22 d’oct. 2009

Alarma social justificada

NUEVATRIBUNA.ES - 22.10.2009

 

La lentitud de la justicia es uno de los factores de mayor deterioro de la vida social. Una justicia lenta es el mayor enemigo de la justicia. (...) Estos casos no sólo perjudican a sus autores, sino que deterioran la confianza de la gente de a pie hacia las instituciones, de todas las instituciones.


La ciudadanía catalana se encuentra inmersa en un estado de alarma social, que considero plenamente justificada al entorno del caso Millet.

Debemos tener en cuenta que se trata de un caso de latrocinio continuado perpetrado sobre una de las instituciones culturales, el Palau de la Música y el Orfeó Catalá, de mayor arraigo, prestigio y llegaría decir de las que mayor cariño tienen en el seno de la sociedad catalana.

La alarma social se debe en primer lugar al propio hecho de la expoliación de la caja del Palau-Orfeo. Asimismo la continua aparición de nuevos hechos y datos en el caso, que hacen que la sociedad no salga de un permanente asombro e indignación. Primero fueron las imágenes de los Mossos d’Esquadra entrando en el Palau y sacando abundante material y comunicando el hecho de la existencia de situaciones irregulares d’expolio del Palau por parte de Millet y sus compinches, Después fue el hecho de que las cifras día a día van incrementándose, primero eran dos millones, después ocho, diez, doce y ahora ya se habla de catorce millones de euros. A continuación aparece el hecho de las subvenciones efectuadas a políticos de la órbita nacionalista, primero Ángel Colom, después de la Fundación de CDC. Seguidamente aparecen filmaciones donde se muestran como, después de los hechos, los afectados sacaban documentos y enseres del Palau. Se hace pública la indignación del personal del Palau, y en especial de las personas del Coro del Orfeó que manifiestan la situación precaria en que se encontraban los profesionales en todos los aspectos incluidos en el de su precaria situación laboral e incluso profesional, ya que el Palau se cedía para la celebración de actos sociales que impedían los propios ensayos generales de los coros, es decir que se anteponían la recaudación de ingresos a la propia primacía de la actividad cultural. Por último, hasta ahora, la utilización patrimonial de la institución por parte de los afectados, ya no es sólo el hecho de que familiares de primer grado ocuparan cargos en la entidad, es el propio hecho de utilizar el marco del Palau para la celebración de la boda de las hijas de Millet, y cargando los gastos en facturas al Palau. Un solo ejemplo es que para la boda de una de las hijas, le fue facturado al Palau más de un millón de las antiguas pesetas, sólo para la ornamentación floral.

En segundo lugar la alarma se debe al fallo de todo tipo de controles en una entidad que se nutría de fondos públicos. Es decir cuando día a día aparecen nuevas noticias de los hechos totalmente reprobables, a la vez que la ciudadanía se da cuenta de cómo han fallado todos los controles existentes. Los patrones del Palau no se enteraban de nada, pero dejaron hacer. Los auditores certificaban las cuentas, y como máximo establecieron alguna anotación sobre posibles problemáticas fiscales. Las Instituciones Públicas que formaban parte del Consorcio, Ministerio de Cultura, Generalitat y Ayuntamiento de Barcelona no se enteraron de nada. Sólo algunas excepciones manifestaron algún recelo como la Sindicatura de Comptes que manifestó sus objeciones a las cuentas del 2002, o como anteriormente a principio de los años 90, Lali Vintró, de ICV, que representaba en ese momento al Ayuntamiento de Barcelona en el Consejo General ya manifestó su objeciones tanto sobre la acumulación de cargos de las tres entidades que engloban el Palau- Orfeó en una misma persona, o del hecho de que si el presupuesto se basa fundamentalmente en subvenciones públicas, la responsabilidad máxima también debería recaer en las mismas. Y al final como en el caso de Al Capone tuvo que ser Hacienda la que diera la voz de alarma.

