la edad de jubilación, más años de cotización y consecuentemente reducción de las pensiones.
Al margen del ámbito laboral o relacionado con los trabajadores y casi a hurtadillas ha efectuado con el pleno consenso de la derecha la Reforma del Sistema Financiero, que ha consistido en llevar a cabo una de las privatizaciones más importantes: la de las Cajas de Ahorros. Actuación que ha llevado incluso a sonrojar a alguien tan poco proclive de izquierdista como Jordi Sevilla que la ha calificado acertadamente como el paso para la conversión en bancos de esas entidades de carácter social, que significan ni más ni menos que la mitad del sistema financiero español.
Evidentemente Zapatero está plenamente amortizado y ya no tiene remedio y es evidente que su palabra no vale nada y tiene más que merecida la Huelga General del 29 de Septiembre, al margen de las razones de fondo de la convocatoria, se la merece por embustero.
Pero cabe abrir una reflexión más a fondo, el Gobierno del PSOE ha vuelto a hacer el trabajo sucio a la derecha. Las dos reformas laborales más regresivas son fruto de gobiernos socialistas, el de Felipe González antes y el de Zapatero ahora, con lo cual dejan a este partido no sólo tocado electoralmente, sino sin capacidad de oposición ante una derecha que poco más puede hacer, como mínimo en estos terrenos.
Es evidente que el PSOE no tiene remedio, es evidente que de su aparato, de sus diputados y dirigentes que asisten impávidos al espectáculo, con la excepción de Antonio Gutiérrez, poco puede esperarse. Pero es necesario fracturar el ámbito social y electoral del PSOE para recuperar la esperanza de la izquierda. Sólo la creación de una fuerza fuerte a la izquierda del PSOE, a pesar del sistema electoral, puede volver a crear las condiciones de regeneración ideológica que permita una posición de hegemonía en lo ideológico para poder enfrentar a la derecha.
La creación de un espacio a la izquierda del PSOE, que rompa el propio espacio de este, que vaya más allá de lo que puede significar hoy IU, que aglutine a las izquierdas de todos los ámbitos a la base del movimiento sindical, que es hoy la única oposición social realmente existente, que aglutine a la gente progresista, de izquierdas, ecologista, federalista, etc. Una fuerza que sume y que tenga clara la defensa de una posición inequívoca de cambio real es hoy en día una necesidad. Es evidente que para lograrlo nadie sobra, pero siempre desde un mínimo de coherencia y con la mirada puesta más en el futuro que en el pasado.
En este sentido va el título, donde está el, los o las Oskar Lafontaine españoles, que puedan atraer hacia una verdadera formación de izquierdas nueva, en formulación, en composición y en objetivos, a tanto votante progresista que hoy por hoy puede estar tentado de decantarse hacia la abstención o el voto en blanco. Una fuerza política que no tenga empacho en plantear la necesidad de una España Federal, de una nación de naciones, de la necesidad de un modelo económico de futuro, basado en el trabajo digno y estable, en la potenciación de la educación y de los servicios sociales básicos consolidados que fortalezcan el estado del bienestar, con una POLITICA FISCAL CON MAYÚSCULAS, que haga pagar más a quien más tiene, que frene la especulación y la economía sumergida y que cumpla la función redistributiva que debe tener el sistema fiscal, una fuerza política de izquierdas y progresista que haga bandera de la necesidad de un desarrollo sostenible y por tanto asuma las posiciones del ecologismo, una fuerza que luche por un desarrollo equilibrado y en paz del planeta y por tanto promueva la solidaridad y la lucha por la paz.
En definitiva hace falta ya un fuerte movimiento que permita dar una oportunidad al progreso porque hoy por hoy el PSOE, como partido ha dejado de ser un referente y no es más que una mala imitación de la derecha. Y hasta me atrevería a decir que esa necesidad de una fuerza política potente a la izquierda del PSOE sería hasta positiva para la posible y deseable regeneración del propio PSOE, que en estos momentos no es que no sea socialista es que por desgracia no es ni tal siquiera socialdemócrata. Ojala tuviéramos en España un partido realmente socialista o tan sólo socialdemócrata. Esperemos que más pronto que tarde aparezca una esperanza blanca para tanto desencantado progresista que hay en el país y que continúa existiendo.
20 de jul. 2010
Aprovechando la crisis para liquidar las Cajas
NUEVATRIBUNA.ES - 20.7.2010
Parece que ha llegado el momento de todos aquellos que durante mucho tiempo han estado deseando hincarle el diente al pastel de las Cajas de Ahorros. Y cabe decir que han necesitado mucho tiempo y que ahora la crisis financiera les da la oportunidad para hacer realidad lo que hasta ahora se les había negado....
A principios de los años 80 del siglo pasado titulé un artículo en El País, “La Bancarización de las Cajas de Ahorro”, que por cierto me costó un expediente de despido posteriormente sobreseído, en el cual ya denunciaba el intento de apoderarse de las Cajas. Años después en pleno Gobierno del PSOE, Carlos Solchaga dio vida a las cuotas participativas, que ya fueron contestadas por el sindicalismo de clase, en especial CCOO como sindicato mayoritario, como un intento para iniciar la privatización de las Cajas. Se decía entonces y ahora se demuestra que: “se comienza por crear unas cuotas sin derechos políticos y después se les dan esos derechos al plantear el hecho de ¿Cómo no van a tener derechos quienes se juegan su capital?
A pesar del intento, la cosa no pasó a mayores pues la ofensiva del sindicalismo dio por descontado que la Caja que emitiera cuotas participativas sería porque era una caja con problemas.
Con posterioridad el Gobierno del Partido Popular y el ministro Rato, intentaron darle un nuevo impulso que fue asimismo estéril, y únicamente una Caja con problemas, como se ha demostrado, la Caja de Ahorros del Mediterráneo emitió cuotas de ese tipo. Otras lo pensaron pero no se atrevieron a dar el paso.
