| 15 Abril 2011 -
Una vez pasados los cien días del Gobierno de Artur Mas al frente de la Generalitat es un buen momento para hacer un primer balance sobre las impresiones que desprende. Cabe distinguir de forma clara el ruido mediático establecido por el Gobierno y la realidad de sus objetivos, “las nueces” de su política. Pues en gran medida el ruido o la propaganda tratan de esconder, a pesar de que no lo consigue la realidad de su actuación.
Los consejeros, y no sólo ellos, también el secretario del consejo, el portavoz del Govern, el portavoz de Convergència, el de Unió, y especialmente, por encima de todos el “superconsejero en la sombra” Duran Lleida (un no conseller pero que asiste de vez en cuando al Consell de Govern), parecen ir cada uno por su lado sin la mínima coordinación que se supone de un gobierno serio, como el que se trató de publicitar en su inicio.
La política real de Más, “sus nueces”, se basan en una opción claramente conservadora y neoliberal en todos sus ámbitos, tratando de afrontar la crisis a partir de recortes indiscriminados, el no priorizar y generalizar las medidas ya son en sí una opción política, que afectan de forma sustancial a las bases de los derechos sociales del estado de bienestar de la sociedad catalana, especialmente en sanidad y enseñanza públicas y en servicios sociales. Junto a estas políticas, en otros ámbitos, se trata de eliminar todos los rasgos de iniciativas simbólicas llevadas a cabo por el anterior gobierno de izquierdas. En este sentido es clara la propia eliminación de la Consejería de Medio Ambiente, o la eliminación de todas las medidas que han podido en la Consejería de Interior, eliminación del límite de los 80 Km./hora en la entrada a Barcelona, la eliminación del Código ético de la Policía autonómica; así como la práctica congelación (supresión) del Memorial Democrático, hoy en día cerrado; la eliminación del Programa Integral contra la Violencia de Género; acabar con el plazo máximo para lasa listas de espera en la sanidad pública; etc. Junto a estas medidas anuncios,“ruidos”, diversos para confundir al personal como la “tolerancia cero” frente a los grupos antisistema ( lo que da a entender que antes había tolerancia); la pretensión de establecer un carnet de ciudadanía para emigrantes para garantizar la renovación de permisos de residencia, donde se daría especial relevancia al conocimiento del catalán, (pese a que la renovación es competencia del gobierno del estado); la especulación sobre el uso del uniforme en los colegios etc. Así ha sido normal levantarnos cada día con una ocurrencia u otra por parte de algún miembro del Govern que después, en muchas ocasiones, han quedado en nada.
Hasta el momento el Govern sólo ha tomado dos decisiones reales, además de las relacionadas con la eliminación de medidas del anterior gobierno en la consejería de Interior por parte del “talibán” Felip Puig, ya que todos suponemos que no piensa concretar su política hasta después de las municipales, suponemos que para que el personal no se asuste. Por ello el Presupuesto, donde han de concretarse las medidas no se verá hasta el mes de Junio. Las dos medidas que si se han acordado ya son: a) la emisión de bonos por parte de la Generalitat, para su compra por la ciudadanía, a este respecto cabe recordar que CiU criticó la misma medida tomada por el anterior gobierno, los nuevos bonos sólo se diferencian en que dan un menor interés al comprador, pese a que actualmente los tipos de interés han subido de forma generalizada; b) la otra medida ha sido la eliminación del Impuesto de Sucesiones actualmente existente y que sólo afectaba al 6% de los catalanes más ricos. Esta gran noticia, regresiva y antidistributiva, se hizo pública para celebrar los primeros cien días de gobierno, y el propio Artur Mas dejó claro que con ella se iba más allá que lo que habían hecho otras comunidades como Valencia y Madrid. Sólo le faltó decir “Somos más de derechas que el PP”.
Cabe decir que Mas justifico la rebaja del Impuesto de Sucesiones por el hecho de ser una promesa electoral. Cabría decir que hay de las promesas electorales de no rebajar el presupuesto de sanidad ni de educación, como mínimo en los dos primeros años, ni de rebajar el número de médicos, maestros ni “mossos d’esquadra”. Parece que las promesas que afectan a los más ricos tienen más peso en el President Mas que las que afectan al conjunto de la sociedad.