En tercer lugar pero, no en el último en cuanto a causa de l’alarma social, l’actuación de la justicia. La actuación de la judicatura ha sido lamentable, como mínimo a ojos de los ciudadanos. La gente de la calle no entiende que ladrones confesos tarden meses en ser llamados a declarar. No entiende que las reiteradas peticiones de medidas cautelares por parte de la fiscalía sean desatendidas. Y no entiende que cuando se les llama finalmente a declarar salgan tan campantes después de ver al juez, y se les imponga tan sólo la medida de dejar el pasaporte, porque el juez considera que no hay peligro de huida de los acusados ni de destrucción de pruebas. La resolución parece sarcástica si no fuera indignante. No hay peligro de huida pese a que está probado de que dispone de una cuenta en Suiza y que en principio la petición por todos los hechos aparecidos, más los que puedan aparecer podrían comportar largas penas de prisión. En cuanto a la desaparición de pruebas, es cuanto menos de mal gusto, debe deberse al hecho que después de tantos meses ya han podido hacer desaparecer todas las que han podido. Hay imágenes que golpean al ciudadano de a pie, la tranquilidad en la entrada de Millet en el juzgado, que recogieron las cámaras de los medios, su media sonrisa cuando se le interpela, su cara es la del niño travieso que sabe que no va a ser castigado. Es como si tuviera el presentimiento de que iba a volver a casa. Y como escribía un lúcido periodista en un medio de Catalunya, será porque Millet pensaba que si ahora no ingresaba en prisión difícilmente lo haría pues la tramitación, si duraba el mismo tiempo que el anterior caso de Renta Catalana en el que se vio implicado, podría comportar que cuando finalice el tramite judicial el ya tenga más de cien años. Debe ser por ello que la Fiscalía de Catalunya, dirigida por una persona encomiable domo es la Fiscal Jefe de la Audiencia, Teresa Compte, haya salido en bloque a declarar ante los medios su oposición a la resolución y a la presentación inmediata de un recurso para conseguir el ingreso en prisión de los afectados.

Y esto nos lleva a extraer dos conclusiones del caso. Una es obvia, la lentitud de la justicia es uno de los factores de mayor deterioro de la vida social. Una justicia lenta es el mayor enemigo de la justicia. Y una segunda conclusión que me gustaría extraer del tema es que, los casos Millet, Gürtel, los múltiples escándalos de las Baleares que afectan a más del 10% de sus parlamentarios, estos casos no sólo perjudican a sus autores, sino que deterioran la confianza de la gente de a pie hacia las instituciones, de todas las instituciones, que cada vez más desconfía y recela de todas y cada una de las instituciones públicas y privadas, así como de los partidos, de los sindicatos, de las ONG, de los medios de comunicación, en definitiva de lo todo lo que es colectivo, en definitiva del concepto propio de sociedad. Y eso sólo es caldo de cultivo, del individualismo social y del “berlusconismo” político o derivados.

15 d’oct. 2009

¿Hay vida más allá del caso Gürtel? ¿Los escándalos de corrupción en Catalunya no interesan en España?

NUEVATRIBUNA.ES - 15.10.2009   

 

Creo que es preocupante el nulo interés que despierta el juicio contra la que fue la cúpula de la Delegación de Hacienda en Catalunya. (...) Este caso contiene un hecho ejemplar que parece que ahora nadie recuerda. Fue a causa de la aparición de este asunto que Josep Borrell, candidato elegido en unas primarias del PSOE, en las que se presentó como candidato “outsider”, a la Presidencia del Gobierno, no dudó en dimitir.


No podría precisar la razón por la que los medios de comunicación de ámbito estatal dedican tan poco espacio, si es que dedican alguno, a los escándalos de corrupción que suceden en Catalunya. No quisiera pensar en aquello de que estos sucesos no son de interés por suceder en un ámbito exterior al de su interés, ni que se haya caído ya en el maniqueísmo de que sólo tiene importancia mediática a lo que afecta al juego PP-PSOE. Pero lo cierto es que hay vida más allá del caso Gürtel. Sin embargo la última vez que los medios en general dedicaron interés a un suceso ocurrido en Catalunya fue el caso del suspense sobre la supuesta leona que circulaba libremente por Tarragona, que al final se transformó en un perro.