Pero ahora sí. Ahora ha llegado el tanto tiempo y por tantos poderes deseado, momento de intentar una privatización en toda regla y de forma rápida, aprovechando el “totum revolutum” de la crisis financiera. Ahora por fin los bancos podrán respirar aliviados y comenzar a afilar sus dientes para hacerse con parte del pastel, ahora muchos poderes fácticos económicos, algunos vinculados al mundo mediático se preparan para entrar a degüello. Y ahora algunos gestores de grandes Cajas podrán intentar ser émulos de Botín y tratar de perpetuar su poder personal.
Ya no se trata sólo de las cuotas participativas con derechos políticos, sino de la posibilidad de convertir directamente las cajas en bancos. Y todo ello ante el más absoluto silencio que trata de que la sociedad no se dé cuenta del atraco que se le perpetra. Se van a privatizar y desaparecer como tales unas entidades financieras que hasta ahora, y por más de cien años, dedicaban una parte importante de sus beneficios al desarrollo de la sociedad, y lo que es más importante unas entidades que impedían la exclusión financiera de importantes sectores, los más débiles de la sociedad. Ahora ya todos serán como el Santander, aquí sólo los clientes que den beneficio, los otros no los queremos.
Y cabe preguntarse porque ante una situación como esta que afecta a la mitad de nuestro sistema financiero no hay quien diga nada. Pues porque los poderes políticos, todos los partidos con la honrosa excepción de IU e ICV, los poderes económicos, los propios poderes autonómicos muy afectados, los medios de comunicación, los públicos y especialmente los privados, todos ellos no tienen ningún interés en que se hable del tema. Así a las pocas voces que se han alzado en contra, los sindicatos confederales CCOO y UGT, los mencionados partidos IU e ICV, así como evidentemente los sindicalistas y trabajadores de las Cajas que son los que saben más del tema y serán los más afectados y algunas voces, pocas, del mundo académico, en la práctica se les ha silenciado su voz,.
Es especialmente curioso que desde donde escribo, desde Catalunya, el Conseller de Economía, el inefable Castells, alabe la reforma, y diga que se ha seguido el ejemplo de la regulación catalana. Sólo cabe decir que es un falsario, eso será en cuanto a la presencia de políticos, pero porque no dice nada de la privatización que comporta, acaso el poder de la Caixa y de sus directivos hacen que el pobre conseller sea incapaz incluso de defender las competencias autonómicas. Sí, esas competencias que consagra el Estatut, que han movilizado a un millón de personas y que van más allá de aspectos identitarios, lo que parece ignorar el buen conseller.
Bien parece que esto es imparable ante el consenso de tantas hienas, comenzando por un Gobierno noqueado y un PSOE que ha perdido toda su conciencia social, hasta un PP regocijado, un Banco de España inspirador y promotor del proceso, hasta llegar a unos muñidores infiltrados en el mundo de las Cajas, como Fainé y Rato, pasando por CiU, PNV y tantos otros, entre ellos todo el mundo mediático. ¿Se entiende ahora el relevo en la presidencia de la CECA? y ¿ El pacto PSOE –PP para entronizar a Fainé en la Presidencia, acompañado de Rato?. “I tutti contenti”. Ya dijo con precisión Isidre Fainé que él sólo quería ser Presidente de la CECA por dos años. Por lo visto no necesitará más para enterrar las Cajas. Será algo que toda la sociedad lamentará eternamente.
Parece que ha llegado el momento de todos aquellos que durante mucho tiempo han estado deseando hincarle el diente al pastel de las Cajas de Ahorros. Y cabe decir que han necesitado mucho tiempo y que ahora la crisis financiera les da la oportunidad para hacer realidad lo que hasta ahora se les había negado....
A principios de los años 80 del siglo pasado titulé un artículo en El País, “La Bancarización de las Cajas de Ahorro”, que por cierto me costó un expediente de despido posteriormente sobreseído, en el cual ya denunciaba el intento de apoderarse de las Cajas. Años después en pleno Gobierno del PSOE, Carlos Solchaga dio vida a las cuotas participativas, que ya fueron contestadas por el sindicalismo de clase, en especial CCOO como sindicato mayoritario, como un intento para iniciar la privatización de las Cajas. Se decía entonces y ahora se demuestra que: “se comienza por crear unas cuotas sin derechos políticos y después se les dan esos derechos al plantear el hecho de ¿Cómo no van a tener derechos quienes se juegan su capital?
A pesar del intento, la cosa no pasó a mayores pues la ofensiva del sindicalismo dio por descontado que la Caja que emitiera cuotas participativas sería porque era una caja con problemas.
Con posterioridad el Gobierno del Partido Popular y el ministro Rato, intentaron darle un nuevo impulso que fue asimismo estéril, y únicamente una Caja con problemas, como se ha demostrado, la Caja de Ahorros del Mediterráneo emitió cuotas de ese tipo. Otras lo pensaron pero no se atrevieron a dar el paso.
Pero ahora sí. Ahora ha llegado el tanto tiempo y por tantos poderes deseado, momento de intentar una privatización en toda regla y de forma rápida, aprovechando el “totum revolutum” de la crisis financiera. Ahora por fin los bancos podrán respirar aliviados y comenzar a afilar sus dientes para hacerse con parte del pastel, ahora muchos poderes fácticos económicos, algunos vinculados al mundo mediático se preparan para entrar a degüello. Y ahora algunos gestores de grandes Cajas podrán intentar ser émulos de Botín y tratar de perpetuar su poder personal.
Ya no se trata sólo de las cuotas participativas con derechos políticos, sino de la posibilidad de convertir directamente las cajas en bancos. Y todo ello ante el más absoluto silencio que trata de que la sociedad no se dé cuenta del atraco que se le perpetra. Se van a privatizar y desaparecer como tales unas entidades financieras que hasta ahora, y por más de cien años, dedicaban una parte importante de sus beneficios al desarrollo de la sociedad, y lo que es más importante unas entidades que impedían la exclusión financiera de importantes sectores, los más débiles de la sociedad. Ahora ya todos serán como el Santander, aquí sólo los clientes que den beneficio, los otros no los queremos.