Junto a la rebaja de este impuesto, y fruto de los reiterados anuncios de los consellers, especialmente del de Sanidad, y también de la de Enseñanza, se ha instalado en la sociedad el convencimiento de que la voluntad de este gobierno es la de recortar, recortar y recortar, para hacer frente a la necesidad de reducir el gasto. No deja de ser sorprendente la coincidencia en el tiempo del anuncio de recortes sociales con la rebaja de impuestos a los más ricos. Es una pequeña contradicción, ¿o no es tal? A tal nivel han llegado estos anuncios de recortes, en especial en el campo de la sanidad, cierre de plantas y camas hospitalarias, cierre de quirófanos, no renovación de contratos, no sustitución de vacaciones etc., que han provocado un estado de una cierta alarma social. El conjunto del sector sanitario, incluyendo los médicos, hasta el propio presidente del consejo asesor de sanidad nombrado por el Govern, se han posicionado claramente en contra y ha dado lugar a un sentimiento creciente de rechazo social. Todo ello parece haber comenzado a preocupar al President Mas, así en la entrevista que concedió, a la televisión pública catalana, corrigió a la entrevistadora planteándole que no hablara de “recortes”, diciendo que era una palabra que sonaba muy fea, y que la sustituyera por “ahorro”.
Pero las “nueces” de la política real de Mas son estas. La política del Gobierno de CiU es la de aprovechar la crisis para dar un fuerte hachazo a los servicios públicos, que según el propio portavoz de Convergencia, Oriol Pujol, deberían garantizar unos servicios básicos (esenciales), mientras se potencian los servicios privados o concertados para quien pueda pagarlos. Es decir, una política de abrir la brecha social entre quien pueda y quien no, a estos últimos se les garantizan servicios sanitarios o escolares de, llamémosle, beneficencia. Un ejemplo claro de esta política es la actuación de la conselleria de Ensenyament, que mientras anuncia el recorte de un 20% de los gastos generales de las escuelas públicas, ofrece nuevas líneas de concierto a unas escuelas privadas del Opus que segregan a los alumnos por sexos, y en zonas que la propia inspección de la conselleria manifiesta que existe superávit de plazas en las escuelas públicas.
Como estas políticas se está generando, y puede ir a más, un clima de insatisfacción social que puede conllevar conflicto social, Es por todo ello que el President Mas se dedica a sembrar “ruidos” que aparten de primera página mediática su verdadera política. Este significado y no otro tienen sus actuaciones, como la Cumbre con los dirigentes políticos, sociales y empresariales que finalizó únicamente con una foto de autosatisfacción del President Mas, y sin otro fruto que tratar de hacer llegar un mensaje de voluntad de diálogo con el resto de agentes políticos y sociales, diálogo realmente inexistente y totalmente virtual. Otros “ruidos” similares es el responsabilizar al anterior gobierno de todos los males existentes y no existentes, y junto a ello la culpabilización del Gobierno del Estado que parece que todo lo hace para ir contra Catalunya y su Govern. Es en este sentido de crear “ruidos” que desvíen la atención de las “nueces” de su política que Artur Mas va creando nuevos objetivos a medio plazo como el nuevo Pacto Fiscal a plantear al futuro gobierno que salga de las elecciones del 2012; o envolverse en banderas soberanistas votando “SI” a media luz en las consultas por la independencia un día, pese a que a los dos días, contradictoriamente, les dará la espalda en el Parlament “porque no es el momento, ni estaba en el programa electoral”. “Ruido” y más “ruido”, contradicciones aparentes, actuaciones de cara a la galería que le permitan pasar el tiempo y especialmente las elecciones municipales, y esperar a ver si un futuro gobierno del PP no tiene mayoría y le necesita. Y mientras, intentar recoger las “nueces” de la aplicación de su política privatizadora y recortadora de los derechos y servicios públicos.
Pero lamentablemente para Artur Mas, poco a poco, y a pesar del estado precario en que se encuentra buena parte de la oposición de izquierdas, especialmente el PSC , y ERC que no parece saber a que jugar, la izquierda social comienza a moverse e intenta aglutinar de una forma amplia a la ciudadanía. Después de unas primeras movilizaciones en diversos centros, especialmente hospitalarios, hoy, 14 de abril se ha efectuado la primera gran movilización con una concentración general, con miles trabajadores públicos, en defensa de los servicios públicos, que ha desbordado ampliamente la Plaça de Sant Jaume, ante el Palau de la Generalitat.. Esta no es más que el inicio una campaña que diversas organizaciones de diversa índole, sindical, vecinal, social, profesional etc., quiere llevar a termino una fuerte movilización y concienciación social que culmine en una gran manifestación social, sindical y ciudadana, el 14 de mayo, “en defensa de los Servicios Públicos y Sociales, de los Derechos de los Ciudadanos y del Estado del Bienestar”
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