En este momento y sólo a nivel judicial se están produciendo en Catalunya dos sucesos muy importantes. Me refiero en primer lugar al caso Millet (sobre el expolio efectuado en el Palau de la Música- Orfeo Català), al que ya me referí en otro artículo en Nueva Tribuna y que día a día reporta nuevas sorpresas. La última es el hecho que los ladrones confesos habían subvencionado con más de 600.000 euros, procedentes de subvenciones públicas, a la Fundación Trias Fargas de CDC. Y ante este hecho Artur Mas, como Rajoy en el caso “Gürtel” intenta mirar hacia otro lado. Cabe indicar que la ausencia de interés de los medios estatales contrasta con la atención que se le presta por los medios de Catalunya.

El otro caso de actualidad es el del inicio del juicio contra la trama de corrupción de los que fueron los máximos responsables de Hacienda en Catalunya, y en la que también están imputadas importantes “personalidades” de la vida social catalana. Poco se habla de este caso en los medios de Catalunya y prácticamente nada en los estatales.

Creo que es preocupante el nulo interés que despierta el juicio contra la que fue la cúpula de la Delegación de Hacienda en Catalunya. Se ha iniciado ahora el juicio, lamentablemente después de muchos años de haber sucedido los hechos. En el banquillo también figuran como imputados importantes personalidades como José Luis Núñez y su hijo, propietarios de Núñez y Navarro, el financiero Javier de la Rosa, denominado en su tiempo “empresario modelo”, en palabras de Jordi Pujol, Juan José Folchi, que fue Conseller de Economía en la Generalitat provisional por UCD, o Eduard Bueno, empresario que fue en su día candidato del PP a la Presidencia de la Generalitat.

En el juicio se juzga a unos altos funcionarios corruptos que falsificaban actas de hacienda, a cambio de jugosos sobornos, y a unos representantes importantes de la clase empresarial catalana que así conseguían evadirse de sus obligaciones fiscales. Es un caso que, quizás porque ha pasado mucho tiempo, parece no interesar a nadie.

Sin embargo este caso contiene un hecho ejemplar que parece que ahora nadie recuerda. Fue a causa de la aparición de este asunto que Josep Borrell, candidato elegido en unas primarias del PSOE, en las que se presentó como candidato “outsider”, a la Presidencia del Gobierno, no dudó en dimitir. Cabe destacar que Borrell fue durante su etapa como ministro un ejemplar luchador contra el fraude fiscal, y un político socialista que tenía muy claro, no como tantos otros, el papel redistributivo de los impuestos. Borrell no tenía ninguna culpa en la actuación de sus subordinados, pero con un concepto ético que le honra, dimitió por considerar que había tenido una responsabilidad por omisión. Yo creo que ejemplos como el de Josep Borrell sería bueno recordarlos en estos tiempos en el que todo vale y nadie se considera responsable.

6 d’oct. 2009

El caso Millet o el ocaso de la burguesía catalana tradicional

NUEVATRIBUNA.ES - 6.10.2009


Hoy con la explosión del caso Millet, un prohombre que antepuso su lucro personal al desarrollo de la propia institución que presidía a la que descapitalizó a la vez que impedía cumplir su función de vanguardia en el campo musical, puede iniciarse un necesario tránsito en la sociedad catalana. Esperemos que se dé la necesaria depuración de unos elementos, hoy parasitarios, que ya no tienen nada que ver con sus antecedentes que dieron, en su época, momentos de esplendor a Catalunya.


El caso de Félix Millet, Presidente del “Orfeó Català” y del Patronato del “Palau de la Música Catalana”, instituciones que concentran las esencias de Catalunya, sacude estos días la sociedad catalana.

Félix Millet, considerado un prócer cultural, un “señor de Barcelona”, representante de una casta social que ha dirigido la vida social y cultural de Catalunya durante decenios, es en realidad un ladrón confeso, que ha venido expoliando durante años las cuentas del “Palau “ y del “Orfeó” en beneficio propio. Hasta el momento, y aún no ha finalizado la investigación, parece haber sustraído más de 15 millones de euros.