Y cabe preguntarse porque ante una situación como esta que afecta a la mitad de nuestro sistema financiero no hay quien diga nada. Pues porque los poderes políticos, todos los partidos con la honrosa excepción de IU e ICV, los poderes económicos, los propios poderes autonómicos muy afectados, los medios de comunicación, los públicos y especialmente los privados, todos ellos no tienen ningún interés en que se hable del tema. Así a las pocas voces que se han alzado en contra, los sindicatos confederales CCOO y UGT, los mencionados partidos IU e ICV, así como evidentemente los sindicalistas y trabajadores de las Cajas que son los que saben más del tema y serán los más afectados y algunas voces, pocas, del mundo académico, en la práctica se les ha silenciado su voz,.
Es especialmente curioso que desde donde escribo, desde Catalunya, el Conseller de Economía, el inefable Castells, alabe la reforma, y diga que se ha seguido el ejemplo de la regulación catalana. Sólo cabe decir que es un falsario, eso será en cuanto a la presencia de políticos, pero porque no dice nada de la privatización que comporta, acaso el poder de la Caixa y de sus directivos hacen que el pobre conseller sea incapaz incluso de defender las competencias autonómicas. Sí, esas competencias que consagra el Estatut, que han movilizado a un millón de personas y que van más allá de aspectos identitarios, lo que parece ignorar el buen conseller.
Bien parece que esto es imparable ante el consenso de tantas hienas, comenzando por un Gobierno noqueado y un PSOE que ha perdido toda su conciencia social, hasta un PP regocijado, un Banco de España inspirador y promotor del proceso, hasta llegar a unos muñidores infiltrados en el mundo de las Cajas, como Fainé y Rato, pasando por CiU, PNV y tantos otros, entre ellos todo el mundo mediático. ¿Se entiende ahora el relevo en la presidencia de la CECA? y ¿ El pacto PSOE –PP para entronizar a Fainé en la Presidencia, acompañado de Rato?. “I tutti contenti”. Ya dijo con precisión Isidre Fainé que él sólo quería ser Presidente de la CECA por dos años. Por lo visto no necesitará más para enterrar las Cajas. Será algo que toda la sociedad lamentará eternamente.
29 de juny 2010
Una grave dificultad para el encaje de Catalunya en España
NUEVATRIBUNA.ES - 29.6.2010
Parece que en nuestro país nos gusta jugar con elementos tan sensibles y delicados como la consideración nacional de un territorio. Hay una mayoría de la ciudadanía catalana y de la que habita en otras partes del Estado que considera que España es una realidad plurinacional, sin que ello signifique cuestionar la unidad sino qué tipo de unidad queremos.
La reciente sentencia del Tribunal Constitucional recortando el Estatut de Catalunya pone en una grave situación el encaje de Catalunya dentro del conjunto de España.
No hay duda de que hoy por hoy existe una mayoría de catalanes, es decir, de personas que viven y trabajan en Catalunya, que es partidaria de un camino conjunto con el resto del Estado. Sin embargo, de la misma manera podemos afirmar que la gran mayoría de la sociedad catalana, de sus partidos, instituciones y agentes sociales consideran que Catalunya es una nación. Esta consideración del carácter nacional no se ha cuestionado desde la transición, y sólo una exigua minoría lo discute dentro de la comunidad. Una amplia mayoría lo ha respaldado a través de todos sus Parlamentos elegidos a lo largo de los años, y el lema “Som una nació”, bajo el que se manifestó desde los primeros años de la transición la sociedad catalana, es una realidad difícilmente cuestionable.
Catalunya hizo una apuesta con el nuevo Estatut por un intento de mejorar el encaje dentro del conjunto del estado a partir de considerar que la Constitución no tenía sólo una lectura restrictiva sino que el espíritu constitucional permitía una lectura abierta y federalizante. La mayoría del actual Tribunal Constitucional, de dudosa legitimidad, ha considerado lo contrario, pero es evidente que es difícil que la sentencia de un tribunal logre cambiar la realidad de una sociedad, en este caso la de la catalana.
El fallo del Tribunal cita hasta ocho veces la definición de “indisoluble” aplicada a la unidad de España. Por mucho que se cite ello no comporta que lo pueda garantizar. La unidad del Estado pasa fundamentalmente por la voluntad política y social de sus ciudadanos. Y en este caso la indisolubilidad supone impedir un encaje constitucional, como era el Estatut, avalado por el Parlament de Catalunya, las Cortes del Estado y el Referéndum del pueblo de Catalunya,. Más que ayudar a mantener esa unidad, lo único que potencia es que se difunda un sentido cada vez mayor de insatisfacción en la sociedad catalana en lo referente al vínculo con el resto del Estado. Es evidente que aparte de los retrógrados del PP, los más satisfechos con esta sentencia son los independentistas a quienes va a ayudar a ampliar su espectro social.
Cada vez se oyen más en Catalunya frases del tipo de “si no nos quieren mejor nos vamos” en referencia a España, y es que se siente que existe una cierta animadversión, muy voceada por determinados medios centralistas, hacia todo lo que suene a catalán.
A los catalanes les ofende que se cuestione que “Catalunya es una nación” que “el 11 de setiembre es la Diada Nacional de Catalunya”, que “Els Segadors es el Himno nacional de Catalunya” y que “las cuatro barras” son la bandera nacional de Catalunya. Poner en tela de juicio estas cuestiones tan enraizadas en los sentimientos puede provocar un grave alejamiento de la sociedad catalana respecto al resto del Estado. Hay un hecho histórico que puede darnos una idea de lo que es esa realidad catalana: cuando en plena clandestinidad se fundaron las Comisiones Obreras de Catalunya, se les puso como nombre “Comissió Obrera Nacional de Catalunya” y eso que se trataba de una organización obrera creada en gran parte por dirigentes provenientes de la emigración y que se creó en pleno franquismo.
