Enrico Berlinguer ( publicado en :nuevatribuna.es | Actualizado 12 Febrero 2012) En un momento como el actual en el que, aprovechando una crisis derivada de un sistema económico y social injusto, se imponen políticas económicas y sociales de una derecha, que hegemoniza el discurso político, con recetas basadas en una austeridad concebida como recorte del estado de bienestar, y frente a ello no aparecen alternativas contrapuestas y claras desde la izquierda es bueno recuperar discursos como el que a continuación reproducimos: “la austeridad es el medio de impugnar la raíz y sentar las bases para la superación de un sistema que ha entrado en una crisis estructural y de fondo, no coyuntural, y cuyas características distintivas son el derroche y el desaprovechamiento, la exaltación de los particularismos e individualismos más exacerbados, del consumismo más desenfrenado. Austeridad significa rigor, eficiencia, seriedad y también justicia; es decir, lo contrario de todo lo que hemos conocido y pagado hasta la presente, que nos ha conducido a la gravísima crisis.”..“abandonar la ilusión de que es posible perpetuar un tipo de desarrollo, basado en la expansión artificial del consumo individual, que es fuente de derroche y parasitismo, de privilegios y dilapidación de los recursos y desequilibrios financieros” Las frases anteriores nos parecen de plena actualidad, a pesar de que se trata de un discurso de Enrico Berlinguer en las Conclusiones ante la Convención de Intelectuales en enero de 1977. En el momento actual de plena hegemonía de la derecha en todos los campos, en un momento de crisis económica en el que parece que nadie discute la dictadura de los mercados, es bueno comprobar la actualidad de los planteamientos que dirigentes históricos de la izquierda efectuaban hace decenios y que hoy parecen plenamente vigentes. El discurso citado de Berlinguer se sitúa en una época en que la izquierda transformadora en Italia discutía la hegemonía en todos los ámbitos a la derecha y ello comportaba que también en el campo ideológico se diera una lucha clara y enfrentada por la disputa de la hegemonía social. Berlinguer heredaba la rica tradición del pensamiento de Gramsci y su concepción de la “Hegemonía” como forma de dominación ideológica e institucional. Para conquistar la hegemonía social era preciso un combate ideológico contra las clases dominantes, representantes del pensamiento capitalista, como forma para transformar la concepción del mundo y por tanto llevar a cabo la hegemonía de un nuevo bloque histórico. El concepto de “bloque histórico” de Gramsci significaba las alianzas que entorno a la clase trabajadora se debían articular por parte de diversos y amplios sectores de la sociedad a partir del convencimiento de que sus intereses inmediatos y futuros coinciden con el planteamiento ideológico que se efectuaba desde la izquierda transformadora. La lucha ideológica no se considera al margen de las luchas sociales, al contrario. En la época de Berlinguer la izquierda que éste representaba disputaba el dominio ideológico amparándose en el amplio movimiento social y sindical de los trabajadores y en su amplia visión de la necesidad de cambio compartida por las clases medias urbanas, el campesinado del sur de Italia y la practica totalidad de la intelectualidad, en todas sus facetas, filosóficas, culturales y científicas, que se veían representadas en aquel momento por el PCI. Esta etapa de la dirección de Berlinguer significa el momento culminante de la lucha por la hegemonía de la izquierda transformadora, el PCI, en Italia. Es destacable el hecho de que este partido pasó más de 30 años en la oposición sin debilitarse, al contrario, con un nivel de influencia tal, no debe olvidarse su presencia institucional en numerosas regiones y ayuntamientos, que la derecha, nacional e internacional incluso utilizó el terrorismo, blanco y negro, e incluso se planteo el golpe de estado, para impedir su ascenso. Por su parte es interesante contemplar los debates en el interno de la izquierda trasformadora, su pluralidad y la riqueza de matices de sus diversos representantes desde Amándola y Napolitano, hasta Ingrao y Cossuta, entre los que destaca la figura del propio Berlinguer. Un ejemplo significativo y culminante de esta situación de lucha por la hegemonía política y social fue el propio momento del entierro de Berlinguer La asistencia de más de un millón de personas, obreros, campesinos, estudiantes etc., del norte y del sur, grabado por los mejores directores de cine italianos de Fellini a Bertolucci, y que es fiel reflejo de la implantación y enraizamiento conseguidos. Con posterioridad a Berlinguer, la izquierda transformadora italiana inicia un declive con Ochetto y especialmente con D’Alema, el dirigente en el que la táctica se impone constantemente a la estrategia, que les lleva a la inoperancia actual. |
Antonio Gramsci Romanzo "Novecento" |
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