El caso día a día se complica más, y ahora ya salpica a individuos y entidades situados en la órbita convergente. Así Angel Colom, hoy dirigente convergente y antiguo líder del efímero Partit per la Independencia, junto con Pilar Rahola, recibió una subvención de unos 25 millones de pesetas. Asimismo, la Fundación Trias Fargas de CDC también recibió en los últimos años subvenciones por un valor de 600.000 euros. A pesar de los intentos de Convergencia de restarle importancia al tema, ¿cómo se explica que una entidad cultural, que recibe financiación pública y privada, se dedique a subvencionar a actores políticos?

Hasta aquí la historia que aún no ha finalizado y que puede ampliarse en los próximos días y semanas. Por cierto, Félix Millet aún no ha sido llamado por el juez, ni se le ha aplicado ninguna diligencia ni medida cautelar, pese a ser ladrón confeso. Así va la justicia, pero éste seria tema de otro análisis.

El caso Millet es un ejemplo paradigmático del ocaso de una cierta burguesía catalana que ha dominado el panorama catalán a lo largo del siglo XX. Es la burguesía, culta y catalanista, que a partir de mediados del siglo XIX dio un impulso económico, cultural y social a Catalunya que culminó, a nivel cultural, con la etapa del Modernismo, y que tuvo su expresión política en Cambó y la Lliga Regionalista. Fue ésta la clase burguesa que ejerció una amplia hegemonía en Catalunya hasta el advenimiento de la República. Fue la burguesía que tuvo el mérito de conducir a un renacimiento de la economía, pero también de la cultura catalana y se convirtió en un ejemplo y motor para el conjunto de España.

Es una burguesía que inicia su declive con el advenimiento de la República y sobre todo con la radicalización de ésta a partir del año 1936. En el plano puramente partidario, la Lliga de Cambó es ampliamente superada en Catalunya por la ERC de Macià y Companys. Por otra parte esta burguesía contempla con temor la pujanza del movimiento obrero en Catalunya. Todo ello comportó que una parte importante de ellos vean con simpatía el alzamiento de Franco y que muchos de ellos se pasen a su bando dando lugar a los llamados “catalanes de Burgos”.

Durante el franquismo, esta burguesía catalana pierde impulso, si bien va ocupando espacios en los ámbitos de las instituciones culturales y sociales que quedan. Una parte de ella conserva un cierto acervo catalanista, mientras otra claramente se adhiere al nuevo régimen y hasta se convierte en la que podríamos denominar “la burguesía catalana que habla en castellano porque es más fino”.

A partir de mediados de finales de los 60, la vida social y política de Catalunya tiene un nuevo renacimiento, pero que ya no nace de la mano de burguesía catalana tradicional, sino que tiene un claro componente popular, especialmente ligado a la hegemonía de la resistencia centrada en el PSUC, los nuevos movimientos culturales, la nova cançó, los intelectuales, el mundo de la cultura está plena y mayoritariamente vinculada a la iniciativa resistencial, impulsada y dirigida por los comunistas catalanes, alrededor del movimiento unitario que culminó en la Asamblea de Catalunya.

En este momento la tradicional burguesía catalana había perdido toda su capacidad de impulso y renovación. Durante la época democrática encuentra su hueco en el espacio del pujolismo, que aparece como la única opción capaz de cerrar el paso a una izquierda hegemónica en Catalunya al inicio de la democracia. Y es así que se convierte en la denominada “sociedad civil” convergente. Los descendientes de una burguesía otrora dinámica se dedican a ocupar las parcelas de poder cultural y social de la sociedad catalana como son el Círculo del Liceo, el Barça, la Caixa, o el Palau entre otras. Como decía el propio Félix Millet “ somos cuatrocientos que nos encontramos en todos los sitios de poder".

La burguesía tradicional catalana vinculada ahora al pujolismo, cada vez aporta menos al impulso económico. Finalmente con la llegada del predominio del “tocho” (ladrillo) la mayoría de ellos abandona sus empresas en beneficio de la especulación inmobiliaria, abandonando la economía productiva por la especulativa. Mientras la mayoría de los nuevos impulsores de la economía privada catalana, los Lara (Planeta), Andic (Mango), Roures (Mediapro), Núñez, o López (Hotusa) poco o nada tienen que ver aquella burguesía hoy ya obsoleta.

