NUEVATRIBUNA.ES - 1.10.2009
No nos gusta la propuesta del Gobierno, porque creemos justo e imprescindible, como se plantea desde los sindicatos y desde fuerzas minoritarias de la izquierda, que el incremento se efectúe, básicamente, gravando las rentas más altas, incrementando los impuestos directos, de forma que en estos momentos de crisis se incremente la presión fiscal sobre los que más tienen, sobre personas como el señor Goirigolzarri, y sobre sus instrumentos financieros, como son las SICAV.
La mayor lección de esta crisis debería ser haber puesto al descubierto el fariseísmo de los poderosos, el típico esquema de vicios privados y publicas virtudes. Aquellos que públicamente siempre apuestan por la necesidad de recortar el gasto público en todos los aspectos, son los que por su parte tienen un afán desmesurado e insaciable de acumular riquezas privadas.
Esta situación no es nueva y desde la explosión de la crisis lo hemos visto reflejado en numerosos casos de los multimillonarios sueldos de los responsables de las mismas.
Este miércoles hemos visto un ejemplo claro en nuestro país, al hacerse pública la jubilación anticipada del hasta ahora Consejero delegado del BBVA, Sr. Goirigolzarri. Este señor se jubila, o lo jubilan, a los 55 años, con una pensión anual de 3,3 millones de euros, (la media que cobraba bruta anual en activo era de 4,3 millones.
El caso nos sirve de ejemplo en múltiples aspectos. En primer lugar nos da una idea de cual es el importe de los sueldos que cobran los altos directivos de nuestras más importantes entidades financieras, sin ningún sonrojo por cierto.
En segundo lugar y de forma paralela, nos permite tener una mejor perspectiva, y poner en su lugar a los personajes, cuando desde las esferas patronales, entre ellas la bancaria, se exigen sacrificios salariales y reformas laborales para hacer más competitiva nuestra economía.
Cabe distinguir que ellos están al margen de todas las recetas que plantean ya que habitan en otro mundo. Para ellos no hay contención salarial y no se ven afectados cuando se plantean, especialmente desde la patronal, la necesidad de reformar la protección social o de alargar la edad de jubilación.
Es evidente que los sacrificios y las crisis no llegan a esos niveles, lo cual no les es óbice para que no se muerdan la lengua y se manifiesten críticos con los gobiernos exigiendo menos regulación, más libertad de mercado y menos impuestos.
Llegados a este punto cabría plantear una critica a nuestro Gobierno actual, hay mucha gente que puede entender la necesidad de subir los impuestos para afrontar la crisis, que no nos oponemos a un incremento de la presión fiscal Sin embargo no nos gusta la propuesta del Gobierno, porque creemos justo e imprescindible, como se plantea desde los sindicatos y desde fuerzas minoritarias de la izquierda, que el incremento se efectúe, básicamente, gravando las rentas más altas, incrementando los impuestos directos, de forma que en estos momentos de crisis se incremente la presión fiscal sobre los que más tienen, sobre personas como el señor Goirigolzarri, y sobre los instrumentos financieros que tienen, como son las SICAV, para evitar su tributación. Si no resultará, que como siempre los poderosos se van a librar de pagar las crisis que provocan y encima nos darán sermones de los sacrificios que los ciudadanos hemos de hacer.
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