Parece que en nuestro país nos gusta jugar con elementos tan sensibles y delicados como la consideración nacional de un territorio. Hay una mayoría de la ciudadanía catalana y de la que habita en otras partes del Estado que considera que España es una realidad plurinacional, sin que ello signifique cuestionar la unidad sino qué tipo de unidad queremos: una voluntaria o una impuesta que nos someta por obligación.
Si mirásemos al exterior, veríamos otras realidades que en España, hoy por hoy, causarían escándalo. En Alemania, estado federal, existe el llamado Estado Libre de Baviera y nadie se rasga las vestiduras. Aún más, en Estados Unidos, en el Estado de Arizona, existe un Territorio Nacional Navajo. Y aquí pretendemos distinguir entre nación y nacionalidad, como si nadie recordara que el término nacionalidad fue el producto de unos aparatos del estado franquista durante las deliberaciones para redactar la Constitución y que se escribió nacionalidad donde todos sabían que se quería decir nación para reconocer el estado plurinacional que toda la oposición democrática había defendido.
El día 10 de julio el pueblo de Catalunya demostrará en la calle cual es su opinión cuasi unánime.
Parece que en nuestro país nos gusta jugar con elementos tan sensibles y delicados como la consideración nacional de un territorio. Hay una mayoría de la ciudadanía catalana y de la que habita en otras partes del Estado que considera que España es una realidad plurinacional, sin que ello signifique cuestionar la unidad sino qué tipo de unidad queremos.
La reciente sentencia del Tribunal Constitucional recortando el Estatut de Catalunya pone en una grave situación el encaje de Catalunya dentro del conjunto de España.
No hay duda de que hoy por hoy existe una mayoría de catalanes, es decir, de personas que viven y trabajan en Catalunya, que es partidaria de un camino conjunto con el resto del Estado. Sin embargo, de la misma manera podemos afirmar que la gran mayoría de la sociedad catalana, de sus partidos, instituciones y agentes sociales consideran que Catalunya es una nación. Esta consideración del carácter nacional no se ha cuestionado desde la transición, y sólo una exigua minoría lo discute dentro de la comunidad. Una amplia mayoría lo ha respaldado a través de todos sus Parlamentos elegidos a lo largo de los años, y el lema “Som una nació”, bajo el que se manifestó desde los primeros años de la transición la sociedad catalana, es una realidad difícilmente cuestionable.
Catalunya hizo una apuesta con el nuevo Estatut por un intento de mejorar el encaje dentro del conjunto del estado a partir de considerar que la Constitución no tenía sólo una lectura restrictiva sino que el espíritu constitucional permitía una lectura abierta y federalizante. La mayoría del actual Tribunal Constitucional, de dudosa legitimidad, ha considerado lo contrario, pero es evidente que es difícil que la sentencia de un tribunal logre cambiar la realidad de una sociedad, en este caso la de la catalana.
El fallo del Tribunal cita hasta ocho veces la definición de “indisoluble” aplicada a la unidad de España. Por mucho que se cite ello no comporta que lo pueda garantizar. La unidad del Estado pasa fundamentalmente por la voluntad política y social de sus ciudadanos. Y en este caso la indisolubilidad supone impedir un encaje constitucional, como era el Estatut, avalado por el Parlament de Catalunya, las Cortes del Estado y el Referéndum del pueblo de Catalunya,. Más que ayudar a mantener esa unidad, lo único que potencia es que se difunda un sentido cada vez mayor de insatisfacción en la sociedad catalana en lo referente al vínculo con el resto del Estado. Es evidente que aparte de los retrógrados del PP, los más satisfechos con esta sentencia son los independentistas a quienes va a ayudar a ampliar su espectro social.
Cada vez se oyen más en Catalunya frases del tipo de “si no nos quieren mejor nos vamos” en referencia a España, y es que se siente que existe una cierta animadversión, muy voceada por determinados medios centralistas, hacia todo lo que suene a catalán.
A los catalanes les ofende que se cuestione que “Catalunya es una nación” que “el 11 de setiembre es la Diada Nacional de Catalunya”, que “Els Segadors es el Himno nacional de Catalunya” y que “las cuatro barras” son la bandera nacional de Catalunya. Poner en tela de juicio estas cuestiones tan enraizadas en los sentimientos puede provocar un grave alejamiento de la sociedad catalana respecto al resto del Estado. Hay un hecho histórico que puede darnos una idea de lo que es esa realidad catalana: cuando en plena clandestinidad se fundaron las Comisiones Obreras de Catalunya, se les puso como nombre “Comissió Obrera Nacional de Catalunya” y eso que se trataba de una organización obrera creada en gran parte por dirigentes provenientes de la emigración y que se creó en pleno franquismo.
Parece que en nuestro país nos gusta jugar con elementos tan sensibles y delicados como la consideración nacional de un territorio. Hay una mayoría de la ciudadanía catalana y de la que habita en otras partes del Estado que considera que España es una realidad plurinacional, sin que ello signifique cuestionar la unidad sino qué tipo de unidad queremos: una voluntaria o una impuesta que nos someta por obligación.
Si mirásemos al exterior, veríamos otras realidades que en España, hoy por hoy, causarían escándalo. En Alemania, estado federal, existe el llamado Estado Libre de Baviera y nadie se rasga las vestiduras. Aún más, en Estados Unidos, en el Estado de Arizona, existe un Territorio Nacional Navajo. Y aquí pretendemos distinguir entre nación y nacionalidad, como si nadie recordara que el término nacionalidad fue el producto de unos aparatos del estado franquista durante las deliberaciones para redactar la Constitución y que se escribió nacionalidad donde todos sabían que se quería decir nación para reconocer el estado plurinacional que toda la oposición democrática había defendido.
