nuevatribuna.es | 24.12.2010
Catalunya ha sido durante muchas décadas una sociedad cohesionada. A pesar de las oleadas emigratorias procedentes de otras comunidades de España, la cohesión social se mantuvo, pese a vivir en situaciones muy especiales como fue la falta de democracia bajo el franquismo.
Es evidente que en todo ello tuvo un papel relevante el PSUC, el partido hegemónico en la clandestinidad que en su enraizamiento entre las clases trabajadoras y culturales supo ligar la lucha por las libertades democráticas y por el reconocimiento nacional de Catalunya. Fruto de ello fue el gran movimiento socio-político que alrededor de la Assemblea de Catalunya, reclamaba Libertad, Amnistía i Estatuto de Autonomía. Toda esa política de integración se resumía en la famosa frase “Es catalán todo aquel que vive y trabaja en Catalunya”, una frase que es un reflejo de la concepción ciudadana de la sociedad catalana.
Sin embargo en los últimos tiempos están emergiendo una serie de actuaciones que por motivaciones espúreas están intentando sembrar la cizaña dentro de la sociedad catalana, que podría llegar a engendrar factores de ruptura en la cohesión social.
La problemática de la lengua
En Catalunya no hay ni ha habido un problema con la lengua. No hay ni ha habido un problema en la utilización de la lengua ni catalana ni castellana, sino que la convivencia ha sido y es muy normalizada. Sin embargo en los últimos tiempos hay quien está intentando llevar a la sociedad catalana, una polémica y unos planteamientos nacidos fuera de la sociedad catalana. Me refiero a la supuesta persecución del castellano. En Catalunya el castellano no es una lengua en regresión, al contrario. La mayoría de los medios de comunicación son en lengua castellana, y ésta tiene una presencia como mínimo igualitaria con el catalán en cuanto a lengua de relación social.
La política de inmersión lingüística, en el terreno educativo, aprobada en su momento hace muchos años, ha sido un intento de evitar la marginalidad del catalán, derivada de cuarenta años de persecución. Y la inmersión lingüística en la escuela ha sido un éxito educativo y social reconocido en el ámbito de la Unión Europea. Se ha potenciado el catalán pero no ha sido a costa del castellano. Los estudiantes catalanes tienen un nivel de conocimiento del castellano equivalente al del resto de las comunidades autónomas españolas. Sin embargo hay quien quiere crear un problema.
Primero fueron gentes ajenas a la sociedad catalana, la crítica a la supuesta marginación del catalán se oía sólo fuera de Catalunya. Sin embargo en los últimos tiempos se han introducido opciones políticas que consideran que pueden tener una presencia política haciendo causa del enfrentamiento social por motivos de lengua u origen. Fue en primer lugar Ciutadans y recientemente el PP ha visto una fuente de posibles votos en el enfrentamiento lingüístico. Un ejemplo ilustrativo. En el Parlamento catalán siempre se ha utilizado como lengua de debate político el catalán, y esto ha sido así con plena normalidad durante casi treinta años. Esta es una diferencia sustancial por ejemplo con el Parlamento del País Vasco. Pero como aquí todo el mundo habla o como mínimo entiende el catalán la normalidad parlamentaria era un hecho. En la última legislatura Ciutadans comenzó a utilizar el castellano en la cámara parlamentaria, de forma forzada y haciendo discursos en los dos idiomas, en muchas ocasiones la mitad del discurso en cada uno. El caso no tendría más importancia que su exigua representación. Pero en esta legislatura la Presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez Camacho se ha apuntado al carro de Ciutadans, introduciendo, de forma forzada, una problemática de lengua donde no la había.
Parece que el nuevo “lerrouxismo” quiere instalarse en la sociedad catalana, a partir de crear un falso problema, pero que si se insiste y tiene contrapartes similares en el arco opuesto del Parlament como la Solidaridad por la Independencia (SI) de Joan Laporta, puede llevarnos a que al final cristalice lo que hasta ahora no existía que es un enfrentamiento entre sectores sociales castellano y catalanohablantes, y esto sería sin duda un grave peligro que se debería combatir por parte de los partidos catalanes desde CiU a ICV, pasando por ERC y el PSC. Lo peor que pudiera ocurrir es que ERC se decantara por un populismo catalanista para combatir a SI, y el PSC, ante su derrota electoral, optara por competir con el PP y Ciutadans. Ello llevaría al fracaso a aquella concepción hegemónica que impulsada por el PSUC ha sido heredada por todo el catalanismo democrático hasta nuestros días.
La lengua no es ni ha sido un problema en Catalunya. La población, en especial las nuevas generaciones hablan tanto una como la otra lengua. Y el mejor ejemplo de que la lengua no es un problema lo vemos en los hijos de los nuevos emigrantes, estos no sólo hablan los dos idiomas oficiales, sino que en muchas ocasiones, especialmente los magrebíes o los subsaharianos hablan tres o cuatro lenguas. Los hijos de magrebíes por ejemplo es frecuente que hablen, el catalán, el castellano y el árabe o el amazig y el francés, sirviendo en muchos casos de ocasionales traductores a sus padres. Este si que es un buen ejemplo frente a los retrógrados que pretenden enfrentamientos lingüísticos.
