NUEVATRIBUNA.ES - 11.12.2009
Los hechos demuestran que ICV-EUiA es la fuerza política de izquierda dentro de la coalición de centro-izquierda y nacionalista del gobierno tripartito catalán. Y lo ha demostrado tanto en los temas en los que tiene responsabilidad propia dentro del ejecutivo catalán, como en las discrepancias que ha tenido con sus socios de gobierno...
...Entre los primeros, dos ejemplos. Uno es la actuación transparente en el ámbito de la policía autonómica con la instauración de cámaras en todas las comisarías de los Mossos d’Esquadra. A pesar de las críticas de algunos sindicatos corporativos se ha demostrado el acierto de la medida. Las cámaras salvaguardan tanto los derechos de los detenidos, como los de los propios agentes policiales. Preservan que no haya maltratos ni que haya falsas acusaciones de maltratos. La medida ha merecido ser destacada como ejemplo por Amnistía Internacional. Y se ha demostrado con esta y otras medidas que es posible hacer políticas de izquierda en departamentos conflictivos, como el de Interior, que se basen en garantizar los derechos ciudadanos de todos. Joan Saura puede estar satisfecho, y ello pese a las críticas de quien, como Cayo Lara, piensa que un socio pequeño no puede asumir responsabilidades importantes, críticas que coinciden con las que de forma continuada ha sufrido el conseller por parte de la derecha política y mediática.
Otro ejemplo se puede ver en la política de reducción de la velocidad en la entrada a las ciudades que ha conseguido el reconocimiento por parte de la Unión Europea al mejor de los 35 proyectos presentados a nivel europeo. El premio se ha concedido por lo que la medida supone de aporte a la reducción de la accidentabilidad y de impulso a la sostenibilidad ambiental. Cabe decir que este premio europeo ha sido obviado por los medios de comunicación, especialmente por “La Vanguardia” portavoz de los poderes empresariales catalanes, que llevo a cabo una virulenta campaña contra la medida i contra ICV.
En los que se refiere a las discrepancias de ICV en el seno del tripartito, éstas se deben en todos los casos a mantener coherentemente propuestas de izquierdas y ser consecuente con ellas. Tres ejemplos bastan para dejarlo claro. En primer lugar la oposición de ICV a la Ley de Educación de Catalunya. Esta ley contradice el Pacto Nacional por la Educación suscrito por el anterior gobierno tripartito de Maragall. Básicamente las diferencias de ICV y del conjunto de la comunidad educativa (sindicatos, movimientos de renovación pedagógica y Asociaciones de padres) con la ley aprobada con los votos del PSC, ERC y CiU, está en el hecho de que se mantienen las dos redes de educación la pública y la concertada con diferentes obligaciones, y esto contradice lo que se firmó en el Pacto Nacional. Para ver la contradicción basta ver el hecho de que CiU no firmó el pacto y da apoyo a la ley, y por el contrario ICV y la comunidad educativa firmó el Pacto Nacional y se opusieron a la ley, que finalmente se aprobó al haber cedido a la presión de la derecha nacionalista.
Una segunda discrepancia se dio en el tema de la ayuda a los automóviles. Todos sabemos que la ayuda estatal se circunscribía al cambio del coche antiguo por uno nuevo no contaminante. En Catalunya, sin llegar al extremo de Madrid, se amplió la ayuda a coches de gama alta y mayor contaminación. ICV se opuso a la posición de la Conselleria d’Economia, más laxa y menos ecológica, respecto a la norma estatal.
Y la tercera discrepancia, y la de mayor actualidad, es la propuesta de rebaja del Impuesto de sucesiones. La derecha, PP y CiU claman por su supresión, como ya han hecho las comunidades del PP con Madrid a la cabeza. Y ERC, que de izquierda a veces parece tener solo el nombre, se ha sumado a la fiesta pidiendo una reducción drástica, posición en la cual se encuentra muy cómodo el PSC. Por su parte ICV, se ha opuesto a esta reducción drástica y manifiesta estar por una reducción lógica, justa y progresiva del impuesto pero que se mantenga para la recaudación en los más adinerados. La propuesta de la formación ecosocialista básicamente propone una exención de pago 200.000 euros para cónyuges y de 250.000 por hijos y de 100.000 para otros descendientes. Todo ello al margen de la exención de la vivienda habitual. La posición de ICV reduce a la mitad la propuesta de ERC y PSC que establecen reducciones de hasta 500.000 euros por hijo, también al margen de la vivienda. La posición de los socios de coalición no es aceptable ni para ICV ni para los sindicatos de clase CCOO de Catalunya y UGT de Catalunya ni otras asociaciones sociales que consideran que es una rebaja exagerada y que significa en euros reducir a la mitad la mejora conseguida en la financiación autonómica y que se hace reduciendo uno de los pocos impuestos progresivos que existen, y por tanto redistributivos. Todo ello en un momento en que se precisan todos los euros posibles para ayudar a efectuar políticas que ayuden a salir de la crisis.