El día 10 de julio el pueblo de Catalunya demostrará en la calle cual es su opinión cuasi unánime.
21 de juny 2010
Es imprescindible una nueva fuerza política a la izquierda del PSOE
NUEVATRIBUNA.ES - 21.6.2010
Hoy se ha perdido en nuestro país el referente político más importante numéricamente a la izquierda. Y lamentablemente no se vislumbra alternativa, ni mayoritaria ni minoritaria, en el ámbito del Estado
Los últimos acontecimientos políticos han puesto nuevamente de relieve la necesidad imperiosa de la existencia de una nueva fuerza política a la izquierda del PSOE. Es evidente que el Gobierno de Zapatero ha demostrado la escasa fiabilidad de su partido que sin el más mínimo rechistar ha efectuado un cambio radical de 180 grados en su política laboral, lo que sumado a la nula política fiscal progresista, a su falta de interés en los temas medio ambientales, su renuncia a la lucha hacia un estado federal, etc., demuestran la fragilidad de sus convicciones progresistas. Estas se ven relegadas ahora ya únicamente a algunos temas relativos a los derechos individuales de las personas, pero siendo incapaz de afrontar seriamente el papel de la iglesia, en un estado no confesional, y desmantelando entes públicos básicos como la radio y televisión públicas.
Hoy por hoy tenemos una fuerza política mayoritaria de izquierdas totalmente desarbolada sin el más mínimo discurso ideológico que enfrente a la derecha, y en una situación de desarme y derrota ante la hegemonía de los poderes de la derecha. Como mínimo cabría exigir a Zapatero que fuera honrado y que explicara claro a la ciudadanía su debilidad, como le planteaba en su artículo del lunes Almudena Grandes en “El País”, que nos diga honradamente que no ha podido resistir más las presiones.
Hoy se ha perdido en nuestro país el referente político más importante numéricamente a la izquierda. Y lamentablemente no se vislumbra alternativa, ni mayoritaria ni minoritaria, en el ámbito del Estado, ya que la supuesta izquierda unida continúa dando ejemplo de desunión y eliminando a la gente con un mínimo de credibilidad díganse Llamazares, Sabanés, o como se diga.
En otros ámbitos sólo subsisten formaciones con vocación de futuro rojo y verde en Catalunya, donde Iniciativa per Catalunya parece tener un espacio consolidado pero falto de un referente estatal. Y este referente estatal es imprescindible y es posible. Es evidente que en España hay un espacio ideológico de gente que querría votar a una izquierda moderna pero ideológicamente solvente que aúne los viejos y los nuevos problemas sociales, que aúne la defensa del trabajo con la defensa ambiental y haga de la defensa de una sociedad más justa y sostenible el eje de su discurso político. Hay mucha gente en nuestro país que cree en la necesidad de defender y luchar por un modelo de producción más eficiente, productivo y basado en salarios y empleos dignos; Hay mucha gente que quiere continuar defendiendo lo público, desde la sanidad a la educación. Hay mucha gente que quiere luchar por una sociedad laica y que acoja como se debe a una emigración imprescindible para nuestro futuro. Hay mucha gente que desea la defensa de los principios éticos como la recuperación de la memoria histórica y una practica política honrada y decente. Hay mucha gente que defiende la necesidad de un futuro federal y republicano. Hay mucha gente que quiere defender un futuro social, económico y ecológicamente sostenible. En definitiva hay mucha gente que estaría encantada de formar parte de una formación política de izquierdas, realmente socialista, ecologista.
Y sin duda sabemos donde está hoy mucha de esta gente, en muchos casos descorazonada o pesimista, pero existe. Hay en nuestro país una izquierda social aún viva alrededor del movimiento sindical, en CCOO y también en UGT. Hay mucho militante de izquierdas honrado y con voluntad tanto en el PSOE como en Izquierda Unida o sin partido. Hay mucho defensor ecológico aislado o sin vinculación política. Hay mucha juventud desorientada pero con ganas de buscar una dirección.
Y nos demuestran que en nuestro país aún hay vida a la izquierda hechos como los acaecidos alrededor del juez Garzón, en la recuperación del aire de libertad que en su momento pudo representar los ideales de la República etc.
En los momentos duros que vamos a tener que afrontar es preciso que se dé el paso al frente, porque aún hay gente capaz de levantar un proyecto político creíble y sin duda precisamos de gente con crédito para encabezarlo, y sin duda se llevarían una sorpresa de la capacidad de reacción que aun existe en nuestra sociedad.
Cabe decir que desde donde escribo, en Catalunya, aún se mantiene un embrión de esperanza, a partir de una formación que supo hacer una transición difícil y dura desde una organización comunista como era el PSUC a otra aún roja y verde, social y ecológicamente progresista, como ICV, que a pesar de ser pequeña es ya realmente existente, como lo demuestra el hecho de la furia con que la combaten los poderes fácticos de la derecha, como la Vanguardia, el medio de comunicación más representativo de los poderes fácticos en Catalunya.
Ahora, después de la decepción de Zapatero, de la falta de discurso de futuro de IU, es hora que desde la base social existente se pongan los cimientos de una nueva izquierda que el país necesita que sin la necesidad de voluntad de ser hegemónica en cantidad lo sea en hacer un discurso claro, moderno y fuerte de izquierdas. Lo necesitamos.
Hoy por hoy tenemos una fuerza política mayoritaria de izquierdas totalmente desarbolada sin el más mínimo discurso ideológico que enfrente a la derecha, y en una situación de desarme y derrota ante la hegemonía de los poderes de la derecha. Como mínimo cabría exigir a Zapatero que fuera honrado y que explicara claro a la ciudadanía su debilidad, como le planteaba en su artículo del lunes Almudena Grandes en “El País”, que nos diga honradamente que no ha podido resistir más las presiones.
