Isidre Fainé: President de "laCaixa" |
17 Enero 2012
El rumor que ya había comentado en artículos anteriores (ver: Un banco malo al servicio de quien: ¿Bankia-Rato? parece haber tomado consistencia después del artículo publicado en el domingo día 15 de enero por Manel Perez en La Vanguardia. Cabe destacar el acceso demostrado a fuentes directas de las más altas instancias tanto de La Caixa como de la Administración catalana y estatal del periodista citado.
La realidad es clara, para el PP la situación de Bankia es una problemática que precisa solventar. La presencia de Rato al frente de la entidad crea una implicación directa tanto del partido del gobierno como de éste y su Presidente.
Actualmente Bankia es la principal entidad financiera con problemas. La propia operación de concentración de cajas en esa entidad ha sido cuestionada en su propia racionalidad. Ha sido como sumar entidades cojas, para hacer una entidad coja más grande. La exposición inmobiliaria de Caja Madrid ya era de por si considerable y a eso se sumó la de la segunda entidad fusionada, Bancaja, que como todas las valencianas, estaba en una situación delicada y con otra enorme exposición inmobiliaria. Asimismo la propia situación de la multifusión es complicada en cuanto a la necesidad de una dirección competente y una armonización de los diversos integrantes. Y Rato será una personalidad reconocida (?) en el ámbito financiero pero no es evidentemente ni un gerente ni un experimentado conocedor del sector. Evidentemente Rato, Bankia y el PP tienen un problema al que hay que dar una solución y que ésta sea impactante y de trascendencia.
La situación de CaixaBank es la antítesis de Bankia. Una situación solvente en la actual situación del sector, con una dirección experimentada y con un Presidente Isidro Fainé que es un gran conocedor del sector y que actualmente ocupa el cargo de Presidente de la CECA.
Por otra parte nadie en los ámbitos financieros desconoce el interés y la ambición del Presidente de “la Caixa” por llegar a liderar una entidad que hable de tú a tú al Santander y al BBVA. El fue el principal soporte del anterior gobierno para llevar adelante la modificación de la legislación de Cajas y que bajo la apariencia de su actualización, y aprovechando la crisis, ha comportado la práctica liquidación del sector. Ello conlleva que subjetivamente crea que se le debe un favor por los servicios cumplidos y que con la fusión con Bankia se verían sobradamente recompensados. A todo esto se une la vinculación y el “feeling”personal entre Rato y Fainé. Al abandonar precipitadamente la dirección del FMI, Rato halló acomodo, entre otros, de la mano de Fainé en el Consejo de Caixabank entonces “holding” de empresas de “la Caixa”, desde donde ayudó a catapultarlo a la presidencia de Caja Madrid y posteriormente de Bankia.
La Generalitat de Catalunya parece que no está en disposición de hacer otra cosa que manifestar su conformidad. A pesar de que se trata de la última Caja que se mantenía bajo sus competencias. Entre otras cosas porque la dependencia del PP y del Gobierno del Estado por parte de Mas y la Generalitat es importante y que por otra parte, como ya se decía en tiempos de Jordi Pujol, el peso y el poder de “la Caixa” es mayor que el del propio Govern de la Generalitat.
Ante todo esto se abren varios interrogantes:
1.- Es evidente que Fainé no aceptará una fusión que no comporte compensaciones especialmente por lo que respecta a las deficiencias y handicaps de fusionarse con Bankia. Si no hay “banco malo” habrá “banco malo bis” a través de ayudas y posibles esquemas de protección de activos como se hizo en el caso de la absorción de la CAM por el Banco de Sabadell. Las fuentes ya sitúan en unos 25.000 millones el posible coste de la operación. ¿Es esto presentable en la actual situación de recortes?
2.- ¿Como se solventará la cuestión política de lavar la cara a la Generalitat de Catalunya por la pérdida de su entidad financiera señera? ¿Cómo podrá explicar el Govern de Artur Mas una fusión en la que la cúpula de la nueva entidad estará previsiblemente en manos mayoritariamente de personalidades vinculadas al PP y al Opus Dei? ¿Cargará Mas en su currículum político con la desaparición para Catalunya de “la Caixa” similar al que tuvo Pujol con la de Banca Catalana?
3.- ¿Qué coste en recursos humanos va a tener como consecuencia la fusión de dos entidades ya de por si grandes? Las primeras aproximaciones hablan de un sobrante mínimo de unos 10.000 trabajadores. ¿Es eso socialmente aceptable?
4.- ¿Nadie tendrá nada que decir ante la desaparición de la más importante y una de las únicas Cajas de Ahorros que hasta ahora continuaba ejerciendo el control sobre la entidad financiera que de forma indirecta ejercía su función?
5.- ¿Alguien asegurará que la nueva entidad no sufrirá por parte de los gobernantes del PP un asalto similar al que se efectuó en la Comunidad Valenciana sobre las cajas por parte de la Generalitat Valenciana con el desenlace que todos conocemos?
6.- ¿Quién nos asegura que la sociedad resultante será una entidad de solvencia contrastable, que no será una nueva huida hacia delante? ¿Quién asegura que se mantendrá la función social que la Caixa ha venido defendiendo como el alma de la antigua caja y del nuevo Caixabank?
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