Hoy con la explosión del caso Millet, un prohombre que antepuso su lucro personal al desarrollo de la propia institución que presidía a la que descapitalizó a la vez que impedía cumplir su función de vanguardia en el campo musical, puede iniciarse un necesario tránsito en la sociedad catalana. Esperemos que se dé la necesaria depuración de unos elementos, hoy parasitarios, que ya no tienen nada que ver con sus antecedentes que dieron, en su época, momentos de esplendor a Catalunya.

Como dice el tradicional refrán catalán: “la primera generación crea, la segunda mantiene y la tercera dilapida ”. Es evidente que estamos ya en la hora de la tercera generación de la que fue en su tiempo una burguesía dinámica y emergente, y que hoy es un triste y decadente reflejo del lo que fue un día.

1 d’oct. 2009

La desvergüenza de los poderosos

NUEVATRIBUNA.ES - 1.10.2009


No nos gusta la propuesta del Gobierno, porque creemos justo e imprescindible, como se plantea desde los sindicatos y desde fuerzas minoritarias de la izquierda, que el incremento se efectúe, básicamente, gravando las rentas más altas, incrementando los impuestos directos, de forma que en estos momentos de crisis se incremente la presión fiscal sobre los que más tienen, sobre personas como el señor Goirigolzarri, y sobre sus instrumentos financieros, como son las SICAV.


La mayor lección de esta crisis debería ser haber puesto al descubierto el fariseísmo de los poderosos, el típico esquema de vicios privados y publicas virtudes. Aquellos que públicamente siempre apuestan por la necesidad de recortar el gasto público en todos los aspectos, son los que por su parte tienen un afán desmesurado e insaciable de acumular riquezas privadas.

Esta situación no es nueva y desde la explosión de la crisis lo hemos visto reflejado en numerosos casos de los multimillonarios sueldos de los responsables de las mismas.

Este miércoles hemos visto un ejemplo claro en nuestro país, al hacerse pública la jubilación anticipada del hasta ahora Consejero delegado del BBVA, Sr. Goirigolzarri. Este señor se jubila, o lo jubilan, a los 55 años, con una pensión anual de 3,3 millones de euros, (la media que cobraba bruta anual en activo era de 4,3 millones.

El caso nos sirve de ejemplo en múltiples aspectos. En primer lugar nos da una idea de cual es el importe de los sueldos que cobran los altos directivos de nuestras más importantes entidades financieras, sin ningún sonrojo por cierto.

En segundo lugar y de forma paralela, nos permite tener una mejor perspectiva, y poner en su lugar a los personajes, cuando desde las esferas patronales, entre ellas la bancaria, se exigen sacrificios salariales y reformas laborales para hacer más competitiva nuestra economía.

Cabe distinguir que ellos están al margen de todas las recetas que plantean ya que habitan en otro mundo. Para ellos no hay contención salarial y no se ven afectados cuando se plantean, especialmente desde la patronal, la necesidad de reformar la protección social o de alargar la edad de jubilación.

Es evidente que los sacrificios y las crisis no llegan a esos niveles, lo cual no les es óbice para que no se muerdan la lengua y se manifiesten críticos con los gobiernos exigiendo menos regulación, más libertad de mercado y menos impuestos.

Llegados a este punto cabría plantear una critica a nuestro Gobierno actual, hay mucha gente que puede entender la necesidad de subir los impuestos para afrontar la crisis, que no nos oponemos a un incremento de la presión fiscal Sin embargo no nos gusta la propuesta del Gobierno, porque creemos justo e imprescindible, como se plantea desde los sindicatos y desde fuerzas minoritarias de la izquierda, que el incremento se efectúe, básicamente, gravando las rentas más altas, incrementando los impuestos directos, de forma que en estos momentos de crisis se incremente la presión fiscal sobre los que más tienen, sobre personas como el señor Goirigolzarri, y sobre los instrumentos financieros que tienen, como son las SICAV, para evitar su tributación. Si no resultará, que como siempre los poderosos se van a librar de pagar las crisis que provocan y encima nos darán sermones de los sacrificios que los ciudadanos hemos de hacer.