Hoy se ha perdido en nuestro país el referente político más importante numéricamente a la izquierda. Y lamentablemente no se vislumbra alternativa, ni mayoritaria ni minoritaria, en el ámbito del Estado, ya que la supuesta izquierda unida continúa dando ejemplo de desunión y eliminando a la gente con un mínimo de credibilidad díganse Llamazares, Sabanés, o como se diga.
En otros ámbitos sólo subsisten formaciones con vocación de futuro rojo y verde en Catalunya, donde Iniciativa per Catalunya parece tener un espacio consolidado pero falto de un referente estatal. Y este referente estatal es imprescindible y es posible. Es evidente que en España hay un espacio ideológico de gente que querría votar a una izquierda moderna pero ideológicamente solvente que aúne los viejos y los nuevos problemas sociales, que aúne la defensa del trabajo con la defensa ambiental y haga de la defensa de una sociedad más justa y sostenible el eje de su discurso político. Hay mucha gente en nuestro país que cree en la necesidad de defender y luchar por un modelo de producción más eficiente, productivo y basado en salarios y empleos dignos; Hay mucha gente que quiere continuar defendiendo lo público, desde la sanidad a la educación. Hay mucha gente que quiere luchar por una sociedad laica y que acoja como se debe a una emigración imprescindible para nuestro futuro. Hay mucha gente que desea la defensa de los principios éticos como la recuperación de la memoria histórica y una practica política honrada y decente. Hay mucha gente que defiende la necesidad de un futuro federal y republicano. Hay mucha gente que quiere defender un futuro social, económico y ecológicamente sostenible. En definitiva hay mucha gente que estaría encantada de formar parte de una formación política de izquierdas, realmente socialista, ecologista.
Y sin duda sabemos donde está hoy mucha de esta gente, en muchos casos descorazonada o pesimista, pero existe. Hay en nuestro país una izquierda social aún viva alrededor del movimiento sindical, en CCOO y también en UGT. Hay mucho militante de izquierdas honrado y con voluntad tanto en el PSOE como en Izquierda Unida o sin partido. Hay mucho defensor ecológico aislado o sin vinculación política. Hay mucha juventud desorientada pero con ganas de buscar una dirección.
Y nos demuestran que en nuestro país aún hay vida a la izquierda hechos como los acaecidos alrededor del juez Garzón, en la recuperación del aire de libertad que en su momento pudo representar los ideales de la República etc.
En los momentos duros que vamos a tener que afrontar es preciso que se dé el paso al frente, porque aún hay gente capaz de levantar un proyecto político creíble y sin duda precisamos de gente con crédito para encabezarlo, y sin duda se llevarían una sorpresa de la capacidad de reacción que aun existe en nuestra sociedad.
Cabe decir que desde donde escribo, en Catalunya, aún se mantiene un embrión de esperanza, a partir de una formación que supo hacer una transición difícil y dura desde una organización comunista como era el PSUC a otra aún roja y verde, social y ecológicamente progresista, como ICV, que a pesar de ser pequeña es ya realmente existente, como lo demuestra el hecho de la furia con que la combaten los poderes fácticos de la derecha, como la Vanguardia, el medio de comunicación más representativo de los poderes fácticos en Catalunya.
Ahora, después de la decepción de Zapatero, de la falta de discurso de futuro de IU, es hora que desde la base social existente se pongan los cimientos de una nueva izquierda que el país necesita que sin la necesidad de voluntad de ser hegemónica en cantidad lo sea en hacer un discurso claro, moderno y fuerte de izquierdas. Lo necesitamos.
12 d’abr. 2010
Las graves consecuencias de una sentencia negativa del Constitucional al Estatut de Catalunya
NUEVATRIBUNA.ES - 12.4.2010
Que según el Tribunal Constitucional, cuestionado hoy en día en su propia legitimidad, se dictamine que el redactado del Estatut no cabe en la Constitución supondría lo mismo que decir que el pensamiento mayoritario de los catalanes no cabe en dicha Constitución.
Es posible que en la presente semana, después de cuatro años, pueda dictarse la sentencia del Tribunal Constitucional ante el recurso presentado por el PP y el Defensor del Pueblo, Sr. Múgica, contra el Estatut de Catalunya aprobado por el Parlament de Catalunya, las Cortes Generales de España y ratificado en referéndum por los ciudadanos de Catalunya
Al margen de otras consideraciones es evidente que una sentencia negativa o de recorte en los aspectos básicos del Estatut tendrá graves repercusiones políticas, y queremos centrarnos especialmente en lo referente a las relaciones Catalunya-España.
El Estatut es la propuesta y la apuesta política de quienes desde Catalunya quieren mantener unas relaciones de integración dentro de un Estado español plural y democrático. Es evidente que una gran mayoría del pueblo catalán da su apoyo a esta propuesta. Fuera de ella sólo quedan los partidarios de un estado centralizado, que son una reducida minoría en Catalunya y los partidarios de romper las relaciones con España, es decir los independentistas.
Si no es posible una relación política como la que se establece en el Estatut, de claro contenido federalista es evidente que se abre un abismo entre Catalunya y España. Que según el Tribunal Constitucional, cuestionado hoy en día en su propia legitimidad (ver artículo anterior “Un Tribunal Constitucional falto de legitimidad”), se dictamine que el redactado del Estatut no cabe en la Constitución supondría lo mismo que decir que el pensamiento mayoritario de los catalanes no cabe en dicha Constitución. Y eso conlleva una difícil disyuntiva: o se establece una reforma constitucional que lo permita, hoy por hoy y a la vista de la posición del PP difícil de preveer, o se abre la vía a una superación de las vías constitucionales a través del derecho a decidir del pueblo de Catalunya, es decir se abre la vida al independentismo.
Parece que fuera de Catalunya no se entienda que el grado de desafección respecto a España, el hecho de considerar que no se les comprende, crece cada día en Catalunya. Y es evidente que se da no sólo en los catalanes de rancia cuna, sino en una gran cantidad de catalanes que o proceden o son de origen de otras partes del estado.