ICV ha sido acusada por el PSC de intransigente pues según el conseller de Economía, la diferencia es pasar del 95 por ciento de exentos al 90 por ciento, pero es evidente que ese 5% representa entre un 20 y un 30% de la recaudación. Peor ha sido la posición de ERC que ha acusado a ICV de ir contra las demandas de la sociedad (¿que sociedad?) y de ser el portavoz del “lobby sindical”, denuncia que sin duda se debe a la poca influencia del partido independentista en el seno del sindicalismo y de los trabajadores.
La conclusión cuando estamos a menos de un año de las elecciones es clara. ICV representa la conciencia y la opción de izquierdas en Catalunya, quiere la reedición de un tripartito más escorado a la izquierda, frente a la ambivalencia de sus socios de gobierno que no descartan acuerdos con las fuerzas de la derecha, en especial con CiU.
Otro ejemplo se puede ver en la política de reducción de la velocidad en la entrada a las ciudades que ha conseguido el reconocimiento por parte de la Unión Europea al mejor de los 35 proyectos presentados a nivel europeo. El premio se ha concedido por lo que la medida supone de aporte a la reducción de la accidentabilidad y de impulso a la sostenibilidad ambiental. Cabe decir que este premio europeo ha sido obviado por los medios de comunicación, especialmente por “La Vanguardia” portavoz de los poderes empresariales catalanes, que llevo a cabo una virulenta campaña contra la medida i contra ICV.
En los que se refiere a las discrepancias de ICV en el seno del tripartito, éstas se deben en todos los casos a mantener coherentemente propuestas de izquierdas y ser consecuente con ellas. Tres ejemplos bastan para dejarlo claro. En primer lugar la oposición de ICV a la Ley de Educación de Catalunya. Esta ley contradice el Pacto Nacional por la Educación suscrito por el anterior gobierno tripartito de Maragall. Básicamente las diferencias de ICV y del conjunto de la comunidad educativa (sindicatos, movimientos de renovación pedagógica y Asociaciones de padres) con la ley aprobada con los votos del PSC, ERC y CiU, está en el hecho de que se mantienen las dos redes de educación la pública y la concertada con diferentes obligaciones, y esto contradice lo que se firmó en el Pacto Nacional. Para ver la contradicción basta ver el hecho de que CiU no firmó el pacto y da apoyo a la ley, y por el contrario ICV y la comunidad educativa firmó el Pacto Nacional y se opusieron a la ley, que finalmente se aprobó al haber cedido a la presión de la derecha nacionalista.
Una segunda discrepancia se dio en el tema de la ayuda a los automóviles. Todos sabemos que la ayuda estatal se circunscribía al cambio del coche antiguo por uno nuevo no contaminante. En Catalunya, sin llegar al extremo de Madrid, se amplió la ayuda a coches de gama alta y mayor contaminación. ICV se opuso a la posición de la Conselleria d’Economia, más laxa y menos ecológica, respecto a la norma estatal.
Y la tercera discrepancia, y la de mayor actualidad, es la propuesta de rebaja del Impuesto de sucesiones. La derecha, PP y CiU claman por su supresión, como ya han hecho las comunidades del PP con Madrid a la cabeza. Y ERC, que de izquierda a veces parece tener solo el nombre, se ha sumado a la fiesta pidiendo una reducción drástica, posición en la cual se encuentra muy cómodo el PSC. Por su parte ICV, se ha opuesto a esta reducción drástica y manifiesta estar por una reducción lógica, justa y progresiva del impuesto pero que se mantenga para la recaudación en los más adinerados. La propuesta de la formación ecosocialista básicamente propone una exención de pago 200.000 euros para cónyuges y de 250.000 por hijos y de 100.000 para otros descendientes. Todo ello al margen de la exención de la vivienda habitual. La posición de ICV reduce a la mitad la propuesta de ERC y PSC que establecen reducciones de hasta 500.000 euros por hijo, también al margen de la vivienda. La posición de los socios de coalición no es aceptable ni para ICV ni para los sindicatos de clase CCOO de Catalunya y UGT de Catalunya ni otras asociaciones sociales que consideran que es una rebaja exagerada y que significa en euros reducir a la mitad la mejora conseguida en la financiación autonómica y que se hace reduciendo uno de los pocos impuestos progresivos que existen, y por tanto redistributivos. Todo ello en un momento en que se precisan todos los euros posibles para ayudar a efectuar políticas que ayuden a salir de la crisis.
ICV ha sido acusada por el PSC de intransigente pues según el conseller de Economía, la diferencia es pasar del 95 por ciento de exentos al 90 por ciento, pero es evidente que ese 5% representa entre un 20 y un 30% de la recaudación. Peor ha sido la posición de ERC que ha acusado a ICV de ir contra las demandas de la sociedad (¿que sociedad?) y de ser el portavoz del “lobby sindical”, denuncia que sin duda se debe a la poca influencia del partido independentista en el seno del sindicalismo y de los trabajadores.
La conclusión cuando estamos a menos de un año de las elecciones es clara. ICV representa la conciencia y la opción de izquierdas en Catalunya, quiere la reedición de un tripartito más escorado a la izquierda, frente a la ambivalencia de sus socios de gobierno que no descartan acuerdos con las fuerzas de la derecha, en especial con CiU.
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