Las graves consecuencias de una sentencia negativa del Constitucional al Estatut de Catalunya
NUEVATRIBUNA.ES - 12.4.2010
Que según el Tribunal Constitucional, cuestionado hoy en día en su propia legitimidad, se dictamine que el redactado del Estatut no cabe en la Constitución supondría lo mismo que decir que el pensamiento mayoritario de los catalanes no cabe en dicha Constitución.
Es posible que en la presente semana, después de cuatro años, pueda dictarse la sentencia del Tribunal Constitucional ante el recurso presentado por el PP y el Defensor del Pueblo, Sr. Múgica, contra el Estatut de Catalunya aprobado por el Parlament de Catalunya, las Cortes Generales de España y ratificado en referéndum por los ciudadanos de Catalunya
Al margen de otras consideraciones es evidente que una sentencia negativa o de recorte en los aspectos básicos del Estatut tendrá graves repercusiones políticas, y queremos centrarnos especialmente en lo referente a las relaciones Catalunya-España.
El Estatut es la propuesta y la apuesta política de quienes desde Catalunya quieren mantener unas relaciones de integración dentro de un Estado español plural y democrático. Es evidente que una gran mayoría del pueblo catalán da su apoyo a esta propuesta. Fuera de ella sólo quedan los partidarios de un estado centralizado, que son una reducida minoría en Catalunya y los partidarios de romper las relaciones con España, es decir los independentistas.
Si no es posible una relación política como la que se establece en el Estatut, de claro contenido federalista es evidente que se abre un abismo entre Catalunya y España. Que según el Tribunal Constitucional, cuestionado hoy en día en su propia legitimidad (ver artículo anterior “Un Tribunal Constitucional falto de legitimidad”), se dictamine que el redactado del Estatut no cabe en la Constitución supondría lo mismo que decir que el pensamiento mayoritario de los catalanes no cabe en dicha Constitución. Y eso conlleva una difícil disyuntiva: o se establece una reforma constitucional que lo permita, hoy por hoy y a la vista de la posición del PP difícil de preveer, o se abre la vía a una superación de las vías constitucionales a través del derecho a decidir del pueblo de Catalunya, es decir se abre la vida al independentismo.
Parece que fuera de Catalunya no se entienda que el grado de desafección respecto a España, el hecho de considerar que no se les comprende, crece cada día en Catalunya. Y es evidente que se da no sólo en los catalanes de rancia cuna, sino en una gran cantidad de catalanes que o proceden o son de origen de otras partes del estado.
Poca gente en Catalunya cuestiona el carácter nacional de ésta, ni el de sus símbolos nacionales, la bandera, el himno etc., y ello no cuestiona la pertenencia a España. Es precisamente al cuestionar esos símbolos y la propia concepción nacional de Catalunya cuando se está favoreciendo la ruptura. La concepción nacional de Catalunya y el carácter plurinacional de España es una concepción mayoritaria en Catalunya desde la lucha por las libertades democráticas. El grito de “Som una Nació” (Somos una Nación) fue un grito compartido por todas las fuerzas políticas de peso en Catalunya en el periodo de la transición, por tanto no es nada nuevo.
Como dice, acertadamente, Santiago Carrillo en la constitución se utilizó el eufemismo nacionalidades para evitar la mención naciones que incomodaba a los entonces poderes fácticos. Lo que no es admisible es que ahora décadas después de aquellos tiempos no sólo no hayamos avanzado en que las cosas se llamen por su nombre sino que hemos sufrido un lamentable retroceso.
Y retroceso es desde Catalunya comprobar que hoy en día es cada vez más difícil la relación con los sectores progresistas del Estado. Que donde antes había complicidad haya ahora el vacío, con excepciones como la ya citada de Carrillo o Herrero de Miñón. Que no se atreva nadie a pugnar contra la concepción hegemónica y unitarista de la derecha que cada vez se muestra más rancia y lanzada a la ofensiva. La izquierda y los sectores progresistas españoles parece que piensen que para defender su permanencia no pueden oponerse a los elementos hegemónicos de la ideología y de la ofensiva de la derecha, desde su concepción del Estado, hasta su dominio de la justicia y tantos otros aspectos.
Simplemente quisiera finalizar diciendo que el prólogo del Estatut determina que una amplia mayoría del pueblo de Catalunya a través de su Parlamento tiene una concepción de Catalunya como nación. Esto es una realidad que nadie ni el Tribunal Constitucional puede cambiar y que nadie pretende que se comparta, por ello no está en los artículos del Estatut. Pero todo el mundo debe comprender que Catalunya tampoco aceptará menos y que ya sería hora que tanto desde Catalunya como desde el conjunto de España se lanzara una ofensiva para conseguir una hegemonía política e ideológica que defienda que el país se convierta en un Estado Federal. En caso contrario y frente a las tentaciones de unitarismo la puerta del independentismo será cada vez más atractiva para la sociedad catalana.
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