Poca gente en Catalunya cuestiona el carácter nacional de ésta, ni el de sus símbolos nacionales, la bandera, el himno etc., y ello no cuestiona la pertenencia a España. Es precisamente al cuestionar esos símbolos y la propia concepción nacional de Catalunya cuando se está favoreciendo la ruptura. La concepción nacional de Catalunya y el carácter plurinacional de España es una concepción mayoritaria en Catalunya desde la lucha por las libertades democráticas. El grito de “Som una Nació” (Somos una Nación) fue un grito compartido por todas las fuerzas políticas de peso en Catalunya en el periodo de la transición, por tanto no es nada nuevo.
Como dice, acertadamente, Santiago Carrillo en la constitución se utilizó el eufemismo nacionalidades para evitar la mención naciones que incomodaba a los entonces poderes fácticos. Lo que no es admisible es que ahora décadas después de aquellos tiempos no sólo no hayamos avanzado en que las cosas se llamen por su nombre sino que hemos sufrido un lamentable retroceso.
Y retroceso es desde Catalunya comprobar que hoy en día es cada vez más difícil la relación con los sectores progresistas del Estado. Que donde antes había complicidad haya ahora el vacío, con excepciones como la ya citada de Carrillo o Herrero de Miñón. Que no se atreva nadie a pugnar contra la concepción hegemónica y unitarista de la derecha que cada vez se muestra más rancia y lanzada a la ofensiva. La izquierda y los sectores progresistas españoles parece que piensen que para defender su permanencia no pueden oponerse a los elementos hegemónicos de la ideología y de la ofensiva de la derecha, desde su concepción del Estado, hasta su dominio de la justicia y tantos otros aspectos.
Simplemente quisiera finalizar diciendo que el prólogo del Estatut determina que una amplia mayoría del pueblo de Catalunya a través de su Parlamento tiene una concepción de Catalunya como nación. Esto es una realidad que nadie ni el Tribunal Constitucional puede cambiar y que nadie pretende que se comparta, por ello no está en los artículos del Estatut. Pero todo el mundo debe comprender que Catalunya tampoco aceptará menos y que ya sería hora que tanto desde Catalunya como desde el conjunto de España se lanzara una ofensiva para conseguir una hegemonía política e ideológica que defienda que el país se convierta en un Estado Federal. En caso contrario y frente a las tentaciones de unitarismo la puerta del independentismo será cada vez más atractiva para la sociedad catalana.
15 de març 2010
Catalunya y la electricidad tercermundista
NUEVATRIBUNA.ES - 15.3.2010
. Hemos vivido unos años en que la falta de inversión ha ido acompañada de un crecimiento del beneficio y la cotización de le empresa, especialmente durante la subasta de la venta de ENDESA por parte del nefasto señor Pizarro, y los beneficios multimillonarias que algunos consiguieron con una sobrevaloración de una empresa, mientras se descuidaba de forma grave sus responsabilidades.
El pasado 8 de marzo cayó en Catalunya una fuerte tempestad de nieve y viento que provocó durante unas horas un fuerte colapso en los servicios públicos de todo tipo. En definitiva una situación que cabría calificar de normal en una zona donde este tipo de tempestades no se dan con frecuencia. La mayoría de los servicios se reanudaron al cabo de las primeras veinticuatro horas de forma generalizada, quedando, como siempre, algunas zonas más aisladas donde la normalidad tardó más en llegar.
Y decimos la mayoría de los servicios porque uno, la electricidad, ha tardado más de una semana en recuperarse en amplias zonas de la Costa Brava en Girona. Y esta recuperación no es aún total, todavía hoy quedan usuarios sin electricidad en algunas poblaciones y en otras una gran parte está cubierta de forma precaria, con generadores.
Esta situación es incomprensible y difícil de aceptar socialmente. Hemos visto como decenas de torres de alta tensión aparecían rotas como si fueran de papel, otras caídas, lo cual provocó a su vez problemas en las comunicaciones, tanto por carretera como, aún más, por ferrocarril. Y decimos por carretera porque en la autopista de peaje que une Barcelona con la frontera, no sólo hubo el problema del cierre de la frontera, por parte de las autoridades francesas, y de la propia nieve, sino que hasta tres torres de alta tensión cayeron sobre esta vía de circulación. Asimismo la caída eléctrica provocó que la circulación de trenes se suspendiera en Girona casi durante cuarenta y ocho horas.
El problema del suministro eléctrico es ya una constante en Catalunya. Sólo basta recordar la gran apagada en que se sumió gran parte de Barcelona ciudad, durante varios días hace poco tiempo. El problema es uno. Las compañías eléctricas, en especial la mayoritaria Endesa, llevan demasiado tiempo sin efectuar las debidas inversiones en la adecuada conservación de la red de alta, media y baja tensión. Ello junto con la política de adelgazamiento de la empresa que ha comportada una catarata de externalización de sus funciones, especialmente el mantenimiento, y la perdida de calidad en el dicho servicio troceado entre una multitud de contratas y subcontratas.
Hemos vivido unos años en que la falta de inversión ha ido acompañada de un crecimiento del beneficio y la cotización de le empresa, especialmente durante la subasta de la venta de ENDESA por parte del nefasto señor Pizarro, y los beneficios multimillonarias que algunos consiguieron con una sobrevaloración de una empresa, mientras se descuidaba de forma grave sus responsabilidades. Y ahora nos encontramos con una red ineficiente y faltada del más mínimo mantenimiento y que a la mínima anormalidad atmosférica se hunde como un gigante con pies de barro.
Y encima la dirección de Endesa intenta justificarse, tirando pelotas fuera, diciendo que el problema es debido a que no se ha construido la línea de Muy Alta Tensión (MAT), cuyo objetivo es enlazar mediante la muy alta tensión nuestra red electrica con la francesa, y así crear una vía que permita en transito por nuestro país hasta Marruecos del exceso de producción de electricidad nuclear de Francia.