En la segunda parte de este tema, en un próximo artículo, entraré a analizar el otro peligro de la ruptura de la cohesión, el referido a la situación derivada de la nueva emigración.
Sin embargo en los últimos tiempos están emergiendo una serie de actuaciones que por motivaciones espúreas están intentando sembrar la cizaña dentro de la sociedad catalana, que podría llegar a engendrar factores de ruptura en la cohesión social.
La problemática de la lengua
En Catalunya no hay ni ha habido un problema con la lengua. No hay ni ha habido un problema en la utilización de la lengua ni catalana ni castellana, sino que la convivencia ha sido y es muy normalizada. Sin embargo en los últimos tiempos hay quien está intentando llevar a la sociedad catalana, una polémica y unos planteamientos nacidos fuera de la sociedad catalana. Me refiero a la supuesta persecución del castellano. En Catalunya el castellano no es una lengua en regresión, al contrario. La mayoría de los medios de comunicación son en lengua castellana, y ésta tiene una presencia como mínimo igualitaria con el catalán en cuanto a lengua de relación social.
La política de inmersión lingüística, en el terreno educativo, aprobada en su momento hace muchos años, ha sido un intento de evitar la marginalidad del catalán, derivada de cuarenta años de persecución. Y la inmersión lingüística en la escuela ha sido un éxito educativo y social reconocido en el ámbito de la Unión Europea. Se ha potenciado el catalán pero no ha sido a costa del castellano. Los estudiantes catalanes tienen un nivel de conocimiento del castellano equivalente al del resto de las comunidades autónomas españolas. Sin embargo hay quien quiere crear un problema.
Primero fueron gentes ajenas a la sociedad catalana, la crítica a la supuesta marginación del catalán se oía sólo fuera de Catalunya. Sin embargo en los últimos tiempos se han introducido opciones políticas que consideran que pueden tener una presencia política haciendo causa del enfrentamiento social por motivos de lengua u origen. Fue en primer lugar Ciutadans y recientemente el PP ha visto una fuente de posibles votos en el enfrentamiento lingüístico. Un ejemplo ilustrativo. En el Parlamento catalán siempre se ha utilizado como lengua de debate político el catalán, y esto ha sido así con plena normalidad durante casi treinta años. Esta es una diferencia sustancial por ejemplo con el Parlamento del País Vasco. Pero como aquí todo el mundo habla o como mínimo entiende el catalán la normalidad parlamentaria era un hecho. En la última legislatura Ciutadans comenzó a utilizar el castellano en la cámara parlamentaria, de forma forzada y haciendo discursos en los dos idiomas, en muchas ocasiones la mitad del discurso en cada uno. El caso no tendría más importancia que su exigua representación. Pero en esta legislatura la Presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez Camacho se ha apuntado al carro de Ciutadans, introduciendo, de forma forzada, una problemática de lengua donde no la había.
Parece que el nuevo “lerrouxismo” quiere instalarse en la sociedad catalana, a partir de crear un falso problema, pero que si se insiste y tiene contrapartes similares en el arco opuesto del Parlament como la Solidaridad por la Independencia (SI) de Joan Laporta, puede llevarnos a que al final cristalice lo que hasta ahora no existía que es un enfrentamiento entre sectores sociales castellano y catalanohablantes, y esto sería sin duda un grave peligro que se debería combatir por parte de los partidos catalanes desde CiU a ICV, pasando por ERC y el PSC. Lo peor que pudiera ocurrir es que ERC se decantara por un populismo catalanista para combatir a SI, y el PSC, ante su derrota electoral, optara por competir con el PP y Ciutadans. Ello llevaría al fracaso a aquella concepción hegemónica que impulsada por el PSUC ha sido heredada por todo el catalanismo democrático hasta nuestros días.
La lengua no es ni ha sido un problema en Catalunya. La población, en especial las nuevas generaciones hablan tanto una como la otra lengua. Y el mejor ejemplo de que la lengua no es un problema lo vemos en los hijos de los nuevos emigrantes, estos no sólo hablan los dos idiomas oficiales, sino que en muchas ocasiones, especialmente los magrebíes o los subsaharianos hablan tres o cuatro lenguas. Los hijos de magrebíes por ejemplo es frecuente que hablen, el catalán, el castellano y el árabe o el amazig y el francés, sirviendo en muchos casos de ocasionales traductores a sus padres. Este si que es un buen ejemplo frente a los retrógrados que pretenden enfrentamientos lingüísticos.
En la segunda parte de este tema, en un próximo artículo, entraré a analizar el otro peligro de la ruptura de la cohesión, el referido a la situación derivada de la nueva emigración.
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