En definitiva que los señores de Endesa han intentado justificar su ineficacia escudándose en la falta de construcción de la línea de la MAT. Y algún alto representante político como el President Montilla les ha hecho el eco.
Sería bueno no marear la perdiz ni confundir los debates. Una cosa es el tema, muy polémico en Catalunya sobre el trazado y la conveniencia de la red de la MAT y otra muy diferente la situación vivida con la electricidad a raíz de la nevada del día 8. El problema no ha sido que hubiera una falta de capacidad de suministro de electricidad, sino que la caída de las torres de alta, media y baja tensión que ha provocado que más de 200.000 personas hayan vivido más de una semana a oscuras. Dándose el caso que junto a un pueblo o ciudad sin electricidad hubiera otro con toda la luz. En definitiva el problema actual no tiene nada que ver con la necesidad o no de la MAT, que es otro tema, sino la realidad de una red eléctrica falta del más mínimo cuidado por parte de una empresas privadas, las cuales se han guiado únicamente por el objetivo de maximizar el beneficio, entre otras formas a partir de la reducción de costes e inversiones.
Lo que puede que si debiera ser un tema a discutir o reflexionar, a la vista de lo que ha sucedido, es si ha sido positiva la privatización de los servicios públicos. Hasta alcaldes de CiU afectados pedían irónicamente estos días una renacionalización del servicio eléctrico. Vivir para ver. Por cierto en la vecina Francia el servicio eléctrico aún es público. Aquí mientras ENDESA está hoy en manos italianas. Contentos estarán Pizarro y Esperanza Aguirre que en su momento dijeron: Endesa mejor alemana que catalana.
Y decimos la mayoría de los servicios porque uno, la electricidad, ha tardado más de una semana en recuperarse en amplias zonas de la Costa Brava en Girona. Y esta recuperación no es aún total, todavía hoy quedan usuarios sin electricidad en algunas poblaciones y en otras una gran parte está cubierta de forma precaria, con generadores.
Esta situación es incomprensible y difícil de aceptar socialmente. Hemos visto como decenas de torres de alta tensión aparecían rotas como si fueran de papel, otras caídas, lo cual provocó a su vez problemas en las comunicaciones, tanto por carretera como, aún más, por ferrocarril. Y decimos por carretera porque en la autopista de peaje que une Barcelona con la frontera, no sólo hubo el problema del cierre de la frontera, por parte de las autoridades francesas, y de la propia nieve, sino que hasta tres torres de alta tensión cayeron sobre esta vía de circulación. Asimismo la caída eléctrica provocó que la circulación de trenes se suspendiera en Girona casi durante cuarenta y ocho horas.
El problema del suministro eléctrico es ya una constante en Catalunya. Sólo basta recordar la gran apagada en que se sumió gran parte de Barcelona ciudad, durante varios días hace poco tiempo. El problema es uno. Las compañías eléctricas, en especial la mayoritaria Endesa, llevan demasiado tiempo sin efectuar las debidas inversiones en la adecuada conservación de la red de alta, media y baja tensión. Ello junto con la política de adelgazamiento de la empresa que ha comportada una catarata de externalización de sus funciones, especialmente el mantenimiento, y la perdida de calidad en el dicho servicio troceado entre una multitud de contratas y subcontratas.
Hemos vivido unos años en que la falta de inversión ha ido acompañada de un crecimiento del beneficio y la cotización de le empresa, especialmente durante la subasta de la venta de ENDESA por parte del nefasto señor Pizarro, y los beneficios multimillonarias que algunos consiguieron con una sobrevaloración de una empresa, mientras se descuidaba de forma grave sus responsabilidades. Y ahora nos encontramos con una red ineficiente y faltada del más mínimo mantenimiento y que a la mínima anormalidad atmosférica se hunde como un gigante con pies de barro.
Y encima la dirección de Endesa intenta justificarse, tirando pelotas fuera, diciendo que el problema es debido a que no se ha construido la línea de Muy Alta Tensión (MAT), cuyo objetivo es enlazar mediante la muy alta tensión nuestra red electrica con la francesa, y así crear una vía que permita en transito por nuestro país hasta Marruecos del exceso de producción de electricidad nuclear de Francia.
En definitiva que los señores de Endesa han intentado justificar su ineficacia escudándose en la falta de construcción de la línea de la MAT. Y algún alto representante político como el President Montilla les ha hecho el eco.
Sería bueno no marear la perdiz ni confundir los debates. Una cosa es el tema, muy polémico en Catalunya sobre el trazado y la conveniencia de la red de la MAT y otra muy diferente la situación vivida con la electricidad a raíz de la nevada del día 8. El problema no ha sido que hubiera una falta de capacidad de suministro de electricidad, sino que la caída de las torres de alta, media y baja tensión que ha provocado que más de 200.000 personas hayan vivido más de una semana a oscuras. Dándose el caso que junto a un pueblo o ciudad sin electricidad hubiera otro con toda la luz. En definitiva el problema actual no tiene nada que ver con la necesidad o no de la MAT, que es otro tema, sino la realidad de una red eléctrica falta del más mínimo cuidado por parte de una empresas privadas, las cuales se han guiado únicamente por el objetivo de maximizar el beneficio, entre otras formas a partir de la reducción de costes e inversiones.
Lo que puede que si debiera ser un tema a discutir o reflexionar, a la vista de lo que ha sucedido, es si ha sido positiva la privatización de los servicios públicos. Hasta alcaldes de CiU afectados pedían irónicamente estos días una renacionalización del servicio eléctrico. Vivir para ver. Por cierto en la vecina Francia el servicio eléctrico aún es público. Aquí mientras ENDESA está hoy en manos italianas. Contentos estarán Pizarro y Esperanza Aguirre que en su momento dijeron: Endesa mejor alemana que catalana.
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